El 10 de Abril
última, la prensa digital publicó el siguiente artículo de Javier Díez-Giménez,
profesor de Economía, donde pone de relieve los efectos que produciría una
posible intervención de España. Me gustaría que alguien explicara si todo esto
que dice no se está produciendo ya.
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Qué pasaría si nos intervinieran?
Por:
Profesores IESE | 10 de abril de
2012
JAVIER DÍAZ-GIMÉNEZ, profesor de Economía.
Si
nos intervinieran, las instituciones de la Eurozona y de la Unión Europea y el
Fondo Monetario Internacional concederían un crédito de unos cuatrocientos o
quinientos mil millones de euros a las administraciones públicas españolas que
nos permitiría financiar el déficit y atender a los vencimientos de la deuda en
circulación sin tener que recurrir a nuevas emisiones.
La
concesión de ese crédito obligaría a España, además de a devolverlo, a aceptar
las condiciones que nos impusiera esa ‘troika’
de nuevos acreedores. Las cuentas públicas quedarían oficialmente intervenidas,
y si nos guiamos por las condiciones que se han exigido a los países que ya han
sido rescatados, el impuesto sobre el valor añadido subiría al 23 por ciento,
las administraciones públicas se verían obligadas a reducir sus costes
laborales, bajando los sueldos de los funcionarios y despidiendo al personal
contratado, y posiblemente tendrían que reformar el sistema de pensiones, la
financiación de la sanidad y la educación públicas y la de las corporaciones
locales y las autonomías.
La
situación financiera de la banca española, y muy especialmente las de las
cajas, se deterioraría muy rápidamente y probablemente se producirían nuevas
intervenciones o quiebras. Además, casi con toda seguridad, nos impondrían una
nueva reforma laboral que redujera los costes de despido y flexibilizara, esta
vez de verdad y sin complejos, nuestro mercado de trabajo. Portugal, sin ir más
lejos, se ha visto obligado a reducir la indemnización por despido a diez días
por año trabajado.
Con
casi total seguridad la recesión se agravaría y se prolongaría y muchos
caeríamos en la tentación de desmoralizarnos y de empezar a pensar que
cualquier tiempo pasado fue mejor. Menos mal que antes de que ocurra todo eso
es casi seguro que el Gobierno de España se decidirá, por fin, a hacer "lo
que sea necesario" para conseguir que la sangre no llegue al río.
© Javier Díaz-Giménez Profesor
de Economía en el IESE Business School. Doctor en Economía por la Universidad
de Minnesota. Ha sido coautor de Edward C. Prescott, Premio Nobel de Economía
en 2004. Fue asesor de la Oficina Económica del Presidente, del Ministerio de
Industria, y de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). Ha sido
miembro del Consejo Estratégico de Consulnor y forma parte del equipo económico
del programa La Linterna, de la Cope.
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Nosotros creemos que la sangre ya ha
llegado al río, y si esto que nos ocurre ahora no es una intervención, que Dios
nos proteja si se llega a producir.
Recuperamos un artículo que publicó el pasado año en Internet un Diario
especializado, que explica lo que es la dichosa Prima y el riesgo que corría
nuestro país en aquellas fechas con los baremos que se movían por aquél
entonces. Si con aquellos baremos ya estábamos al borde del abismo ¡cómo
debemos estar ahora!. Leamos y comparemos…
La Prima de riesgo.
¿Qué es?
Junto a las cotizaciones
bursátiles, otro medidor que ha cobrado gran importancia en el último año es la
prima de riesgo, que mide el diferencial de lo bonos españoles en comparación
con sus homólogos alemanes a un plazo de diez años. En resumen, es la
rentabilidad adicional que los inversores exigen por comprar deuda de países
cuyo reembolso consideran más arriesgados. Si la prima de riesgo es alta, el
inversor que haya comprado deuda pública de un país tendrá menos seguridad de
ver amortizada su adquisición. Esta tensión dificulta la financiación exterior
de los Estados y condiciona también la actividad de los bancos. Es decir,
cuanto más elevada sea la prima, menos confianza tendrán los inversores y los
mercados en ese país.
En momentos de
volatilidad, los inversores optan por comprar valores seguros, aunque la
rentabilidad sea menor. Como el español no es bono tan seguro, el inversor le
pedirá un mayor interés para prestarle dinero, por el temor a que ese país no
le devuelva el dinero prestado.
¿Como se calcula?
