jueves, 28 de julio de 2011

ALGUNAS SOCIEDADES MERCANTILES MALLORQUINAS DEL SIGLO XIX.

Vamos a terminar la mini serie que iniciamos hace algún tiempo sobre pinceladas históricas basadas en las primeras Compañías Mercantiles que se instalaron en Mallorca, relacionando algunas actividades más de las cuales encontramos algunos datos.


ALFILERES.

Hubo una S.R.C. “J.Vivé y Compañía” con domicilio en Palma (C/Misión nº 53 y 55), cuyo objeto social era la “Fabricación, expedición y venta de alfileres con cabeza de cristal, la explotación de esta industria y demás similares análogas a que puedan ser dedicadas las máquinas y útiles propios de aquélla fabricación y todas las operaciones mercantiles que convengan en el ejercicio de dicha industria”. Su capital social: 20.000’- Pesetas que aportaron por igual los 4 socios que la constituyeron el 19-09-1895 ante el Notario de Palma D.Miguel I.Font (nº 89).

La escritura nos dice que su objeto social era la “fabricación… de alfileres con cabeza de cristal” (agulles de cap negre) muy usadas en Mallorca en la antigüedad. Evidentemente la fabricación de una cosa tan sencilla como un simple alfiler, requiere una compleja maquinaria que intuimos que los socios de la Empresa “J.Vivé y Compañía” debieron comprar fuera de la isla para llevar a cabo su proyecto, aunque bien pudiera ser por el año que está constituida (1895) que la misma se construyera aquí en Mallorca ya que, como veremos en el apartado de “Fundiciones, hierro y Forja”, existían en Palma varias Empresas especializadas en la fabricación de maquinaria de muy diversa índole.

CHATARRA.

“Pablo Munné y Compañía”, fue una Sociedad Colectiva que constituyeron Pablo Munné Roig y José Ferrer Roses el 30-03-1892 ante D. M.I.Font (nº 361) con 12.500 Pesetas de capital social, con el objeto social de “Compra venta de trapos, metales viejos y cualesquiera otra clase de desperdicios”.

Entendemos que ese tipo de actividad tenía su salida y al mismo tiempo generaba negocio desde el momento sus socios deciden constituir una Compañía Mercantil para su explotación. Los metales viejos se debían vender a las fundiciones que de hecho funcionaban algunas durante esos años en nuestra ciudad y que con los trapos debían hacer lo propio con las fábricas textiles que en esa época se hallaban a pleno rendimiento en Palma cuyo ramo, el textil, llegó a ser el más importante en la actividad económica de Mallorca en el siglo XIX. La clasificación de los mismos por el tipo de tejido debía ser una labor ardua que llevaba tiempo y necesidad de personal para llevarlo a cabo. La falta de materia prima para abastecer a las empresas textiles que tenían que importarla (aunque también se llegaron a emplear los trapos para la fabricación de papel), hacía que la compra de trapos y ropa vieja estuviera bien remunerado. De ahí la constitución de este negocio.

GESTORIAS.

Si bien la palabra “Gestoría” no aparece en las escrituras que hemos encontrado, por su objeto social (el mismo en las tres) entendemos se tratan de las primeras empresas con este cometido que se constituyeron en Mallorca. El año 1895, fue el año en que esa actividad societaria comenzó a proliferar y si bien el capital social requerido para su constitución era más bien bajo, el hecho de emprender Compañías Mercantiles para llevar adelante ese tipo de negocio demuestra que su actividad era de cierta envergadura, bien por su volumen de trabajo o por el personal que precisaba para poder llevarla a cabo.

“Montaner, Canet, Serra y Meliá”, Sociedad civil con domicilio en Palma (C/Moncadas nº 17) cuyo objeto social es la “Tramitación y despachos de documentos con la mayor actividad en las oficinas públicas y particulares existentes en esta capital”. Notario R.Togores, fecha 09-04-1895 (nº 176). Capital Social: 200’-Pesetas.

“Reinés, Sáncho y Barceló”, Sociedad Civil (mismo objeto social que la anterior) y capital social 150’-Pesetas. Mismo Notario, el 12-07-1898 (nº 231).

“Montaner, Canet, Serra, Mora y Reinés”, Sociedad Civil (C/ Moncadas nº 17) cuyos socios (los mismos que constituyeron la primera mencionada, más Mora y Reinés), vuelven a constituir otra por un capital social de 250’-Pesetas ante el mismo Notario cuatro años más tarde que la primera, el 30-06-1899 (nº 273), que nos hace pensar que esa “Gestoría” fue la más importante en nuestra Capital durante ese periodo.

FUNDICIONES, HIERRO Y FORJA.

Esta actividad estuvo muy arraigada en Mallorca en la segunda mitad del siglo XIX hasta el punto que no era posible encontrar un solo pueblo que no tuviera su propia herrería. Eso sí, siempre talleres pequeños, de uso familiar, que abastecían primordialmente las necesidades del propio pueblo.

Pero también existían fábricas de utensilios especiales que se dedicaban a abastecer a toda la isla. Por ejemplo, la fábrica de cuchillos largos de mesa y cocina de LLucmajor y la de cuchillos cortos y curvos para desmochar árboles de Alaró y Sineu.

La fábrica de clavos existente en la Capital empleaba también a pocos trabajadores. Solamente en Palma se contabilizaban a finales del XIX, 49 herreros y cerrajeros. Existían también talleres de caldereros y los que fabricaban lámparas de latón y bronce así como otros utensilios de ese material.

