jueves, 28 de julio de 2011

ALGUNAS SOCIEDADES MERCANTILES MALLORQUINAS DEL SIGLO XIX.

Vamos a terminar la mini serie que iniciamos hace algún tiempo sobre pinceladas históricas basadas en las primeras Compañías Mercantiles que se instalaron en Mallorca, relacionando algunas actividades más de las cuales encontramos algunos datos.


ALFILERES.

Hubo una S.R.C. “J.Vivé y Compañía” con domicilio en Palma (C/Misión nº 53 y 55), cuyo objeto social era la “Fabricación, expedición y venta de alfileres con cabeza de cristal, la explotación de esta industria y demás similares análogas a que puedan ser dedicadas las máquinas y útiles propios de aquélla fabricación y todas las operaciones mercantiles que convengan en el ejercicio de dicha industria”. Su capital social: 20.000’- Pesetas que aportaron por igual los 4 socios que la constituyeron el 19-09-1895 ante el Notario de Palma D.Miguel I.Font (nº 89).

La escritura nos dice que su objeto social era la “fabricación… de alfileres con cabeza de cristal” (agulles de cap negre) muy usadas en Mallorca en la antigüedad. Evidentemente la fabricación de una cosa tan sencilla como un simple alfiler, requiere una compleja maquinaria que intuimos que los socios de la Empresa “J.Vivé y Compañía” debieron comprar fuera de la isla para llevar a cabo su proyecto, aunque bien pudiera ser por el año que está constituida (1895) que la misma se construyera aquí en Mallorca ya que, como veremos en el apartado de “Fundiciones, hierro y Forja”, existían en Palma varias Empresas especializadas en la fabricación de maquinaria de muy diversa índole.

CHATARRA.

“Pablo Munné y Compañía”, fue una Sociedad Colectiva que constituyeron Pablo Munné Roig y José Ferrer Roses el 30-03-1892 ante D. M.I.Font (nº 361) con 12.500 Pesetas de capital social, con el objeto social de “Compra venta de trapos, metales viejos y cualesquiera otra clase de desperdicios”.

Entendemos que ese tipo de actividad tenía su salida y al mismo tiempo generaba negocio desde el momento sus socios deciden constituir una Compañía Mercantil para su explotación. Los metales viejos se debían vender a las fundiciones que de hecho funcionaban algunas durante esos años en nuestra ciudad y que con los trapos debían hacer lo propio con las fábricas textiles que en esa época se hallaban a pleno rendimiento en Palma cuyo ramo, el textil, llegó a ser el más importante en la actividad económica de Mallorca en el siglo XIX. La clasificación de los mismos por el tipo de tejido debía ser una labor ardua que llevaba tiempo y necesidad de personal para llevarlo a cabo. La falta de materia prima para abastecer a las empresas textiles que tenían que importarla (aunque también se llegaron a emplear los trapos para la fabricación de papel), hacía que la compra de trapos y ropa vieja estuviera bien remunerado. De ahí la constitución de este negocio.

GESTORIAS.

Si bien la palabra “Gestoría” no aparece en las escrituras que hemos encontrado, por su objeto social (el mismo en las tres) entendemos se tratan de las primeras empresas con este cometido que se constituyeron en Mallorca. El año 1895, fue el año en que esa actividad societaria comenzó a proliferar y si bien el capital social requerido para su constitución era más bien bajo, el hecho de emprender Compañías Mercantiles para llevar adelante ese tipo de negocio demuestra que su actividad era de cierta envergadura, bien por su volumen de trabajo o por el personal que precisaba para poder llevarla a cabo.

“Montaner, Canet, Serra y Meliá”, Sociedad civil con domicilio en Palma (C/Moncadas nº 17) cuyo objeto social es la “Tramitación y despachos de documentos con la mayor actividad en las oficinas públicas y particulares existentes en esta capital”. Notario R.Togores, fecha 09-04-1895 (nº 176). Capital Social: 200’-Pesetas.

“Reinés, Sáncho y Barceló”, Sociedad Civil (mismo objeto social que la anterior) y capital social 150’-Pesetas. Mismo Notario, el 12-07-1898 (nº 231).

“Montaner, Canet, Serra, Mora y Reinés”, Sociedad Civil (C/ Moncadas nº 17) cuyos socios (los mismos que constituyeron la primera mencionada, más Mora y Reinés), vuelven a constituir otra por un capital social de 250’-Pesetas ante el mismo Notario cuatro años más tarde que la primera, el 30-06-1899 (nº 273), que nos hace pensar que esa “Gestoría” fue la más importante en nuestra Capital durante ese periodo.

FUNDICIONES, HIERRO Y FORJA.