Los mercados secundarios
de deuda dan la clave para calcular la prima de riesgo. Ellos facilitan el dato
de la rentabilidad del bono alemán a 10 años y del resto de países. La resta de
estos valores números proporciona la prima de riesgo de dicho país. Por
ejemplo, si la rentabilidad del bono a 10 años de Alemania es del 3%, y la de
España es del 6%, la prima de riesgo de España es de 3 puntos porcentuales o
300 puntos básicos, porque cada punto porcentual son 100 puntos básicos.
Y si un inversor compra
deuda pública de un país con una alta prima de riesgo, los intereses que deberá
afrontar el Estado crecerán en la misma proporción, lo que debilita las arcas
públicas. El precio de la deuda alemana se toma como referencia porque se la
considera como la más fiable: esto es, Berlín paga siempre de manera segura y
en los plazos exigidos. ¿Porqué se necesita emitir deuda pública? Porque si no hay
endeudamiento, las posibilidades de crecimiento económico de un país quedan
lastradas. Todas las naciones acumulan déficit. La cuestión es la cuantía de
ese déficit, más alto en los países que han debido ser rescatados. El problema,
para muchos analistas, es que los altos intereses a los que deben hacer frente
los Estados por la financiación que perciben son extremadamente altos, por lo
que apenas quedan posibilidades de sacar rendimiento a esos recursos.
¿Qué nivel debe alcanzar
la prima de riesgo para el rescate?
Según los expertos,
aunque no existe unanimidad, la rentabilidad del bono debe situarse alrededor
del 7% para que se considere la opción del rescate. En la primera semana de
agosto, la más tormentosa para la economía española antes de la nueva tormenta
financiera previa a las elecciones del 20-N, la rentabilidad del bono español
oscilaba en el 6,25%.
Basta una rápida mirada
para comprobar la inseguridad que trae aparejada la prima de riesgo. El 7 de
mayo, de 2010, después de una semana de fuerte incertidumbre y pérdidas
generalizadas en el Ibex, la prima de riesgo española (o riesgo-país) se situó
en 164 puntos, un 60% superior a lo que había marcado siete días antes. El
pasado 16 de junio, la prima de riesgo se situó en 282 puntos. Sin embargo, más
acusados fueron los aumentos en la semana del 11 al 16 de julio, más
concretamente en la mañana del 12 de julio, cuando el riesgo-país alcanzó los
375 puntos básicos. La primera semana de agosto disparó de nuevo las alarmas.
El riesgo país de España se elevó hasta rondar los 420 puntos con una
rentabilidad cercana al 6,25 %, un nivel desconocido que volvía a situar en
mínimos la capacidad de generar confianza de la economía española en el
exterior. Cuando parecía que la situación se estabilizaba con la paulatina
introducción de ajustes y el respaldo de la UE al rumbo que tomaba la economía
española, la desconfianza de los mercados financieros hacia Grecia e Italia, a
pesar de la implantación de gobiernos tecnócratas, terminó por afectar a
España. Así, la prima de riesgo se disparaba de nuevo hasta los 450 puntos. Un
dato que denota el marcaje continuo de los mercados, a pesar de los vientos de
cambio en Moncloa.
¿En cuanto estaban
situadas las primas de riesgo de los países que han sido rescatados?
Grecia, el paradigma de
déficit y el bono 'basura', disponía de una prima de riesgo cercana a los 1.000
puntos cuando fue rescatada. Portugal e Irlanda mostraban niveles más
contenidos. La prima de riesgo lusa era de 600 puntos y la de Dublín algo más
baja, cercana a los 580 puntos. Pero la prima por sí sola no es baremo
suficiente para juzgar la conveniencia de un rescate. Influye también el
déficit -mucho más acusado en Italia que en España- y la cantidad de deuda que
posean inversores extranjeros. Este último punto si puede resultar preocupante
para nuestro país, ya que cada vez mayor importe de préstamos está en manos de
inversores extranjeros.
¿Y qué consecuencias
tiene el ascenso para las familias y los ciudadanos?
Si la prima de riesgo
sube, las entidades financieras tienen también más dificultades para captar
fondos en el exterior. Ello redundará de forma negativa en los clientes, que
tendrán que hacer frente a intereses más altos para devolver los préstamos.
Esta situación de falta de liquidez en las familias reduce su posibilidad de
consumo, lo que dificulta la recuperación económica, pero además esa falta de
crédito anula la capacidad de las pequeñas y medianas empresas de llevar a cabo
proyectos y generar actividad, por lo que muchas de ellas se ven obligadas a
cerrar.