Los herreros de los pueblos se dedicaban, como hemos dicho, a la fabricación y reparación de todo tipo de herramientas del campo: arados, azadas, picos, palas, ejes para las ruedas de los carros, engranajes, herrajes, etc.etc.

En cuanto a la orfebrería, también se observa un especial desarrollo en la segunda mitad del siglo con fábricas que producían preciosos esmaltes, sobre todo combinados con la plata.

Las fundiciones metalúrgicas para hierro, latón y bronce se hallaban ubicadas en palma y funcionaban con hornos a vapor. Fabricaban especialmente prensas para hacer aceite, hornos, todo tipo de maquinaria incluso maquinaria a vapor y también útiles para el campo. Esas empresas sí empleaban a un número más o menos elevado de trabajadores requiriéndose en algunos casos, como en la escritura que mencionamos, constituirse en Sociedad para poder llevar adelante trabajos de mayor envergadura.

La fundición de C’an Maneu merece especial atención por la envergadura que adquirió esa empresa. Comenzó su actividad en Sóller en 1826 y tres años más tarde incorporó una máquina de vapor construida en el propio taller destinada para la fundición de metales. La buena marcha del negocio hizo que en 1843 se trasladara a Palma donde Juan Oliver Rullán montó la fundición en un amplio solar situado en la parte posterior del huerto del convento de la Concepción, con acceso por el número 3 de la Calle Bonaire. La calidad de sus manufacturas y el carácter avanzado y competitivo de su tecnología le permitía exportar parte de su producción a Barcelona, Valencia y otras plazas españolas. Cuando murió Juan Oliver Rullán en 1872 se hizo cargo de la empresa su hijo Juan Oliver Castañer. Durante los treinta años que llevó la dirección de la fundición llegó a tener más de un centenar de trabajadores. Construía calderas para usos industriales y también para los vapores de diversas Navieras que tenían su sede aquí en Palma. Además de fabricar maquinaria industrial y agrícola, piezas para la marina de guerra, prensas para aceite y vino, grúas, engranajes mecánicos, etc., fabricó también las ruedas hidráulicas para la regulación de la Albufera. Pero el destino quiso que el declive de ese floreciente negocio viniese precisamente por la buena suerte. Efectivamente el gordo de la lotería de Navidad de 1902 cayó en Palma con el nº 28.038 el cual se había distribuido en su mayor parte entre los trabajadores y propietarios de C’an Maneu, lo que llevó a que muchos de sus especialistas se instalaran por su cuenta. Ello y la fuerte competencia que sobre el ramo ejercía la industria catalana, motivó que el negocio fuera cayendo poco a poco hasta llegar a desaparecer por completo durante la década de 1910.

Las sociedades “Garcías y Soler” (J.Pujol 14-03-1868), “Sans y Pieras” (J.Pujol 01-04-1868), “Garcías y Compañía” (J.Pujol 19-07-1870), “Antonio Riera y Compañía” (J.Alcover 10-10-1890), son algunos ejemplos de las compañías mercantiles que se constituyeron con objeto sociales similares de “Fundición y construcción de máquinas”.

MADERAS.

Las Sociedades localizadas tratan sobre el comercio de maderas y aserradoras. “Font y Boyeras” (C.Socías 14-01-1880), “Boyeras y Mir” (J.Palou 22-03-1888), “Jaume y Mir” (J.Alcover 28-02-1891) giraban todas ellas bajo el objeto social de “Comercio de maderas”.

Si tenemos en cuenta que en la isla las maderas autóctonas correspondían al pino, la encina, el algarrobo, el almendro y el olivo fundamentalmente y en menor cantidad el castaño, el olmo y el roble, se puede deducir que debían importarse maderas tropicales para la fabricación de muebles. La madera de cerezo, muy apreciada por su gran calidad, se importaba para la fabricación de mesas mallorquinas al igual que la madera de nogal para construir “cantaranos” fundamentalmente, al igual que la caoba para la fabricación de sillas, butacas y mesas.

El pino se empleaba en la construcción y para la fabricación de determinadas partes de barcos, al igual que la madera de roble para hacer las quadernas y la encina para las quillas y poleas. La venta de esas variedades de maderas a los distintos artesanos, propició la creación de ese tipo de industrias.

MINERÍA.

La extracción de minerales más comunes en Mallorca en el siglo XIX, eran el lignito, el plomo, el sulfuro de plomo y algo de pirita de y hierro y cobre. Pero la extracción más importante en cuanto a volumen era la de lignitos, en los predios de Binissalem, Selva, Alaró y Puigpunyent. Este material presentaba una estructura bastante homogénea aunque su empleo no se podía comparar con la hulla, que ofrecía un rendimiento casi el doble para la misma prestación de trabajo. El lignito es el carbón de peor calidad. Su uso estaba destinado casi en exclusiva para las herrerías y alimentar lasa máquinas de vapor de otros establecimientos industriales. La línea de ferrocarril de Alaró ayudó a su extracción y transporte hacia otros municipios de la isla hasta que las fábricas importantes que generaban energía quemando carbón, prefirieron importar hulla por su mayor rendimiento.

En cuanto al plomo, existían minas en Bunyola, Marratxí y Andratx mientras que el carbonato de cobre se localizaba en las laderas del Puig Major, pero en cantidad más bien escasa, por lo que los intentos de obtener cobre no tuvieron éxito.

