domingo, 24 de agosto de 2014

VOCAL SAMPLING.


 
Esta banda de 6 músicos cubanos cantan a cappella principalmente música tradicional cubana;  pero también realizan versiones y composiciones propias aunque, eso sí,  imitando siempre los instrumentos musicales con sus voces y manos como si fueran reales. Decimos músicos, porque la fundaron en 1989 en La Habana seis músicos profesionales, el pianista René Baños, el guitarrista Reinaldo Santer, el percusionista y bajista Abel Sanabria, el guitarrista Jorge Chaviano, el trombonista Oscar Porro y el percusionista Renato Mora.  Pero como indicamos,  pese a ser todos profesionales de distintos instrumentos musicales, decidieron cantar a cappella imitando todos esos instrumentos.  El resultado es espectacular, sobre todo cantando ¿tocando?  "Hotel California" que lo bordan. Impresionante.

Desde el año de su creación, el grupo ha sacado al mercado 5 discos: Una Forma Más (1995) De Vacaciones (1997) Live in Berlín (1998) Cambio de Tiempo (2000) y Akapelleando (2006); habiendo recibido una formidable acogida por la crítica e incluso varias nominaciones al “Grammy”.

La verdad es que viéndolos uno se pregunta ¿cómo son capaces de hacer  lo que hacen?.

 










miércoles, 20 de agosto de 2014

LOS CALZADOS “GORILA” DE ANTAÑO.


Recién terminada la guerra civil española, un taxista palmesano, Jaime Salom, hombre recio, fuerte y calmoso (según lo califican los que le conocieron) dejó el taxi para fundar una empresa familiar de fabricación de zapatos: “Calzados Salom, S.A”.

Transcurría el año 1938 cuando el arquitecto mallorquín Guillem Muntaner construyó la fábrica en el barrio de “La Soledad” de Palma. Esa fábrica, de estilo racionalista con rasgos regionalistas, llegaría a emplear a más de 400 obreros en la década de los 60 para fabricar un tipo de calzado, pionero en el mundo,  que iba a hacer furor en el mercado nacional e internacional: los calzados vulcanizados “Gorila”.

Pero antes de patentar ese tipo de calzado -que lo hizo en 1940-, Salom tenía que fabricar su calzado de forma muy precaria porque la guerra había marcado el devenir de la gente por la escasez de toda materia prima, que encima estaba controlada por las autoridades, hasta el punto de que para tener acceso a los cupones que se repartían para acceder a ellas tenían que ser empresas establecidas antes de 1936, requisito que “Calzados Salom SA” no cumplía.

Fue en 1942 cuando los Hermanos Tomás, unos empresarios fabricantes de gomas, propusieron a Salom la fabricación de una suela de goma vulcanizada para sus zapatos a través de un sistema que bautizaron y patentaron como “vulbatemcuero”, una técnica que consistía en que el zapato una vez montado en su horma con otras pieles que no necesariamente debían ser de vacuno,  se le aplicaba la goma cruda y se introducía en un horno al vacío produciéndose la vulcanización, una técnica que se conseguía después de mantener a una temperatura adecuada el calzado durante unas 6 horas. Este sistema de fabricación fue utilizado por primera vez en la industria y supuso un gran éxito, ya que transmitía al producto una durabilidad y robustez muy superior a lo que existía en el mercado. Prácticamente aquellos zapatos eran indestructibles.

Había pues que ponerse manos a la obra para dar a conocer este producto innovador. Nueve años antes, en 1933, se había estrenado la película “King Kong” y fue precisamente ese icono cinematográfico el que Salom eligió para dar a conocer sus zapatos.  


Habían nacido los “Calzados Gorila”, un tipo de calzado que se impuso rotundamente convirtiéndose en referente de robustez y durabilidad en el calzado para niños de la posguerra española en una época que el calzado se heredaba del hermano mayor.


