Estamos
ya de los “Mercados” y de los políticos hasta el moño, aunque mucha culpa
del stress que padecemos la tienen también los medios de comunicación que no
paran de bombardear a la gente cada día, cada día, con titulares alarmantes: ¡AL BORDE DEL
ABISMO! ¡DEBACLE DEL IBEX! ¡ESPAÑA VA A SER RESCATADA!... la m…que los parió.
¡Ya está bien!.
Algo de
masoquistas debemos ser porque hemos querido indagar un poco para saber algo
más sobre los Mercados Financieros, aún a sabiendas que nos íbamos cabrear,
como así ha sido, pero que le vamos a hacer. “Attac España” tiene publicado un
artículo en Internet que consideramos bastante bueno, de donde podemos sacar
una información bastante clara sobre que son y cómo funcionan los Mercados
Financieros.
La
especulación en el Mercado de Deuda Pública.
Resulta
que por un lado tenemos la “oferta” (países) y por otro lado la “demanda”
(inversores) que se reúnen en el Mercado de Deuda Pública para negociar (como
hacían los antiguos mercaderes). Unos buscan financiación y otros la ofrecen a
cambio de un porcentaje de intereses y el compromiso de devolución del dinero
prestado. Pero resulta que como ocurre en todos los mercados, también se puede influir en él por parte de los
mercaderes para crear unas mejores condiciones.
Los
“inversores” los podemos dividir en dos: el multimillonario, el magnate que
tiene su dinero confiado a un gestor de inversión (el millonario normalmente no
interviene para nada porque se dedica a pegarse la gran vida sin importarle que
hace su agente con su dinero a quien paga estupendamente bien), y el gestor o
agente o mercader, a quien el millonario solamente le exige que saque la máxima
rentabilidad a su dinero. También puede ser que el que pone el dinero sean
grandes empresas, bancos, incluso…gobiernos de determinados países ¿porqué no?.
Aquí ocurre como en las subastas de las obras de arte: se conocen las ofertas desorbitadas
que hacen por ellas, pero nunca se sabe quien la ha comprado.
El gestor (el
mercader), hará todo lo posible para no defraudar a su cliente y moverá su
dinero de un lugar a otro de una forma segura, para generar suculentos
beneficios, caiga quien caiga y sin importarle nada ni nadie, incluido el
bienestar de millones de personas. A él le paga su cliente para que mercadee
con su dinero generando más y más. Cómo lo consiga… eso no importa.
Pero
¿cómo funciona ese sistema?. Pondremos un ejemplo: El gestor o mercader, lo primero que hace por
las mañanas es mirar los indicadores fundamentales de la economía (crecimiento,
inflación,etc.), las noticias de última hora (declaraciones de los gobiernos,
por ejemplo), las subastas de deuda pública programadas para hoy y también los
mercados secundarios de deuda pública (que son los lugares donde se compran y
venden los títulos de deuda pública por segunda y más veces) y entonces planea
la estrategia.
Como ha
de gestionar un fondo multimillonario, tiene capacidad para mover el mercado,
casi a su antojo, es decir, que su oferta de compra venta es tan cuantiosa que
él sabe que puede acaparar casi la totalidad del mercado. Si decidiera comprar
títulos de deuda pública de España, eso incrementaría la demanda y mandaría una
señal al resto de inversores: ¡Están comprando títulos de España, lo que quiere
decir que se fían de ellos y por lo tanto son seguros!. En consecuencia el
precio subiría y la rentabilidad caería. España podría conseguir dinero más
barato y pagaría menos en concepto de intereses.
Todos
los países necesitan financiarse para poder crecer y naturalmente el dinero que
le es prestado por los inversores o mercaderes lo ha de devolver con los
intereses estipulados. Lo que ocurre es que hay países que se han endeudado en
demasía (ya los conocemos, entre ellos el nuestro) y ahora se las ven negras
para poder devolver lo que les dejaron con sus intereses. Como continúan
pidiendo más, los inversores piensan: ¡ojo! que esos tienen mucha deuda que
devolver y encima derrochan el dinero que les prestamos. No lo dicen ellos, lo
advierten las famosas Agencias Calificadoras, que cobran para “vigilar” la
evolución de la situación económica de los países, entre otras cosas.