En cuanto a escrituras de constitución de sociedades para “La explotación de minas”, podemos citar la de “Explotación de la mina Esperanza” (03-06-1873 M.I.Font), “Conciliación Minera” (24-04-1874 G.Estelrich), “El Porvenir” (02-02-1879 J.Palou) y “Minas Metalíferas de Mallorca” (17.04-1885 J.Palou), entre otras.

PAPEL.

En el siglo XIX existían varias fábricas de papel en la isla de Mallorca. Algunas que producían exclusivamente papel de estraza, estaban ubicadas en Esporles y Puigpunyent.

Una fábrica de papel continuo como constituyó la Sociedad “Miguel Jaume y Compañía” el 18-02-186 ante el Notario de Palma Pedro J.Bonet, requería una considerable infraestructura para poder ubicar todos los elementos precisos para la fabricación de papel, como la caldera para alimentar la máquina de vapor de la industria con la correspondiente chimenea de obra de gran tamaño, además de las dependencias precisas para secar el papel y almacenas los demás materiales.

PETRÓLEO Y DERIVADOS.

El petróleo comenzó en el último tercio del siglo XIX a hacerse con el mercado mundial de energía y la sociedad que localizamos de 1869, demuestra la precocidad de los emprendedores mallorquines que montaron su negocio “al por mayor” por lo que debían importar el crudo en barcos con cubas construidas ya especialmente para ello, destinado al consumo de la industria isleña, único ramo que se nos ocurre podía interesar el combustible al por mayor.

También debían proveer a los comercios de droguería al disponer su objeto social que “disponían de 139 cajas con 4 latas cada una”, para la fabricación de pinturas y sus derivados y también para el uso doméstico de lámparas de petróleo que comenzaron a usarse en la época.

“Salas y Estades” (C.Socias 31-12-1869) y “Compañía Industrial y Mercantil de Mallorca” (07-05-1880 M.I.Font).

PUBLICIDAD.

Una Sociedad se constituyó el 20-12-1883 ante el Notario de Palma Gaspar Sancho, con el objeto social de “Difusión del pensamiento humano por cualquier medio gráfico, el planteamiento de las industrias necesarias y similares y la ejecución de cualquier otro no prohibido por la ley”. Se denominaba “Publicidad Balearica”.

La publicidad moderna comenzó a finales de la década de 1870, con la inserción de anuncios en periódicos y revistas (en 1874 se inventó la impresora), sobre todo por empresas que comercializaban medicamentos patentados. Delimitaron un gran mercado debido a que era difícil encontrar médicos que atendieran todas las zonas rurales, por lo que los habitantes de esos lugares tenían que automedicarse y los anuncios les informaban de cómo se podían curar determinadas enfermedades tomándose determinados productos.


A finales del siglo XIX nació el cine y la fotografía. Este hecho marcó un hito en la publicidad, puesto que antes los productos domésticos como el azúcar, café, arroz, mantequilla, leche, se vendían a granel por lo que los productores no conocían al productor. Los fabricantes de jabones y detergentes fueron los primeros en dar a conocer sus productos al público a través de esos medios. En la prensa y revistas se fueron insertando cada vez más anuncios de todo tipo de fabricantes y negocios (marcas de tabaco, papeles de fumar y sobre todo medicamentos) que posibilitaba que la gente conociera sus productos y los pudiera ir a buscar en los lugares que allí se señalaba.

QUINCALLA.

Hemos encontrado dos sociedades que se dedicaban a la compra y venta de quincalla (artículos de poco valor, algunos de adorno y capricho como collares, pulseras, gemelos y otros útiles como peines, peinetas, dedales…). Suponemos que ahora estarían integrados en lo que denominamos mercerías y antiguamente, por lo visto, se vendía en ferreterías, aunque los objetos poco tienen que ver unos con otros, pero así lo corrobora la primera escritura encontrada, aunque separa lo que es ferretería de quincalla.

“Castellet y Compañía”. S.R.C. “Explotación de ferretería y quincalla” (C.Socias 23-12-1873). “Ramis y Compañía” (R.Togores 01-01-1895).

SASTRERÍA.
Dos sociedades localizadas con más de 20 años de diferencia entre las dos, lo que demuestra que esa actividad ha tenido siempre su vida propia entre la sociedad mallorquina. La industria textil en Mallorca durante los años 1871-1897 propició el abasto de todo tipo de tejidos incluidos los de vestir, lo que condujo a que muchos mallorquines aprendieran el oficio de sastre para vestir a la gente, sobre todo a la más pudiente. Al ser talleres pequeños y artesanos no existen escrituras de constitución de grandes sociedades dedicadas al negocio de sastrería; más bien se trataban de negocios familiares cuya tradición pasaba de padres a hijos como lo prueba las dos escrituras que mencionamos a continuación.

“Argeles Hermanos” (30-08-1871 G.Sancho) “Bazar de ropas hechas y sastrería, o sea, establecimiento de género para confección”. “Ferrer y Mir” (09-02-1897 F.P.Massanet).

TRANSPORTES.

Este objeto social y el que sigue a continuación sobre el primer tranvía interurbano de Palma, surgió por la necesidad de que se tenía que dotar al pueblo mallorquín e medios de transportes cómodos y adecuados para poder desplazarse por los distintos municipios de la isla que no estaban comunicados por la red ferroviaria que ya funcionaba desde 1872. Sobre todo, para comunicar Palma y Sóller, como se desprende de la Sociedad de diligencias especialmente constituida al efecto que se reseña seguidamente.