Esta actividad estuvo muy arraigada en Mallorca en la segunda mitad del siglo XIX hasta el punto que no era posible encontrar un solo pueblo que no tuviera su propia herrería. Eso sí, siempre talleres pequeños, de uso familiar, que abastecían primordialmente las necesidades del propio pueblo.

Pero también existían fábricas de utensilios especiales que se dedicaban a abastecer a toda la isla. Por ejemplo, la fábrica de cuchillos largos de mesa y cocina de LLucmajor y la de cuchillos cortos y curvos para desmochar árboles de Alaró y Sineu.

La fábrica de clavos existente en la Capital empleaba también a pocos trabajadores. Solamente en Palma se contabilizaban a finales del XIX, 49 herreros y cerrajeros. Existían también talleres de caldereros y los que fabricaban lámparas de latón y bronce así como otros utensilios de ese material.

Los herreros de los pueblos se dedicaban, como hemos dicho, a la fabricación y reparación de todo tipo de herramientas del campo: arados, azadas, picos, palas, ejes para las ruedas de los carros, engranajes, herrajes, etc.etc.

En cuanto a la orfebrería, también se observa un especial desarrollo en la segunda mitad del siglo con fábricas que producían preciosos esmaltes, sobre todo combinados con la plata.

Las fundiciones metalúrgicas para hierro, latón y bronce se hallaban ubicadas en palma y funcionaban con hornos a vapor. Fabricaban especialmente prensas para hacer aceite, hornos, todo tipo de maquinaria incluso maquinaria a vapor y también útiles para el campo. Esas empresas sí empleaban a un número más o menos elevado de trabajadores requiriéndose en algunos casos, como en la escritura que mencionamos, constituirse en Sociedad para poder llevar adelante trabajos de mayor envergadura.

La fundición de C’an Maneu merece especial atención por la envergadura que adquirió esa empresa. Comenzó su actividad en Sóller en 1826 y tres años más tarde incorporó una máquina de vapor construida en el propio taller destinada para la fundición de metales. La buena marcha del negocio hizo que en 1843 se trasladara a Palma donde Juan Oliver Rullán montó la fundición en un amplio solar situado en la parte posterior del huerto del convento de la Concepción, con acceso por el número 3 de la Calle Bonaire. La calidad de sus manufacturas y el carácter avanzado y competitivo de su tecnología le permitía exportar parte de su producción a Barcelona, Valencia y otras plazas españolas. Cuando murió Juan Oliver Rullán en 1872 se hizo cargo de la empresa su hijo Juan Oliver Castañer. Durante los treinta años que llevó la dirección de la fundición llegó a tener más de un centenar de trabajadores. Construía calderas para usos industriales y también para los vapores de diversas Navieras que tenían su sede aquí en Palma. Además de fabricar maquinaria industrial y agrícola, piezas para la marina de guerra, prensas para aceite y vino, grúas, engranajes mecánicos, etc., fabricó también las ruedas hidráulicas para la regulación de la Albufera. Pero el destino quiso que el declive de ese floreciente negocio viniese precisamente por la buena suerte. Efectivamente el gordo de la lotería de Navidad de 1902 cayó en Palma con el nº 28.038 el cual se había distribuido en su mayor parte entre los trabajadores y propietarios de C’an Maneu, lo que llevó a que muchos de sus especialistas se instalaran por su cuenta. Ello y la fuerte competencia que sobre el ramo ejercía la industria catalana, motivó que el negocio fuera cayendo poco a poco hasta llegar a desaparecer por completo durante la década de 1910.

Las sociedades “Garcías y Soler” (J.Pujol 14-03-1868), “Sans y Pieras” (J.Pujol 01-04-1868), “Garcías y Compañía” (J.Pujol 19-07-1870), “Antonio Riera y Compañía” (J.Alcover 10-10-1890), son algunos ejemplos de las compañías mercantiles que se constituyeron con objeto sociales similares de “Fundición y construcción de máquinas”.

MADERAS.

Las Sociedades localizadas tratan sobre el comercio de maderas y aserradoras. “Font y Boyeras” (C.Socías 14-01-1880), “Boyeras y Mir” (J.Palou 22-03-1888), “Jaume y Mir” (J.Alcover 28-02-1891) giraban todas ellas bajo el objeto social de “Comercio de maderas”.

Si tenemos en cuenta que en la isla las maderas autóctonas correspondían al pino, la encina, el algarrobo, el almendro y el olivo fundamentalmente y en menor cantidad el castaño, el olmo y el roble, se puede deducir que debían importarse maderas tropicales para la fabricación de muebles. La madera de cerezo, muy apreciada por su gran calidad, se importaba para la fabricación de mesas mallorquinas al igual que la madera de nogal para construir “cantaranos” fundamentalmente, al igual que la caoba para la fabricación de sillas, butacas y mesas.

