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lunes, 24 de julio de 2017

LA PROSTITUCIÓN EN PALMA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. Breve reseña.




Dice Antonio Salas en su libro “Requiem por el siglo XX. 100 años en la isla de la calma”, que a la mayoría de los jóvenes y algunos ya entrados en años, les gustaba deambular por los años 20 por la Plaza del Olivar y calles adyacentes, donde estaban ubicadas varias “casas de dones”, entre el 2 y el 5, el 8 y el 22. 


Y es que entre la Plaza Olivar, la Plaza de San Antonio y la calle de La Herrería formaban el barrio chino, que ha permanecido allí hasta hace bien poco.


Casas lúgubres de escaleras estrechas y no precisamente limpias, cobijaban a las prostitutas poco agraciadas o mayores que esperaban a sus clientes de pie o sentadas en una silla justo a la puerta de estas casas.

No obstante, a parte del barrio chino, había una serie de prostíbulos palmesanos muy conocidos:


Ca N’Elena, en la cuesta del Teatro Principal
Los números 2 y 22 de la calle Bobians
Ca na Fideu en la Calle Velázquez
Ca Na Llobera en la calle Honderos
Ca na Fineta en la calle Bonaire
Ca na Carlota en la calle Tierra Santa
Ca Na Pollensina en la calle Santany
Ca Na Carrerona…


Según Guiem LLuent, el “precio justo” de los servicios de las prostitutas palmesanas oscilaba sobre las tres pesetas, aunque se podían contratar algunas como “La Josefa la ibicenca” que lo ofrecía por seis reales.


Sin embargo, debía haber de todo porque en una casa de citas de la carretera de Sóller, se pagaban hasta tres duros,  que era una barbaridad.

  

Así como el barrio chino era lo más bajo de la prostitución, había calles en Palma como la calle Colon donde se paseaban las rameras de buen ver cuando no estaban en los prostíbulos.

Esas putas de lujo cobraban  entre cuatro y cinco duros ¡un escándalo!.


Solamente con pedirles su nombre te contestaban primero diciéndote el precio y si veían a un posible cliente, luego entablaban conversación con él.


Aunque si comprobamos aquellos precios con lo que ahora pagan determinados políticos según ha publicado la prensa, aquello era moco de pavo.


Y es que, siempre ha habido putas y putas hasta el punto que algún descerebrado ha perdido la cabeza por alguna de ellas. Aunque si acudes a un prostíbulo de lujo a sabiendas que todo “servicio” está pagado por alguien que te debe favores, la “orgía” ha de ser la repanocha ¿o no?, aunque después lo tengas que negar pese a que tus ojeras te delaten...


De aquellos tiempos eran conocidas:
Na Dolores sa kilométrica
Na Llobera
Sa Campanetera
Na Saturtina des socors
Sa Niqueladora
Na Jolieneta s’Artanenca
Na “Reyes”
Na Confit
Na Pepita des 22
Na Troques
Na Teresot
Na Bet Serral
Na Carme Sa Mora
N’Elena
Na Xim asa botifarra
Na Portell
N’Entonia sa Sollerica
Na Paquita sa Sevillana
Na Maria “Sa Monja”
Na Pereta des ous
Sa Cubana
Na Fineta
Madó Victoria
Na Carrarona
Sa de Turno
Na Romanones
Na Bàrbara
N’Antoñita

 Un profesión que ha existido siempre, existe y existirá.









viernes, 23 de junio de 2017

BODEGAS SUAU (Mallorca).

Si hay una industria en Mallorca que se mantiene con el paso del tiempo, es sin duda las Bodegas Suau.
La aventura de crear esta empresa empezó allá por 1830 cuando un intrépido comerciante y marino, de orígenes mallorquines, D. Juan Suau Bennaser, compatibilizaba su espíritu aventurero con el empresarial, y exportaba desde Cuba a Europa y al resto del Caribe el reconocido ron de la isla y otros brebajes similares. Para ello creó su propia destilería con media docena de alambique que exportó, y mediante un navío de nombre “El Mallorquín” trasportaba sus productos allá donde los precisaban.

En una de sus travesías recaló en Mallorca, conoció a la mujer de sus sueños, y reconsideró su estilo de vida. 