Pero dado que el transporte marítimo continuaba siendo la única entrada de materias que carecía la isla y por otro lado se precisaba exportar a otros lugares géneros autóctonos como se venía cabiendo años atrás, comenzaron a surgir empresas consignatarias de buques, agencias de aduanas especializadas en el transporte internacional, como se desprende de las sociedades que a ese efecto constituyeron los hermanos Schembri que se mencionan, siendo los hermanos José y Valentín Schembri los pioneros de una larguísima trayectoria empresarial mallorquina con ese mismo objeto.

“Compañía Mallorquina de Omnibús” (Establecer diversas líneas de coches-ripperts o de otros sistema en Palma y demás plazas de las Baleares si se juzga conveniente; edificar y alquilar cuadras, cocheras y plantear los medios necesarios para facilitar cómodamente para el público las comunicaciones de los pueblos entre sí; establecer un servicio de coches de plaza que a su baratura reúna elegancia y comodidad… -J.Palou 20-05-1890), “Baltasar Salvá y Compañía” (Establecimiento de una Agencia de transportes nacionales e internacionales 17-04-1891 J.Alcover), “Schembri Hermanos y Compañía” (Transporte internacional, Agencias de aduanas, Comisiones y Consignaciones 16-12-1891 J.Alcover), “Empresa de diligencias de Sóller” (Ocuparse del transporte de viajeros y sus equipajes no solo por la carretera que va de Sóller a Palma, sino por cualquier otro lugar que considere conveniente la sociedad; contratar con el Gobierno el servicio de correos y cualquier otro que considere útil; adquirir edificios, terrenos, coches, mulas y cuantos efectivos se consideren necesarios 24-05-1894 Fco. Ferrer -Sóller-).

Y como decíamos al principio, terminamos aquí los resúmenes que hemos venido publicando sobre la constitución de determinadas empresas mallorquinas del siglo XIX , que no son más que simples pasajes de nuestro Libro “Sociedades Mercantiles Mallorquinas del siglo XIX –Historia social y económica de Mallorca en los protocolos notariales 1825-1900” que editó en 2009 el Institut Balear d’Economía y que naturalmente sometemos a opiniones y estudios mejor fundados.





lunes, 25 de julio de 2011

PRIMERAS SOCIEDADES MERCANTILES SOBRE SEGUROS EN MALLORCA.-BREVE APUNTE.


Aunque la historia del seguro se remonta a la época de los babilonios
 y se tienen antecedentes de seguros realizados en las culturas griega, romana y azteca, se sabe que el primer contrato de seguro apareció en 1347 en Génova (Italia) mientras que la primera póliza lo hizo en Pisa en 1385.

Con la Edad Media, los seguros tomaron cierta importancia por el crecimiento comercial, que hizo necesario de algún sistema que pudiera garantizar la liquidez financiera en caso de desastre náutico.

En 1629 nació en Holanda la primera “Compañía” para asegurar el transporte marítimo que se dirigía a las Indias y fue a partir desde ese momento cuando este tipo de seguro se fue generalizando por todo el continente europeo.

En nuestra Isla, la actividad naviera de la segunda mitad del siglo XIX, hizo que comenzaran a proliferar las Sociedades Mercantiles especializadas en asegurar distintas eventualidades: desde cargamentos de buques y toda clase de riesgos marítimos hasta servicios contra incendios y de quintos.

Como hemos dicho, los traslados por mar de mercancías tanto de importación como de exportación, ha conllevado que desde antiguo se firmaran pactos y compromisos para ofrecen a los comerciantes que las depositaban en los buques, ciertas garantías en caso de posible eventualidades en las largas travesías que se efectuaban. De ahí que cuando la legislación las reguló, surgieran varias sociedades para poder dar cobertura a esos más que posibles siniestros. Esas Sociedades se caracterizaban por tener un capital social ciertamente elevado, que era necesario para poder garantizar ese tipo de operaciones.

Por otro lado, la permisión por el Gobierno de que en los sorteos de los quintos que tenían que cumplir el servicio militar de las armas en ultramar, pudiesen cambiarse con otros mozos que deseaban acudir en su lugar mediante la firma de un contrato y condiciones económicas suscrito ante Notario, propició también el afloramiento de Sociedades que aseguraran este derecho, en el sentido de cobrar cierta cantidad de dinero a los mozos que iban a ser sorteados garantizándoles, en caso de salir su número elegido para realizar el servicio militar, el cambio por otro mozo para acudir en su lugar. Hay muchas escrituras de este pacto o contrato otorgadas durante la segunda mitad del siglo XIX.

La escritura más antigua de constitución de una Sociedad Mercantil en la ciudad de Palma de esas características que hemos encontrado, es “El Seguro Balear”, que autorizó el Notario Cayetano Socias el 09-05-1868 (nº 224) con el objeto social de: “Asegurar contra toda clase de riesgos marítimos y fluviales, así en tiempo de paz como en guerra, prestar y descontar efectos sobre la plaza cuyo vencimiento no exceda de 3 meses y dar dinero a la gruesa sobre cargamentos de buques, etc.”. Su capital social fue de 500.000 Escudos (2.500 acciones de 200 Escudos c/u.).

Después la siguió “El Seguro Mallorquín” “La Balear, S.A.” “Roca, Borrás y Compañía” “Juan Siquier y Compañía” y otros más.

viernes, 22 de julio de 2011

LAS IMPRENTAS EN MALLORCA. BREVE PINCELADA HISTÓRICA.


Imprenta Guasp

Desde que en 1450 Gutenberg inventara la imprenta de tipos móviles, los impresores han ido surgiendo a través de los siglos mejorando cada vez más el arte y la técnica de la impresión.