Si el Estado gasta más
en pagar intereses, es bastante probable que deba reducir gastos en otras
partidas públicas, como las becas, el gasto farmacéutico, las subvenciones a
las pymes. Otra consecuencia es que el Estado necesitará más ingresos públicos
para compensar el abono de estos intereses, por lo que las subidas de impuestos
pueden convertirse en una medida habitual. La ampliación de la edad de
jubilación y el abaratamiento del despido son otros de los efectos del
incremento de la prima de riesgo, como se percibe en las reformas del mercado
laboral y de las pensiones.
Ibex
El gráfico de evolución
del Ibex en el último año dibuja una trayectoria de continuos toboganes. A
comienzos de julio de 2010, las noticias sobre el ímpetu reformador del
Gobierno animaron a los inversores, que devolvieron al selectivo al optimismo.
El 29 de junio, el índice tocaba mínimos, con 9.160 puntos tras una caída del
5,45%. Poco a poco, la Bolsa española recobró ímpetu, apoyada también por los
pasos que se propiciaban en la reforma de las cajas. Así, el 18 de octubre, el
selectivo se situaba en los 10.897 enteros tras anotarse una subida del 0,27%.
Pero las incertidumbres
no se despejaban. La dificultad en la reforma de las pensiones y la crisis de
deuda de algunos países europeos como Grecia, Irlanda y Portugal empujaron al
selectivo de nuevo por la senda de las caídas, como quedó comprobado el 30 de
noviembre, cuando el índice cayó hasta los 9.267 puntos después de perder un
0,62%. De manera paulatina, con la sensación de que las reformas eran lentas
pero inexorables, el selectivo ha ido recobrando la tranquilidad. El 17 de
febrero, dos meses y medio después, el Ibex alcanzaba los 11.113 puntos.
Sin embargo, el carácter
cíclico de los mercados bursátiles es aún más apreciable en coyunturas de
inseguridad como la actual. La crisis de la deuda pública española, el
estancamiento en la reforma financiera y el desgaste del Ejecutivo de José Luis
Rodríguez Zapatero han hecho retroceder de nuevo al Ibex. En la semana del 13
al 19 de junio, el selectivo llegó a caer hasta los 9.918 puntos. Más graves
han sido las recientes caídas, en la semana negra del 11 al 15 de julio y la
primera de agosto. El martes 12, el índice del selectivo cayó hasta los 9.670
puntos en una jornada marcada por los rumores de quiebra de Grecia y
complicaciones en Italia. Los días 1 y 2 de agosto, la situación fue aún peor.
A la situación de Grecia y España se añadía la inestabilidad por el techo de
deuda de Estados Unidos. El Ibex quedaba el miércoles 3 de agosto en 9.037
enteros, una cota que, junto a la prima de riesgo, ponía de nuevo a España en
el centro del huracán financiero, como quedó demostrado el 10 de agosto, cuando
el selectivo cerró la jornada en 7.966 puntos tras perder un 5,49%. Un mes y
medio más tarde, el 22 de septiembre, cuatro días antes de que el presidente
Zapatero anuncie la convocatoria de las elecciones anticipadas, el selectivo se
desploma hasta los 7.830 puntos. La compra de deuda por parte del BCE ha
contribuido a paliar la crisis bursátil, pero no a resolverlo de forma
completa. Resolver el problema del déficit público, en especial el de las
autonomías, y acelerar las reformas son los mensajes que los mercados han
lanzado a España para recuperar plena confianza en la economía del país, como
ha puesto de relieve el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández
Ordóñez.
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Hoy, 15 de Mayo de 2012,
nuestra prima de riesgo está en 480
puntos y el Ibex en 6.811.
¿A dónde vamos a parar
con esa gente que por su codicia está dispuesta a terminar incluso con la vida
de los pueblos?.
¡
Efectivament, la situació actual es massa dolenta i pens que aquests anys molta gent de classe mitja passarà a classe baixa...
ResponderEliminarPer millorar el nivell econòmic de la població europea, a més de eliminar les despeses inapropiades, faraòniques i innecessàries, cal aturar totes les compres a la Xina per reactivar la producció europea, això crearà treball, incrementarà les exportacions i donarà riquesa; tot i que els productes ens costaran més tendrem feina i doblers.
Enhorabona pel bloc!
Joan Castells
Tens tota la raó. Tots hauriem d'esforçar-nos a fer el que puguem per col·laborar en la recuperació del nostre país i aquestes petites coses sense dubte que poden ajudar molt. Jo també procuro comprovar que els productes que compro començin amb el codi de barres 84, que indica que està fabricat a Espanya. Crec que es important fer lo que poguem per reactivar la nostra economía.Gràcies pel teu encertat comentari.
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