Pero
todo ello, a nuestros personajes principales (los mercaderes) les importa un
bledo, es más se aprovechan de esa circunstancia porque la incertidumbre
económica de determinados países les va de maravilla porque van a generar
cuantiosas ganancias. ¿Cómo?. Los “vampiros” (no se me ocurre llamarles de otra
forma) saben que tienen capacidad para mover el Mercado a su antojo y piensan
¿porqué voy a comprar títulos que le den poca rentabilidad a mi cliente si
puedo hacer jugarretas que le va a suponer una gran fortuna?. Y nuestro
personaje se va, por poner un ejemplo, al Mercado Secundario de Deuda Pública y
adquiere muchos bonos de ese país que tiene problemas. Pero ojo, que no se
gasta su dinero comprándolos, ¡los pide prestados! (eso funciona así). Cuando
tiene todos estos bonos va preparando el terreno para lo que se considera el
“ataque” de los mercados, lo que consigue, entre otros factores, gracias a la
publicación de rumores y exageraciones: “España va mal” “sus cuentas no salen”
“el déficit se ha disparado” “se necesitan muchos recortes de su deuda pública
para que se le pueda fiar”, etc.etc. rumores que los medios de comunicación se
encargan de difundir de la forma que nos tienen acostumbrados y cuanto más
alarmantes sean, más impacto tendrá la noticia. La verdad es que no sabemos
porque ese bombardeo sobre la bolsa si la bolsa siempre ha existido y nunca nos
habíamos enterado si subía o bajaba. Se enteraba el que quería pero ahora nos
la dan hasta en la sopa. Pero a lo que íbamos.
Cuando los medios ya se han cebado bastante con el país, en ese momento
nuestro personaje vende masivamente todos los títulos que le han prestado a un
precio, por ejemplo de 1.000 euros por título. Entonces el resto de inversores
que están observando ansiosos como carroñeros que está pasando con ese país,
ven en la pantalla lo siguiente: “Noticias de desconfianza en España han
producido un número bestial de venta de títulos de Deuda Pública”. Esos
inversores que estaban al acecho, piensan que otros mercaderes como ellos están
vendiendo títulos de Deuda Pública porque no se fían y entonces actúan todos de
igual forma. Se produce una estampida con muchas decisiones de venta que hacen
bajar los precios. Y cuando los precios han bajado mucho, aparece nuestro
“hombre” y los compra masivamente a 200 euros el título.
Consecuencia:
He vendido los títulos que pedí prestados a 1.000 euros y yo mismo los he vuelto
a comprar con mi dinero a 200 euros. Como los primeros eran prestados, tendré
que pagar un tanto en concepto de intereses a quien me lo prestó, pero habré
ganado un pastón con esta jugada, para el cerdo de mi cliente que está en
Honolulú sin enterarse de la estrategia que he empleado y las consecuencias que
para el país ello supone. El país atacado está bajo un asedio permanente de los
mercaderes carroñeros lo que supone que la prima de riesgo suba y en la próxima
subasta que haga, los inversores van a exigir mucha más rentabilidad porque en
teoría el Mercado (secundario de títulos) está reflejando que no garantiza bien
la devolución de los títulos. Es decir, que la política económica del país debe
cambiar para generar confianza a esa gentuza. Y ahí entran en juego nuestros
políticos, que se dan cuenta que con una prima de riesgo tan alta con respecto
al bono alemán, van a tener que pagar y pagar muchísimos intereses que no hacen
viable la prosperidad del país.
Y ya todos
conocemos lo que ocurre: “recortes en la administración pública (sanidad,
educación es igual de donde sea)”, “subida de impuestos”, “bajada de las
pensiones” “despidos de interinos” “bajadas de salarios de los funcionarios”…
para qué seguir.
Los
agentes financieros y las operaciones especulativas.