Vendió su barco, pero no su negocio, ya que lo trasladó a su isla de procedencia y continuó haciendo lo que sabía hacer, licores de calidad: ron, licores, hierbas, y un anís “La Paloma” que además de dar nombre a un barrio de Palma donde se fabricaba (cerca de lo que ahora es el Mercat de Pere Garau), se exportaba a medio mundo, y se convirtió, algunos años después, en el preferido de un mítico general revolucionario mexicano, Pancho Villa, al que acompañaba en sus tremendas “balaceras”. 
Los famosos brandy de la bodega Suau empezaron a fabricarse a principios del siglo XX, con diferentes marcas: “Madelón”, “Jaime I”, “1229”, y finalmente “1851”.

El brandy Suau, o El Barquito” como también se le conoce comenzó en 1951 y hoy nos llega en sus modalidades de 15, 25 y 50 años. Pero cien años después el proceso de fabricación, puramente artesanal, se reproduce exactamente como en los inicios de su andadura. 

Es el emblema de la bodega Suau, la marca reconocida no solo en la isla, sino por los entendidos de medio mundo, no en vano ha obtenido, y sigue obteniendo, reconocimiento en cuantos concursos internacionales se presenta, ya sea en China o en Francia por nombrar dos distantes exponentes.

En la actualidad los herederos de Juan Suau ya no están al mando del negocio, hace más de treinta años que Juan Mora y la familia Barceló, oriunda de S’Alqueria Blanca, tomó el relevo. Ahora ya en su tercera generación al frente de la bodega, David Álvarez Barceló, es el que dirige con verdadero orgullo este museo vivo que es la bodega Suau.

Amén de los reconocidos brandys, y de una espectacular ginebra Premium  en la que se emplean cuatro destilaciones en lugar de las dos habituales y en la que se emplean ingredientes de primera, como son la piel de limón y naranja, almendras amargas, cilantro, raíz de orris, raíz de angélica de Bélgica, raíz de regalíz y claro está bayas de enebro, decíamos que la novedad más reconocida es el Orange, un brandy de 8 años, que une al clásico brandy un toque de naranjas maceradas que aportan un sabor único. 

Se produce con naranjas valencianas y de curaçao, por su sabor típico, se realizan tres destilaciones y una vez combinado con el brandy reposan tres meses en barriles de roble blanco americano para lograr un producto equilibrado.

Este nuevo producto se exporta casi en su totalidad, sobre todo a Estados Unidos donde es muy demandado.

LA BODEGA SUAU, UN LUGAR ÚNICO.


La bodega Suau se encuentra en el Pont d’Inca, en Marratxi, y es un edificio catalogado como singular. 

Si no han estado nunca es una visita imprescindible. Desde su llamativa chimenea exterior, de 40 metros de alto, recuerdo de cuando era una fábrica harinera, a la cava donde se agolpan, con orden y concierto, las botas y barriles de madera, algunas con más de 150 años de antigüedad, y donde van envejeciendo los brandys.

O en el piso superior, un auténtico museo de botellas, marcas, utensilios, alambiques, donde nos sentiremos llevados a otras épocas donde lo artesanal era la forma de hacer las cosas, política que mantiene la empresa Suau.

La bodega está abierta a las visitas individuales o de grupo, y es además un excelente lugar para realizar eventos de todo tipo, una comida para un grupo reducido, una presentación, una boda, una cata, o una fiesta para más de 500 personas, en todo tienen una gran experiencia, y numerosos invitados dan fe de ello.

Y también puede ser usted propietario de su propia barrica. Gracias al Club Suau, un restringido grupo de personas, en la actualidad 325 -para un máximo de 500- pueden tener su propio tonel de 32 litros de capacidad. Ver envejecer su propia reserva y anualmente disfrutar de un brandy de autor, numerado y nominado.

En Mallorca tenemos un lugar y un producto único, Bodegas Suau y su brandy. Más información web www.bodegassuau.com.


sábado, 10 de junio de 2017

FRANCISCO ALOMAR. EL CAMINANTE SOLITARIO.



Cuando llegas a Sineu, una de las cosas que te llaman la atención es la estatua de un ciclista que preside la plaza con esta inscripción: “En memoria del corredor Francisco Alomar fallecido el dia 9-8-1955 en Orense”.

Pero ¿quién era Francisco Alomar Florit?.  Nació en Sineu, el 4 de diciembre de 1929,  hijo de una familia de nueve hermanos de los cuales su hermano Jaime seguiría sus pasos de ciclista profesional ganando una etapa del Giro de Italia. A él, su afición por la bicicleta le vino de cuando hizo la mili, donde acudía al cuartel con una vieja bicicleta que le iba a marcar durante sus 26 años de vida.