En España, se sabe que fue Juan Párix, el primer editor, quien en 1472 imprimió el “Sinodal de Aquilafuente” que le encargó el Obispo de Segovia.

Imprenta Gutemberg
En Mallorca las primeras impresiones que se conocen son las de Bartolomé Caldentey (sacerdote de Felanitx) y Nicolás Calafat, del año 1485 que produjeron, posiblemente en Valldemossa, diversas obras. La más antigua que se conoce de Calafat es la de Juan Gerson: Tractatus de regules mandatorum . La segunda, se imprimió dos años más tarde y fue el cancionero del poeta Francisco Prats “Devota contemplación y meditaciones de la Vía-Sacra”.

La segunda imprenta más antigua de Mallorca es la que en 1540 fundó Fernando de Cansoles y Villarroel, un palentino cuyo taller estaba situado al lado de la Catedral. Su obra más famosa impresa por él es el curioso “Libro del Arte de las Comadres, o Madrinas, y del Regimiento de las preñadas y paridas, y de los niños”, de Damián Carbón, que finalizó en 1541. La “Imprenta de Villarroel” estuvo funcionando hasta 1573, aunque después se hizo cargo de ella Gabriel Guasp, quien se había casado con una hija del citado impresor. En 1579, Gabriel Guasp se estableció en la Plaza de Cort y fundó la "Imprenta Guasp".

Es precisamente esa imprenta la más importante que ha tenido la isla. Generación tras generación, la "Imprenta Guasp" ha continuado viva a través de los siglos hasta el año 1958, absorbiendo a otras que con el paso de los años iban desapareciendo. Sus xilografías, que abarcan desde el siglo XV hasta el XX, es un fondo documental y artístico de incalculable valor para el patrimonio histórico-artístico mallorquín, que lo convierte en una de las colecciones más valiosas de Europa.

A lo largo del siglo XVIII aparecieron las portadas barrocas gravadas en metal, especialmente sobre planchas de cobre y es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando el libro experimenta un nuevo cambio sobre la influencia de la estética marcada por el romanticismo, a la vez que adopta técnicas más modernas como las litografías y posteriormente la fotografía.

Hubo también, además de la Imprenta Guasp muchos impresores que destacaron, especialmente en el siglo XIX: Villalonga (1804-1902), Manuel Gallardo (1813-1814), Miguel Domingo (1810-1814), Antonio Brusi (1811-1813), Sebastián y Domingo García ( 1812-1834), Trias y Colomar (1838-1862), Gelabert (1838-1900), Francisco Soler Prats (1884) y Juan Colomer (1868), además de la tipográfica de Amengual Muntaner, los cuales fueron los principales exponentes de las impresiones modernistas. Otras Imprentas que merecen especial mención, también del siglo citado, fueron La Balear, la de Francisco Ramis, la del Comercio, la de la Casa de Misericordia y la del editor José Tous, fundada esta última en 1884.


Una obra clave para identificar libros impresos en Mallorca, obras de autores mallorquines impresas fuera de Mallorca y algunos manuscritos de estos escritores durante el periodo de 1485 a 1868, es la Biblioteca de Escritores de Baleares (1868), publicada en dos volúmenes por Joaquín María Bover, a la cual nos remitimos para el que quiera profundizar en la materia.

Nosotros localizamos la constitución de la empresa “Imprenta y Librería de Juan Colomer”, que fue constituida por Juan Colomer Salas, Bartolomé Rotger Crespí y Nicolás Mulet Reinés el 14 de julio de 1868 ante el Notario de Palma M.Sancho (nº 233), la cual dispone que como capital social, Juan Colomer vende a la Sociedad constituida las 3 partes de la imprenta que tiene en la C/ Fideos formando esquina con la Plaza de Santa Eulalia, señalada con el número 2, de la manzana segunda, por 4.000 Escudos. Corresponderá al socio Rotger todo lo concerniente al ramo de imprenta, al socio Mulet, todo lo concerniente al ramo de encuadernación y Colomer se encargará de la explotación del negocio. Otra escritura de constitución que hallamos fue la de la Sociedad Anónima Cooperativa “Biblioteca Popular”, cuyo objeto social era la “Explotación de toda clase de artes gráficas, tales como imprenta, editación, litografía, grabado, pintura, librería, encuadernación y demás análogos o similares” (22-03-1887, ante D.Juan Palou, nº 143).






miércoles, 20 de julio de 2011

GASEOSAS Y REFRESCOS.-SU INICO COMERCIAL EN MALLORCA.




Las primeras pruebas que se tiene de las fecha de fabricación de agua mineral artificial, data del siglo XVI. Pero, en ese tiempo, no se había logrado dosificar el ácido carbónico y reproducir los elementos de las aguas minerales. Los intentos del mismo género reanudados en el siglo XVII, parece ser que tampoco fructificaron y no fue hasta el año 1768 cuando un tal Priestley consiguió saturar el agua de ácido carbónico. A partir del 1780 el químico Bergmann ya ofreció varios métodos para fabricar el agua gaseosa. Después, Duchanoy inventó un proceso que, con algunas imperfecciones, dio a esta industria un cierto avance. Analizó la tiza por el ácido sulfúrico en una botella pequeña y el ácido carbónico libre. Después lo mezcló en el agua que quiso saturar. Una agitación animó a la solución de gas y varias veces disuelto en el agua, dio con un producto análogo al agua mineral natural de Seltz. A continuación cerró el agua a saturar en un jarrón resistente y metálico y a través de una bomba de compresión, logró inhalar el gas carbónico que se había formado bajo aquella agua en las campanas que la contenían para saturarla.