La visión de Salom para dar a conocer su producto es digna de admirar, pues “Calzados Gorila” fue también la primera en realizar la primera acción de marketing directo en el mundo del calzado, regalando la mítica pelota de goma verde con un gorila en relieve con cada par de zapatos “Gorila”.
Aquella pelota de goma dura que botaba lo justo, llegó a ser el juguete más apreciado de los niños de la posguerra. Servía para todo: jugar a frontón, a “banya”, a tenis y hasta a fútbol.
Raro era el niño que no tenía una y los que sus padres no podían comprarles unas botas o zapatos para tenerla,  solían ir a la tienda que la marca “Gorila” tenía en exclusiva en la Plaza del Progreso nº… “La Fuerza del Destino” (había un cartel en la fachada que ponía “Aquí es donde calzan todos los pies, grandes y chicos, pobres y ricos, aquí es”), para rogar a las dependientes que les regalaran una de aquellas pelotitas, cosa que era totalmente  imposible, porque siempre contestaban lo mismo: “dile a tu mamá que te compre unos zapatos y te llevarás una”.

Los años 50,60 y 70 fueron los de máximo esplendor de la marca llegando a producir 800.000 pares de zapatos.

En el año 1955 Jaime Salom era ya uno de los empresarios mallorquines más ricos del momento.



Su afición al ciclismo le llevó a fundar durante esos años un equipo ciclista, el “Minaco Gorila”, con el que participaba en casi todas las vueltas que se celebraban en España. Los corredores: Gual, Company, Gómez Moral, Chacón, Alarcón y Cosculluela eran sus gregarios y él se sentía muy orgulloso de su equipo con el que solía acudir a las carreras para apoyarles.

Los pedidos de sus zapatos le llegaban de todas partes y la fábrica no daba más de sí.


Sus representantes en Barcelona, los hermanos Ollé, reconocieron en una entrevista que realizaron a Jaime Salom en el “Mundo Deportivo” del 3 de Septiembre de 1955, que sus almacenes estaban vacíos de género y llenos de pedidos, a lo que Salom contestó: “ya sé que debo intensificar la producción y montar nuevas fábricas. También sé que la única propaganda efectiva es la calidad del género y son muy pocos los clientes que me hacen alusión al ciclismo. Pero a mí me gusta la afición y el espíritu de sacrificio de los ciclistas. Eso hay que vivirlo”.

Pero Salom no abrió nuevas fábricas ni se modernizó y el auge de la marca fue languideciendo poco a poco. En los años 80 Jaime Salom murió, y la marca de zapatos más conocida entre los niños pasó a sus herederos. La frágil situación financiera que atravesaba en 1990 sacando al mercado únicamente 20.000 pares de zapatos, motivó que Miguel Oliver, propietario por aquél entonces de la marca, la vendiera por varios cientos de millones de pesetas a Basilio García, un empresario de calzado de Arnedo (La Rioja) propietario de la marca de calzado para caballero “Callaghan”, el cual la rediseñó y modernizó, continuando en la actualidad explotándola. En aquél instante Miguel Oliver le entregó casi medio siglo de la historia industrial mallorquina.

La tecnología original de “Gorila” ha pasado a la historia. “Hay otras formas de lograr la durabilidad y de una manera más industrial”, señala García, el actual propietario. “Fabricar un par de zapatos con la vieja técnica del “vulbatemcuero” costarían el doble que ahora, que se hacen por unos 50 euros”.

El Ayuntamiento de Palma acordó preservar el edificio de la antigua fábrica “Gorila” de La Soledad, para incluirlo en el catálogo de inmuebles de interés histórico, arquitectónico o artístico. Según detalla la Asociación “ARCA”, la antigua fábrica se halla en “un área que también podría calificarse de conjunto histórico industrial”, debido a que existen varias fábricas del siglo XIX en el barrio de “La Soledad” y aún se conserva también la tipología de viviendas de obreros del siglo XIX y principios del XX, valores que también han sido reconocidos por la “Comissió de Centre Històric i Catàleg” del Ayuntamiento.






miércoles, 6 de agosto de 2014

EL PLAGIO DE “MY SWET LORD” DE GEORGE HARRISON.


George Harrison nació en Liverpool en 1943 y falleció en Los Angeles en 2001. 


El tercer Beatle, como muchos le llamaban, vivió siempre eclipsado como compositor (salvo en “Something”) por las arrolladoras personalidades de John Lennon y Paul McCartney y, según hemos leído, pese a ser sin duda el que tenía mejor formación musical.  

Sabemos que su caracter  siempre fue tímido y retraído, lo que le llevaba a sentirse incómodo con la popularidad.