Como el
ejemplo que hemos puesto, el sistema financiero está repleto de estratagemas
para generar más y más dinero a los que lo prestan. Y no es para menos, puesto
que la única lógica del capital financiero (ese dinero que busca en
transformarse en más dinero) es ni más ni menos que buscar las oportunidades de
mayor rentabilidad y, si es posible, crearlas caiga quien caiga. Los especuladores son en realidad los propios
inversores o mercaderes. No son una figura distinta, ya que su lógica es lo
único que cuenta. Y como tales operan como tiburones: huelen sangre (por
ejemplo cualquier noticia real de una economía, tal como las trampas contables
de Grecia y ahora las dudas sobre la solvencia del sistema bancario español) y
atacan sin piedad extorsionando al país sin límite.
Esos
mercaderes (mal dichos mercados) operan con sus propias reglas, por supuesto
inmorales y antisociales, pues solo responden a la rentabilidad de su dinero.
Es un capitalismo de hipercompetencia donde los más listos idean lo inimaginable
para poder ganar más. Los mercados financieros no son entes abstractos como nos
hacen creer y tampoco son entidades divinas que nos dicen lo que está bien y lo
que está mal. Son simples jugadores de casino que aprovechan su inmenso poder
para hacer y deshacer en el seno de la economía mundial, sin atender las
consecuencias que de ello se pueden derivar.
Dice
“Attac” que durante más de treinta años de hegemonía del neoliberalismo que han
creado los bancos, fondos de inversión, grandes empresas, etc., se ha logrado
crear las condiciones necesarias para explotar mucho más este negocio. Han
desregulado los mercados permitiendo su expansión a todos los niveles
eliminando casi todas las normas que
limitaban diferentes prácticas y han creado productos financieros complejos con
los que seguir jugando más y más para
seguir respondiendo al mismo objetivo. La conspiraciones no hacen falta cuando
todos los inversores se aprovechan de esas situaciones en las que quien para al
final es el estado, y por ende sus gentes.
Estamos
en manos de un poder financiero que ataca a muerte a determinados países sin piedad alguna para sus gentes (de hecho
algunos autores hablan de que esto puede ser la forma de la III Guerra
Mundial). Si se piensa un poco, no es una idea tan descabellada. ¿Quién nos
dice que tras esos inversores no está un determinado país, un determinado
gobierno?. “Chi lo sa”. La cuestión es que estamos pagando los que no tenemos
ninguna culpa de nada.
¿Tiene
solución todo esto?.
Para
que se solucione de una vez por todas, es preciso que se fije una regulación de
los “Mercados”. No es posible que esa gente (los mercaderes) sin trabajar, sin
producir y sin invertir (cuando actúan incluso con fondos prestados) puedan
ganar millones y millones solamente especulando. No ven nada más que “dinero”.
Lo que les ocurra a los países “heridos” no les importa en absoluto.
Se
necesita urgentemente la regulación de los mercados financieros que son los
que, juntamente con los gobiernos, han provocado el problema social que existe
en la actualidad. Porque como bien dijo Cristina Kirchner: “Para solucionar los
problemas hay que tocar a veces intereses que son muy poderosos. Pero es mejor
enfrentarse a estos poderes poderosos pero minoritarios, antes que enfrentarse
a la furia de la sociedad”.
Si el
pueblo no tiene trabajo, si nuestros propios políticos (aquellos que les
votamos en su día ilusionados para que nos ayudaran -que ilusos-) encima se
ceban con su gente eliminado prestaciones sanitarias, deshaciendo la educación
pública, recortando y recortando derechos…entonces la gente puede comenzar a
pensar que el funcionamiento del sistema político está fallando, que ya no
sirve y más cuando ve signos de favoritismo, enchufismo y amiguismo en las
administraciones y que sus sueldos no se corresponden con los recortes que
ellos mismos nos hacen… Eso conlleva un serio peligro: que la gente comienza a
cuestionar los fundamentos de la democracia.
Hay que
cambiar nuestro modelo de sociedad, porque está demostrado que el actual
solamente funciona para el propio bienestar de unos pocos. La codicia humana ha
llegado a límites tan escandalosos que uno se queda estupefacto de lo que ve:
políticos corruptos que han sido condenados por llevarse nuestro dinero;
programas electorales de los partidos que luego no se cumplen; intentos de
colocación en la Administración de personas afines a políticos como “asesores”
con sueldos desorbitados; mentiras y más mentiras dándose las culpas unos a
otros como si al pueblo esto le importara. ¡Que lástima de país!.