 Es así como con las indicaciones de los mencionados Bergmann y Duchanoy se logra fabricar al principio del siglo XIX una cierta cantidad de agua mineral gaseosa artificial.

Esta fórmula permaneció confinada durante mucho tiempo en poder de la industria farmacéutica, hasta que se introdujo el carbonato de sodio en la fabricación de aguas gaseosas. A partir de ese momento, es cuando salió del dominio de la industria farmacéutica para comenzar a fabricarse de forma generalizada, del mismo modo que también lo hicieron algunas fórmulas para la fabricación de licores, chocolates, etc. que también estaban en manos de sus creadores, los farmacéuticos.

En el año 1800 el francés Pierre Figuier comenzó a fabricar en Montpelier cantidades considerables de agua de seltz. En esa misma época, esta fabricación también había logrado un gran avance en Suiza donde los farmacéuticos Paul y Gosse construyeron un aparato, aún algo imperfecto, pero capaz de dar un agua gaseosa consistente aunque con el problema de que se iba debilitando poco a poco a medida que se iba liberalizando. En 1828, Cámeron, químico inglés, produjo ácido carbónico a través de la descomposición del carbonato de cal con ácido sulfúrico, en un vaso de fundición muy resistente, de plomo, porque quiso que la reacción química que producía aquél efecto, pudiera conseguir la presión que estaba obligado a darle al gas.

Bramah, en Inglaterra, construyó alrededor del año 1830, su espectacular aparato de fabricación continua de agua de seltz para poder fabricarla ya en grandes cantidades. Otro químico, Ozouf, perfeccionó ese aparato después de estudiar con esmero la construcción de sus diferentes componentes. Sustituyó el metal, la fuente, el plomo y la madera empleada primitivamente para el productor y el lavador, la cuba el gasómetro, etc. etc. y agrupó en un mismo marco el productor de gas y los lavadores: También dispuso dos bombas para hacer retroceder el agua y el gas en un mismo saturador logrando que el aparato fuera menos voluminoso y más potente y seguro. Fue de esta forma, aplicando los principios de las construcciones mecánicas, como se logró realizar todo el proceso de gasificación de un modo industrial y a la vez seguro. El agua de seltz encontró desde entonces la panacea en la economía doméstica.

Ese fue el principio de la fabricación de las aguas gaseosas.


El agua sola de seltz, llamada también soda o sifón, comenzó a fabricarse por todas partes para su distribución entre los consumidores, dada su aceptación. Después vinieron los agentes químicos para darle un sabor dulce y poder venderla como “agua gaseosa” y más tarde los colorantes y concentrados para fabricar refrescos de cítricos, sobre todo.
En la ciudad de Palma encontramos la constitución de dos Compañías Mercantiles que desde entonces y hasta hace más bien poco, han estado aún produciendo sus productos: “La Rosa Blanca” y “Miret”. La “Rosa Blanca” comenzó produciendo licores y cerveza. Parte de su producción se exportaba desde Mallorca a varios países de América y Francia. Fue la primera destilería de España que elaboró licores de miel importada de las Antillas. También se dedicó a las conservas de calamares y alcaparras en vinagre, las cuales también se exportaban a Francia, Alemania y América. Pero lo que más caracterizó a esa empresa fueron sus cervezas, ya que fue la primera en la isla en embotellar ese preciado líquido en envases de cristal de litro, lo que hizo subir su consumo entre los trabajadores y también entre las familias.


Francisco Miret Gili y Francisco Miret Carbonell, fueron los pioneros en introducir la fabricación de refrescos con agua gaseosa en nuestra isla como lo demuestra la escritura de constitución de la Sociedad “Francisco Miret Carbonell y Compañía” que con el objeto social de “Industria de fabricación de gaseosas” se constituyó el 18-09-1896 ante el Notario de Palma R.Togores (nº 379).



Seis años antes, la S.R.C. “La Rosa Blanca” cuyo objeto social era “Fabricación de cerveza, bebidas gaseosas, aguardientes, licores, conservas y otros productos análogos que los socios convengan”, se había constituido también en Palma ante el Notario C.Socías, el 07-04-1891 (nº 90) por la familia Roca Buades.

sábado, 16 de julio de 2011

LA FABRICACIÓN DE JABONES EN MALLORCA. BREVE RESEÑA SOBRE SU AUGE Y DECADENCIA.



Sabemos que en 1813 existía en Palma una importante fábrica de jabón duro que funcionaba mediante una sociedad constituida por Guillermo Oliver Salvá y la Viuda de Brunells e hijo junto a otros socios. Pero fue a mediados del siglo XIX cuando la fabricación del jabón en nuestra isla se convirtió en una industria efímera y en auge.

En 1829 la planta química mallorquina se distribuía entre una fábrica de jabón fuerte en Palma, tres en Alaró y una en Pollença.

Un año más tarde, la expansión jabonera se fortaleció fabricando también jabón blando hasta el punto que en 1845 contaba la isla con 56 fábricas (33 producían jabón blando y 24 duro) que por su calidad y economía podía competir perfectamente con el conocido jabón de Marsella.

Durante la década de 1835-1845, Andratx se convirtió en la comarca con mayor dedicación a este tipo de industria (hemos encontrado una escritura de constitución de una sociedad en 1881) produciendo grandes cantidades de jabón.