El pino se empleaba en la construcción y para la fabricación de determinadas partes de barcos, al igual que la madera de roble para hacer las quadernas y la encina para las quillas y poleas. La venta de esas variedades de maderas a los distintos artesanos, propició la creación de ese tipo de industrias.

MINERÍA.

La extracción de minerales más comunes en Mallorca en el siglo XIX, eran el lignito, el plomo, el sulfuro de plomo y algo de pirita de y hierro y cobre. Pero la extracción más importante en cuanto a volumen era la de lignitos, en los predios de Binissalem, Selva, Alaró y Puigpunyent. Este material presentaba una estructura bastante homogénea aunque su empleo no se podía comparar con la hulla, que ofrecía un rendimiento casi el doble para la misma prestación de trabajo. El lignito es el carbón de peor calidad. Su uso estaba destinado casi en exclusiva para las herrerías y alimentar lasa máquinas de vapor de otros establecimientos industriales. La línea de ferrocarril de Alaró ayudó a su extracción y transporte hacia otros municipios de la isla hasta que las fábricas importantes que generaban energía quemando carbón, prefirieron importar hulla por su mayor rendimiento.

En cuanto al plomo, existían minas en Bunyola, Marratxí y Andratx mientras que el carbonato de cobre se localizaba en las laderas del Puig Major, pero en cantidad más bien escasa, por lo que los intentos de obtener cobre no tuvieron éxito.

En cuanto a escrituras de constitución de sociedades para “La explotación de minas”, podemos citar la de “Explotación de la mina Esperanza” (03-06-1873 M.I.Font), “Conciliación Minera” (24-04-1874 G.Estelrich), “El Porvenir” (02-02-1879 J.Palou) y “Minas Metalíferas de Mallorca” (17.04-1885 J.Palou), entre otras.

PAPEL.

En el siglo XIX existían varias fábricas de papel en la isla de Mallorca. Algunas que producían exclusivamente papel de estraza, estaban ubicadas en Esporles y Puigpunyent.

Una fábrica de papel continuo como constituyó la Sociedad “Miguel Jaume y Compañía” el 18-02-186 ante el Notario de Palma Pedro J.Bonet, requería una considerable infraestructura para poder ubicar todos los elementos precisos para la fabricación de papel, como la caldera para alimentar la máquina de vapor de la industria con la correspondiente chimenea de obra de gran tamaño, además de las dependencias precisas para secar el papel y almacenas los demás materiales.

PETRÓLEO Y DERIVADOS.

El petróleo comenzó en el último tercio del siglo XIX a hacerse con el mercado mundial de energía y la sociedad que localizamos de 1869, demuestra la precocidad de los emprendedores mallorquines que montaron su negocio “al por mayor” por lo que debían importar el crudo en barcos con cubas construidas ya especialmente para ello, destinado al consumo de la industria isleña, único ramo que se nos ocurre podía interesar el combustible al por mayor.

También debían proveer a los comercios de droguería al disponer su objeto social que “disponían de 139 cajas con 4 latas cada una”, para la fabricación de pinturas y sus derivados y también para el uso doméstico de lámparas de petróleo que comenzaron a usarse en la época.

“Salas y Estades” (C.Socias 31-12-1869) y “Compañía Industrial y Mercantil de Mallorca” (07-05-1880 M.I.Font).

PUBLICIDAD.

Una Sociedad se constituyó el 20-12-1883 ante el Notario de Palma Gaspar Sancho, con el objeto social de “Difusión del pensamiento humano por cualquier medio gráfico, el planteamiento de las industrias necesarias y similares y la ejecución de cualquier otro no prohibido por la ley”. Se denominaba “Publicidad Balearica”.

La publicidad moderna comenzó a finales de la década de 1870, con la inserción de anuncios en periódicos y revistas (en 1874 se inventó la impresora), sobre todo por empresas que comercializaban medicamentos patentados. Delimitaron un gran mercado debido a que era difícil encontrar médicos que atendieran todas las zonas rurales, por lo que los habitantes de esos lugares tenían que automedicarse y los anuncios les informaban de cómo se podían curar determinadas enfermedades tomándose determinados productos.


A finales del siglo XIX nació el cine y la fotografía. Este hecho marcó un hito en la publicidad, puesto que antes los productos domésticos como el azúcar, café, arroz, mantequilla, leche, se vendían a granel por lo que los productores no conocían al productor. Los fabricantes de jabones y detergentes fueron los primeros en dar a conocer sus productos al público a través de esos medios. En la prensa y revistas se fueron insertando cada vez más anuncios de todo tipo de fabricantes y negocios (marcas de tabaco, papeles de fumar y sobre todo medicamentos) que posibilitaba que la gente conociera sus productos y los pudiera ir a buscar en los lugares que allí se señalaba.