Cuando los Beatles se separaron, George Harrison se lanzó a componer en solitario como queriendo desprenderse del “yugo” que siempre sintió con John y Paul para, de esta forma,  poder dar rienda suelta a la creatividad que llevaba dentro. Se le notaba que quería escapar del pasado de los Beatles por no querer tocar en sus actuaciones temas del grupo, decantándose siempre por hacer música electrónica y experimental sobre todo. 

Sin embargo, esta negativa no fue óbice para que el éxito le acompañase siempre, tanto en sus actuaciones en solitario como en sus participaciones con el supergrupo “Travelling Wilburys” junto con músicos de la talla de Roy Orbison, Bob Dylan y Tom Petty, entre otros. 

Su carrera como productor cinematográfico en películas como “La vida de Brian” demostraron que también él llevaba un genio dentro.

Incluso cuando su mujer Pattie Boyd le dejó por Eric Clapton -lo que le llevó a una profunda depresión-, continuó dando lo mejor de sí mismo con discos inolvidables.
Pero mira por donde que su primer single en solitario “My sweet Lord”, que lanzó con su primer álbum triple de la historia “All Things Must Pass” y que fue un exitazo en todo el mundo, con cuyo tema  llegó a organizar el primer macroconcierto benéfico (que después sería imitado por doquier) como fue el concierto de Bangladesh, le iba a llevar por el camino de la amargura porque por lo visto plagió la canción…¿que George Harrison se había adjudicado una canción de otro autor?... Nadie se lo podía creer, pero así quedó demostrado.


Resulta que en los años 70 el movimiento hippie -que arrastraba a millones de jóvenes- cada vez se acercaba más a las creencias orientales que, mezcladas con el panteísmo, daban lugar al “New Age”. Por otro lado el catolicismo, gracias al  Concilio Vaticano II, había entrado en el ecumenismo arrastrando también a muchísimos seguidores.  Harrison no era ajeno a esas corrientes y decidió escribir una canción con una letra donde se pudiera identificar toda la juventud tanto del “Este” como del “Oeste”. Así, en la canción se producen episodios de sincretismo donde se mezcla el cristianismo y las enseñanzas krisnaístas de las cuales George era un firme creyente y practicante.  Para él “Aleluya” y “Hare Krishna” eran exactamente lo mismo y deseaba combinar esas palabras en su canción para unirlas y que todos cantaran juntos “Aleluya y “Hare Krishna”.

El tema fue escrito por Harrison en 1969 para Billy Preston, quien había estado tocando su teclado con The Beatles meses antes en la sesión musical “Get Back”. 
La idea de George era que este tema formara parte del disco que Preston estaba grabando “Encouranging Words”  y así se hizo, pero Harrison como autor, decidió también grabarlo en su primer disco que como solista tenía ya programado. Al principio Harrison mantuvo que la idea de la canción le vino inspirada por “Oh Happy Day” de los “Edwin Hawkins Singers”, y si él lo dijo...

La letra de “My sweet Lord” es casi una oración en la que Harrison nos muestra sus deseos de tener fe, de cómo quiere ser digno, de sus deseos de que Dios pose sobre él su mirada y lo duro que trabaja para ello, aunque reconoce que su sueño queda muy lejos aún de la realidad, y esto le hace sufrir porque duda, aunque él continúa esforzándose en conseguir el anhelado premio de poder estar con el Señor:

Quizás el mensaje lírico de toda esta mística religiosa fue lo que gustó a la gente que por aquella época estaba marcada por la búsqueda de la paz mundial y la vida basada en la paz y el amor.

Cuando salió el single de Harrison en 1970, la canción se encaramó enseguida hasta el número Uno tanto de los Estados Unidos como del Reino Unido, consiguiendo seis discos de platino (posteriormente en el 2004 la Revista “Rolling Stone” la colocó en el puesto 454 de su lista “Las 500 mejores canciones de todos los tiempos”).

Y saltó la bomba. La productora “Bright Tunes” de Nueva York le puso una demanda por plagio musical a su exitosa canción “My Sweet Lord”.
Curiosamente no fue el autor de la canción “Ronald Mack” quien le puso la demanda, porque éste había fallecido en 1963, sino la productora “Bright Tunes” por violación de derechos de autor. Supuestamente “My Sweet Lord” es copia de la canción de “Mack”  “He’s So Fine” que lanzaron en 1962 el grupo “The Chiffons” y no hace falta ser muy listo para darse cuenta uno de que en realidad fue así.