Tras lograr algunos triunfos en carreras de la isla, se hizo profesional en 1952. Hay que tener en cuenta que en estos años el ciclismo era el deporte rey en Mallorca, con estupendos corredores que salían desde todos los pueblos de la isla. 

El Velódromo de Tirador se llenaba cada domingo para ver las pruebas que allí se disputaban y prácticamente en todos los lugares de la isla se disputaban carreras de bicicletas.

El mismo año que Francisco se hizo profesional, ya ganó el Trofeo Masferrer en Barcelona, y un año más tarde obtuvo la medalla de bronce del campeonato de España de fondo en carretera. Fue campeón de España de ruta para independientes y ganó una etapa en la Volta a Cataluña.

En 1954 fue fichado por el equipo “Cóndor”. Ganó la primera etapa de la vuelta a Mallorca y se impuso como vencedor absoluto en la vuelta a Aragón, después de realizar una escapada en la sexta etapa de 155 kilómetros sacando más de 7 minutos al líder Loroño y otros tantos a Poblet. De ahí que le pusieran el apodo del “caminante solitario”.

Este año en el Campeonato de España quedó tercero al igual que en la vuelta a Tarragona. Vencedor en la Barcelona-Vilada, también ganó la tercera etapa de la vuelta a Asturias y se impuso en la Barcelona-Salomó, coronándose en este año de 1954 como el mejor ciclista de España por los triunfos conseguidos. 
Alomar en el centro con Bover y Company equipo de Baleares que quedó segundo por detrás de Cataluña en el Campeonato de España por regiones.

Quedó decimo segundo en el campeonato del mundo en ruta y fue seleccionado para participar por primera vez en el Tour de Francia quedando tercero en la etapa Briançon-Aix les Bains y segundo en la Mónaco-Marsella.
Llega el año 1955, año de su explosión como ciclista y fatídico para él. Tercero en la Vuelta a Andalucia, segundo en la de Asturias, cuarto en la de Levante y vencedor absoluto en el Campeonato de España de Montaña disputado en Bilbao…

Su equipo el “Peñas Solera Cacaolat” le había fichado  por ser de los ciclistas españoles con más futuro, teniendo como compañero de equipo a Federico Martín Bahamontes, corredor de su misma edad, que ya le había arrebatado el triunfo en la Vuelta a Asturias y que cuatro años más tarde sería el vencedor absoluto del Tour de Francia.

Angelo Conterno agarra a Bahamontes en la Vuelta de 1956.

Y llegó el fatídico mes de Agosto de 1955. El equipo ciclista se desplaza a Galicia para disputar la vuelta a esta Comunidad y al finalizar la 3ª etapa ocurre un hecho insólito. Bahamontes acusa a la organización de ayudar a los ciclista locales Emilio y Manuel Rodríguez y convence al equipo para que abandonen la competición.

Al dia siguiente el equipo “Peñas Solera Cacaolat” se retiró de la competición excepto el mallorquín “Trobat” que decidió continuar. La mayoría de corredores (Alomar, Vidaurreta, Segú, Corrales y Massip) emprendieron el regreso por carretera en una furgoneta del equipo, mientras que Bahamontes se dirigió para coger un avión hasta Madrid.
Lugar del accidente
Pero con la intención de mantener la forma, los corredores decidieron realizar algún tramo del recorrido de regreso en bicicleta y uno de los tramos fue el de Cudeiro donde ocurrió la tragedia.
Monolito que aún permanece en Cudeiro recordando la tragedia

En el momento del accidente Alomar iba el último del grupo, por lo que nadie pudo ver exactamente que es lo que ocurrió. El ruido de su caída es el que avisó a sus compañeros del accidente. Alomar se había caído en la cuneta y golpeado la cabeza con el fatal desenlace de su muerte, a pesar de los cuidados dispensados por los doctores García del Villar y Guitian.


Toda la prensa nacional se hizo eco de la noticia de su fallecimiento, mientras que en Sineu, su pueblo natal, no podían dar crédito a lo ocurrido. Su paisano, su héroe, había fallecido.

lunes, 5 de junio de 2017

ADRIÁN FERRAN. EBANISTA-ESCULTOR. Pinceladas.