El éxito de la jabonería de Andratx se sustentaba en dos factores esenciales: la de su preferente localización geográfica en el Mediterráneo Occidental, donde la obtención de materias primas como el aceite que se importaba de Cataluña y Andalucía y la sosa de barrilla de Alicante, Almazarrón, Canarias, Cartagena y Tortosa no era especialmente difícil de conseguir y el conocimiento preciso de la demanda de ese producto en los países coloniales americanos.

 Desde Andratx salían los barcos cargados de jabón hacia las costas peninsulares y los mercados americanos, hasta el punto que entre 1861 y 1864, el 42% de las exportaciones españolas de jabón se realizaba desde la isla, siendo la comarca de Andratx la que más contribuía en este aspecto.

Pero en 1865 el empresario catalán Marc Rocamora inició en sus fábricas de Barcelona, una dura fase de acceso y control de los mercados coloniales a partir de una triple estrategia: la incorporación de sosa artificial para la fabricación del jabón; la modernización del proceso de producción y la explotación de una tupida red comercial en las Antillas.

Las fábricas de Andratx reaccionaron incorporando el “jaboncillo” (un álcali producido de frutos tropicales) que, sin embargo, redujo la calidad del producto. Eso supuso, entre otros factores, que de diez fábricas existentes en Andratx en 1876 (con una capacidad en sus calderas de 49.500 litros), cuatro años después solo quedara una (con 6.500 litros de producción).

Mientras eso sucedía en nuestra isla, en Barcelona la firma Rocamora se colocaba en 1886 en el decimoquinto lugar del ranking de las cincuenta primeras empresas de Sant Martí de Provençals, con una cuota fiscal declarada de 2.509 pesetas. El triunfo del Principado era por tanto evidente, en un sector cuyo liderazgo fue mallorquín durante muchos años.

Leemos en “Die Balearen” del Archiduque Luis Salvador “Una clase de industria que en los últimos tiempos ha cobrado mucho auge es la fabricación de jabón, del flojo y del fuerte…Una pequeña parte del jabón que se produce en la isla se consume en Mallorca, la mayor cantidad se exporta a América y al Sur de España. Por término medio se mandan anualmente 3.693.300 Kgs. a España (de los cuales la mayor partida sigue camino hacia América); 30.018 Kgs. salen hacia Europa y Africa y 1.502.772 Kgs. directamente hacia América”.

La Sociedad industrial “La Jabonera”, con domicilio en Palma, se constituyó en 02-12-1876 ante el Notario G.Sancho (nº366) con un capital social de 30.000’- pesetas. “Rafael Pomar y Compañía” fue una S.R.C. con domicilio en Andratx, cuyo objeto social era la “Fabricación de jabones en al Villa de Andratx”. Se constituyó el 15-01-1881 ante el Notario C.Socias (nº 19). Y por último reseñaremos la Sociedad “Bosch y Valent” S.R.C., con domicilio en Palma que se fundó el 31-12-1892 ante J.Alcover (Notario de Palma) (nº 605 de su protocolo).






martes, 12 de julio de 2011

LA INDUSTRIA CORDELERA EN MALLORCA.- BREVE APUNTE.

Abacá
La fabricación de jarcias, sacos, lonas y todo tipo de cordelería, tuvo su importancia en nuestra capital en el último tercio del siglo XIX como lo demuestran las sociedades que se dedicaban a ese tipo de negocios en aquéllos años. La mayor fábrica de Palma “La Cordelera Española” producía al día de 6.000 a 8.000 kilogramos de cuerda, la cual se destinaba la mayor parte para el consumo de la isla y el resto se exportaba.


El trabajo de los cordeleros consistía básicamente en la transformación de una serie de materias primas, especialmente el cáñamo, el esparto y la pita, que previamente peinadas por un proceso de torsión, daban lugar a una variedad de cuerdas de características, calidades y dimensiones diversas.
Cáñamo

El proceso se llevaba a cabo con una serie de máquinas y herramientas que se agrupaban sobre una misma bancada. Allí, en grupos normalmente de 4 hombres entre los cuales se encontraba el maestro (generalmente el propietario de la fábrica), el oficial o hilador y dos aprendices, trabajaban al unísono en la fabricación de madejas de cuerda.

En la antigüedad los cordeleros trabajaban al aire libre, en espacios muy largos, generalmente en caminos, en la riera o en los fosos de las murallas, donde tenían una o dos ruedas que accionaban con la mano para hacer el trenzado y fabricar generalmente sogas de esparto o de cáñamo para el uso de los payeses.

Yute









No obstante, las fábricas no se limitaban a la confección de cordajes ( que sin embargo hay documentados más de 36 tipos de cuerda de producción local, la mayoría de esparto, cáñamo, yute, etc. además de estar reforzadas algunas con un fino alambre de acero que las hacía tremendamente poderosas), sino también a la fabricación de jarcias para embarcaciones y de labor, lonas y sacos. No hace falta decir que las materias primas para este tipo de fabricación tenían que importarse casi todas ellas del extranjero: el abacá de Filipinas y el yute de la India y América, así como también el cáñamo.