Y vamos
a terminar de soliviantarnos con el artículo de Javier Fonseca publicado en el
Diario Digital “El Aguijón”. Joder, joder, joder…
Javier Fonseca.25.04.12.
Según un estudio elaborado por tres asesores de la Presidencia del Gobierno y
al que ha tenido acceso en exclusiva Diario El Aguijón, en España tenemos
445.568 políticos (ver cuadro adjunto a la noticia) trabajando en todos los niveles
de la administración, así como en todo tipo de empresas públicas o
participación de fondos públicos, fundaciones, entes, observatorios, consejos,
defensores, agencias, direcciones etc. Según el informe tenemos el doble del
porcentaje por habitante que los que tiene Italia, que se mantiene en niveles
muy parejos con los de Francia, país que siempre se ha caracterizado por su
fuerte estructura pública. Lo más sorprendente es que España tiene 300.000
políticos empleados por elección o por designación directa en todo tipo de
organismos, que Alemania, país que tiene el doble de la población española. El
estudio desvela, que el tamaño desmesurado de nuestra administración no se
encuentra distorsionado tanto entre los funcionarios que prestan servicio directo
al ciudadano (profesores, administrativos, médicos, policias etc), sino que el
mayor porcentaje de distorsión se encuentra entre los políticos que pueblan
nuestra administración.
Las comunidades autónomas y los ayuntamientos, la gran agencia de colocación
de los partidos.
El estudio desvela que la mayor cantidad de
políticos colocados en la administración, lo hacen a través de organismos
dependientes de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, y el estudio
elaborado por estos tres asesores de la Presidencia del Gobierno destaca la
fiebre colocadora en las empresas municipales de la vivienda y las empresas de
transporte municipales y la proliferación de observatorios y organismos
asesores. Precisamente el informe desvela que es bajo la llamada asesoría donde
más políticos hay contratados, señalando incluso que en muchas ocasiones se dan
casos de asesores que asesoran a otros asesores y así sucesivamente hasta en
cuatro ocasiones hasta que llega el asesoramiento a un cargo electo.
Por primera vez se desvela el número de liberados sindicales y
patronales
El informe también considera como políticos a
los liberados sindicales y patronales, y por primera vez se les pone cifras. En
el caso de las organizaciones sindicales, en España contamos con 65.130
liberados sindicales. Las patronales cuentan con 31.210 personas empleadas con
responsabilidad en la dirección política de sus organizaciones. En el informe
se especifica que el número de liberados sindicales y patronales se incluye
puesto que realizan funciones de organización política del Estado, y sus
organizaciones son sufragadas por fondos procedentes de la administración
central, las comunidades autónomas y los ayuntamientos. En este apartado no
sólo se ha incluído la representación de los sindicatos mayoritarios como CC.OO
y UGT sino que también han sido incluídos todos los sindicatos con
respresentación. Para el cálculo de estos se ha analizado las bolsas de horas
sindicales y liberados que reflejan los convenios colectivos sectoriales.
Los datos más voluminosos y algunas curiosidades del estudio
El estudio, del que Diario El Aguijón ha
extraído la tabla anexa a este artículo, refleja que el lugar donde más
políticos hay colocados es en empresas públicas o con participación pública (en
su mayoría son autonómicas y municipales) donde hay empleados la friolera de
131.250 políticos. Le siguen los ayuntamientos, que emplea directamente a 8112
alcaldes y 65.896 concejales. A continuación les siguen los sindicatos y
patronales. Entre los elementos especialmente curiosos están los cargos de
designación directa en el sistema sanitario y el sistema educativo, donde hay
empleados 8260 y 9320 políticos que realizan en su mayoría tareas de
asesoramiento, planificación y control del resto de empleados públicos. También
destacan los políticos empleados como cargos de confianza, que el informe
detalla en 40.000 subrayando el informe, que la cifra se ha disparado por la
práctica habitual de los grupos municipales y parlamentarios autonómicos a
tener un determinado número de cargos de confianza respecto a su representación
que realizan labores internas de los grupos, y que se solapan con las de los
asesores personales que a su vez tienen los políticos electos. El informe, por
tanto, pone negro sobre blanco que en España tenemos más jefes que indios.
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