Según el cronista Bartomeu Bestard,  Adrián Ferrán Vallés  nació en Vilafranca del Penedés en 1774 y vino a Mallorca con el Director de la Escuela de Nobles Arts huyendo de La Guerra de la Independencia en el llamado “L’any dels catalans”, seguramente en 1808, y nada más llegar abrió su taller en Palma juntamente con dos hijos suyos comenzando a trabajar la ebanistería. Sus trabajos enseguida fueron  muy apreciados en toda la isla dada su pulcritud y calidad, comenzando enseguida a tener fama de excelente profesional. 

Hombre de buenas costumbres, trabajador y exigente con su trabajo, no tenía muchos amigos dado su carácter, pero enseguida comenzó a tener encargos sobre todo de la Iglesia.

Enseñó su oficio a varios discípulos que lo iban aprendiendo bajo su, exigencia y meticulosidad, transmitiéndolo después ellos con los años a varias generaciones, como es el caso de Josep Lladó y Miquel Borrás.

Los  cartujos de Valldemossa le encargaron nada más llegar a Palma varios trabajos como el grupo escultórico de La Piedad, San Bruno, San Juan Bautista,

Para la Iglesia de San Jaime realizó la “Mare de Déu d’Agost”, con su lecho, la capilla de la Purísima y demás ornamentaciones de imaginería religiosa. 

Dada la perfección de sus esculturas, realizó encargos para las iglesias de Palma de “San Nicolás” “San Cayetano” (la capilla de San Fausto), Santa Eulalia (otra Piedad) “San Felip Neri” (escultura de Nuestra Señora del Remei –ahora en Binissalem-).
Retablo de San José .Iglesia de San Nicolás.

 Y para la Catedral de Ibiza trabajó el Templete con la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de Ibiza) así como para Iglesias de Porreres, Montuiri, LLuc…etc.etc.




 “Mestre l’Adrià” también destacó elaborando esculturas religiosas para vitrinas y también muebles de madera de caoba.

Consolas ricamente ornamentadas, canteranos, marcos, molduras, cunas, rinconeras…

Quizás la pieza más conocida es el “LLit de la Infanta” que se conserva en C’an Morell .




Los trabajos realizados por Adrián Ferrán los cobraba muy bien dada su calidad, pero sobre el año 1822 acuciado por los acreedores vendió todos sus bienes para hacer frente a sus deudas y regresó a Barcelona. Su discípulo Josep Lladó le compró parte de sus herramientas que luego pasaron al escultor Guillem Galmés.
 
Retablo de San Fausto. Iglesia San Cayetano.
Una vez en Barcelona realizó un trabajo escultórico de San Justo y San Pastor para la Parroquia del mismo nombre y sobre 1825 realizó la estatua de Neptuno que coronaba la fuente de la Riba de Barcelona y que en la actualidad está en la Plaza de la Merced.


Con su economía cava vez más precaria, trabajó sus últimos años de tallista muriendo en un hospital enloquecido, pobre y solo.

No se explican los historiadores como pudo llegar a este final, dado que sus trabajos se cotizaban muy alto y las facturas que presentaba así lo demuestran.

He aquí un encargo, que aún se conserva, que le realizó Bartomeu Enrric Prdo. el 8 de Junio de 1815 en Palma:
“Adriano Ferrán profesor de escultura se obliga a construir por el precio de quinientas libras mallorquinas, un grupo de la Virgen de las Angustias de la proporción de seis palmos más o menos, con su hijo en los brazos, tres angelitos tristes llevando algunos trofeos de la Pasión conforme está expresado en el modelo, trabajado el total del grupo con el esmero posible, y de que sea capaz, el referido profesor, con la circunstancia que la ropa que entre al sobredicho grupo será de tela encolada pero tan sólida que parecerá madera y será de la obligación de dicho escultor el encarnar y pintar el total del grupo costear cruz y calvario, así como será obligación del abajo firmante el pagar el valor del grupo en los términos siguientes: a saber cincuenta libras el día que se firme la contrata, otras cincuenta al cabo de los tres meses, ciento cincuenta el día de la entrega, y lo restante de la partida al cabo de los seis meses de la entrega, y por que conste hago la presente por duplicado en Palma a 8 de Junio de 1815”.
(Fuentes: L’ebanista Adrià Ferran a Palma (1808-1821) de Bartomeu Bestard. Semanasantapalma.blogspot.com.es. de P.Angulo Salvá.)