Esparto
Hubo una familia que fue la pionera en la explotación de este tipo de negocio en Mallorca. Nos referimos a los hermanos Pericás Sastre. En 1870, Antonio Pericás Sastre constituyó la Sociedad en Cº “Pericás y Compañía” (M.Pons nº 182/1870) y cuatro años más tarde, sus hermanos Juan y José lo hicieron con la S.R.C. “Hijos de la Viuda de Pericás”. La importancia que ese tipo de industria tenía en nuestra isla, hizo que los hermanos Pericás transformaran cuatro años más tarde su inicial sociedad Regular Colectiva en S.A. Así pues, el 24-9-1878 ante el Notario D.Juan Palou se fundó “La Cordelera Española S.A.” cuyo objeto social era la “fabricación de jarcias o cordajes de esparto, cáñamo, abacá, yute, cuero, alambre y otras primeras materias, como también de las lonas colonias y demás manufacturas propias de la industria cordelera”. 

Pita

En 1879, se constituyó otra empresa que también llegó a ser muy importante en cuanto a producción cordelera: “La Industrial Mallorquina”. Pero de nuevo 16 años más tarde, los Pericás (Jaime Pericás Sastre y Antonio Pericás Cànaves) volvieron a formar otra Sociedad, esta en ven Comandita, denominada “Pericás y Compañía”, cuyo objeto social fue la “Compra y venta de hilazas al por mayor y al por menor; fabricación de tejidos para saquerías y otros usos y la elaboración de toda clase de cuerdas”. (J.Palou nº 282/1895).

Y hasta aquí llegamos.


jueves, 7 de julio de 2011

EL VIDRIO MALLORQUÍN.




Por lo que hemos podido consultar, el trabajo del vidrio en Mallorca fue introducido durante las dominaciones griega y cartaginesa. Es Mallorca pues una isla con fuerte tradición en la fabricación del vidrio. La primera “edad de oro” del vidrio mallorquín aparece en tiempos de los romanos que fue cuando los artesanos mallorquines aprendieron su técnica.

 Después, la isla vivió unos siglos de letargo hasta la conquista de Mallorca por Jaime I. El primer horno documentado data de 1327 y fue instalado en el término de Calvià por los hermanos Bernardo y Guillermo Roig. De la Edad Media existen muchos hallazgos de objetos de vidrio que fueron fabricados aquí, tanto domésticos como de lujo, que citan a menudo los inventarios de las herencias de personajes de la nobleza mallorquina demostrando la fuerte actividad vidriera que existía en la isla. Corrobora también este hecho que ya, en el siglo XV, se conociera a una calle de Palma con el nombre de “Forn des vidre”, actualmente denominada de Sa Vidriería.
Pero es en el siglo XVI cuando se produce el apogeo de esa industria en la isla. Muchos vidrieros isleños importaron desde Venecia la técnica de sus artesanos y algunos de ellos procedentes de Murano vinieron a la isla para establecerse aquí, pese a las duras prohibiciones que en su país existían de difundir el secreto del vidrio. La imitación de la técnica veneciana por los isleños fue perfecta.

Los vidrieros mallorquines en el siglo XVII fabricaban vitrales de colores y toda clase de objetos como botellas, jarros, copas y fuentes con decoraciones de cordones e hilos incrustados que a veces superaban incluso a sus competidores venecianos.

Sin embargo, en el siglo XVIII decayó de nuevo la industria vidriera si lo comparamos con el esplendor de los dos anteriores.

En 1719 surgió la empresa “Vidrierías Gordiola”, fundada por un catalán, comerciante de vidrios apellidado Gordiola, el cual, junto con el aragonés Blas Rigal, instalaron un horno en Palma en el año citado. Su hijo Bernardo Gordiola Cànaves continuó su labor artesanal estudiando en Venecia y Praga publicando en 1790 el catálogo “Elenco de las arañas y lucernas que hace maestro Gordiola en su horno para alumbrar los palacios de los reyes de la Europa y otras mansiones principales de los grandes señores de la tierra”.
 Le sucedió su hijo Antonio Gordiola Fortuny (1775-1840) y después su sobrino Gabriel Gordiola Carreres, el cual inició un proceso de innovación y experimentación en la vidriería abandonando la influencia de otras culturas vidrieras. Su hijo Gabriel Gordiola Balaguer construyó en 1870 la fábrica “Sa Cristalera”, en la calle Industria de Palma, pasando después la cristalería a manos de los hermanos LLofríu. Sin embargo, la saga artesana de los Gordiola continuó con Bernardo Gordiola Manera, aunque a principios del siglo XIX la vidriería artesana dejó paso a la industrial. Los hornos elaboraban básicamente vidrio de uso doméstico, sobretodo “barrals” mallorquines que se enfundaban en un trenzado de mimbre, esparto o caña, provisto de dos asas y que servían para la exportación de aguardientes y aceite. Ese vidrio, de clase común muy irregular y quebradizo, se fabricaba a base de sílice procedente de la zona de Banyalbufar y sosa que se importaba especialmente de Canarias.

Así transcurrió el siglo XIX con el afán de los vidrieros de aumentar la producción en detrimento de la calidad del vidrio, como lo prueban las escrituras de sociedades vidrieras que se constituyeron en ese periodo : “La Vidriera Balear”, “La Vidriera S.A.”, “Mayol y Compañía”, “Granpera y Mayor”, “Alemany y Compañía”…etc.

En la actualidad existen varios hornos artesanales en pleno funcionamiento y continúa la saga Gordiola fabricando artículos artesanales con la empresa “Vidrios Gordiola, S.L.” a cargo de Daniel Aldeguer Gordiola.






Las piezas conseguidas con el soplado son únicas porque ninguna es idéntica a la otra y también porque toda burbuja, irregularidad o asimetría, son características de esa técnica artesanal que las hacen ser muy apreciadas por su particular encanto.