Los expertos musicales y abogados de Harrison, ante la evidencia del plagio, intentaron demostrar que Harrison había sido víctima de “criptomnesia”, una alteración de la memoria consistente en evocar un recuerdo y no reconocerlo como tal, de manera que la idea parece nueva y personal (el sujeto cree haber elaborado algo por primera vez mediante una combinación inédita de estímulos, pero en la realidad nos hallamos ante una idea recuperada tal y como fue almacenada en la memoria del individuo). Harrison siempre negó el plagio y manifestó en su día que “no era consciente de la semejanza cuando escribí la canción, pero cuando la gente empezó a hablar de ello, pensé, ¿porqué no me di cuenta?... hubiera sido muy fácil cambiar una nota aquí o allá y no afectar a la sensación del registro”…

En 1976 Harrison fue condenado y multado por plagio “inconsciente”  al aceptar   la  Corte la  posibilidad  de  que  hubiera “copiado subconscientemente” el éxito de “The Chiffons” como base de su propia canción. Harrison tuvo que pagar $1.599.987 de los ingresos obtenidos por “My Sweet Lord” a “Bright Tunes”.

A George aquella sentencia no le sentó nada bien porque ponía en entredicho todo su prestigio como compositor, y se dedicó a mofarse del Tribunal con varios temas, como “This Song” que publicó en su álbum “Thirty Thee”.


Pero los problemas de Harrison no terminaron aquí, porque aquella sentencia no dictaminó que plagiara la canción de forma consciente y por ello, los abogados buitres de aquéllos tiempos volvieron a las andadas y así las disputas por los derechos de autor continuaron en la década de los 90 con el antiguo mánager de The Beatles, Allen Klein, que acabó denunciando de nuevo a Harrison tras comprar “Bright Tunes”, la compañía que continuaba poseyendo los derechos de autor de la canción “He’s So Fine”. 

 Harrison, cansado ya de tantos problemas, acabó comprando los derechos de las dos canciones…y asunto terminado. Dos canciones distintas en una sola canción verdadera… ¿milagro de Dios?.

Desde luego ese lunar en la carrera de George Harrison no empaña para nada todo lo que nos ha ofrecido. Fue un genio como miembro de “The Beatles” y lo demostró con creces también en su posterior carrera en solitario. 

Dos años después de la muerte de Harrison por un cáncer pulmonar, se organizó un concierto como tributo a su figura en el que participaron Eric Clapton a la guitarra acústica, el hijo del propio  George Harrison a la guitarra eléctrica, Paul McCartney al piano, Ringo Starr en la primera batería, Phill Coillins en la segunda, Tom Petty en la segunda guitarra eléctrica y al órgano e interpretando la primera voz Billy Preston, teniendo como tema principal “My Sweet Lord”, su canción.

Veamos esta joya.

sábado, 2 de agosto de 2014

TÉ DE VERANO AROMÁTICO.

En verano apetece tomar un té bien frío sin tener que perder tiempo en prepararlo, dejarlo enfríar... Esta receta que hemos copiado de un buen amigo "gourmet", te permite tener un té bien frío ya preparado en la nevera para ir tomándolo cuando te apetezca. 

INGREDIENTES (para preparar un litro)
4 bolsas de té verde
12 bayas de Cardomomo
2 limones o limas
1 manojo de hierbabuena
2 cucharadas de azúcar moreno
1 litro de agua 
En un bol podremos 4 bolsas de té verde y pondremos a hervir un litro de agua.
Echaremos el agua en el bol.
Añadiremos 12 bayas de Cardomomo.
Luego los dos limones cortados por la mitad.
Seguidamente el manojo de hierbabuena.
Tapamos y dejamos enfriar.
Ahora colamos y exprimos ayudados con una cuchara.
Por último añadimos dos cucharadas de azúcar moreno, o más, al gusto.
Ponemos el té en un recipiente (mejor en una botella con tapón que yo no tenía) y lo ponemos en el frigorífico. Se ha de tomar muy frío.
Este es un té muy aromático que por sus ingredientes resulta muy beneficioso para el aparato digestivo,  carminativo, estimulante, antioxidante, antiespamódico, y muy útil para perder peso.