QUINCALLA.

Hemos encontrado dos sociedades que se dedicaban a la compra y venta de quincalla (artículos de poco valor, algunos de adorno y capricho como collares, pulseras, gemelos y otros útiles como peines, peinetas, dedales…). Suponemos que ahora estarían integrados en lo que denominamos mercerías y antiguamente, por lo visto, se vendía en ferreterías, aunque los objetos poco tienen que ver unos con otros, pero así lo corrobora la primera escritura encontrada, aunque separa lo que es ferretería de quincalla.

“Castellet y Compañía”. S.R.C. “Explotación de ferretería y quincalla” (C.Socias 23-12-1873). “Ramis y Compañía” (R.Togores 01-01-1895).

SASTRERÍA.
Dos sociedades localizadas con más de 20 años de diferencia entre las dos, lo que demuestra que esa actividad ha tenido siempre su vida propia entre la sociedad mallorquina. La industria textil en Mallorca durante los años 1871-1897 propició el abasto de todo tipo de tejidos incluidos los de vestir, lo que condujo a que muchos mallorquines aprendieran el oficio de sastre para vestir a la gente, sobre todo a la más pudiente. Al ser talleres pequeños y artesanos no existen escrituras de constitución de grandes sociedades dedicadas al negocio de sastrería; más bien se trataban de negocios familiares cuya tradición pasaba de padres a hijos como lo prueba las dos escrituras que mencionamos a continuación.

“Argeles Hermanos” (30-08-1871 G.Sancho) “Bazar de ropas hechas y sastrería, o sea, establecimiento de género para confección”. “Ferrer y Mir” (09-02-1897 F.P.Massanet).

TRANSPORTES.

Este objeto social y el que sigue a continuación sobre el primer tranvía interurbano de Palma, surgió por la necesidad de que se tenía que dotar al pueblo mallorquín e medios de transportes cómodos y adecuados para poder desplazarse por los distintos municipios de la isla que no estaban comunicados por la red ferroviaria que ya funcionaba desde 1872. Sobre todo, para comunicar Palma y Sóller, como se desprende de la Sociedad de diligencias especialmente constituida al efecto que se reseña seguidamente.

Pero dado que el transporte marítimo continuaba siendo la única entrada de materias que carecía la isla y por otro lado se precisaba exportar a otros lugares géneros autóctonos como se venía cabiendo años atrás, comenzaron a surgir empresas consignatarias de buques, agencias de aduanas especializadas en el transporte internacional, como se desprende de las sociedades que a ese efecto constituyeron los hermanos Schembri que se mencionan, siendo los hermanos José y Valentín Schembri los pioneros de una larguísima trayectoria empresarial mallorquina con ese mismo objeto.

“Compañía Mallorquina de Omnibús” (Establecer diversas líneas de coches-ripperts o de otros sistema en Palma y demás plazas de las Baleares si se juzga conveniente; edificar y alquilar cuadras, cocheras y plantear los medios necesarios para facilitar cómodamente para el público las comunicaciones de los pueblos entre sí; establecer un servicio de coches de plaza que a su baratura reúna elegancia y comodidad… -J.Palou 20-05-1890), “Baltasar Salvá y Compañía” (Establecimiento de una Agencia de transportes nacionales e internacionales 17-04-1891 J.Alcover), “Schembri Hermanos y Compañía” (Transporte internacional, Agencias de aduanas, Comisiones y Consignaciones 16-12-1891 J.Alcover), “Empresa de diligencias de Sóller” (Ocuparse del transporte de viajeros y sus equipajes no solo por la carretera que va de Sóller a Palma, sino por cualquier otro lugar que considere conveniente la sociedad; contratar con el Gobierno el servicio de correos y cualquier otro que considere útil; adquirir edificios, terrenos, coches, mulas y cuantos efectivos se consideren necesarios 24-05-1894 Fco. Ferrer -Sóller-).

Y como decíamos al principio, terminamos aquí los resúmenes que hemos venido publicando sobre la constitución de determinadas empresas mallorquinas del siglo XIX , que no son más que simples pasajes de nuestro Libro “Sociedades Mercantiles Mallorquinas del siglo XIX –Historia social y económica de Mallorca en los protocolos notariales 1825-1900” que editó en 2009 el Institut Balear d’Economía y que naturalmente sometemos a opiniones y estudios mejor fundados.





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