martes, 3 de mayo de 2011

EL CEMENTO MALLORQUÍN.

Aunque el cemento se viene fabricando desde tiempos muy antiguos a base de piedra calcárea, arcilla y otras sustancias, el cemento típico mallorquín se elabora a base de un tipo de roca que está compuesta principalmente por carbonato de calcio, denominada margues y arcilla. Su alta resistencia y durabilidad frente a las inclemencias del tiempo lo han hecho muy popular. Es equiparable a cualquier cemento de sus características y es muy apreciado para las restauraciones de construcciones con materiales como el marés. Su manipulación es muy sencilla debido a su rápido fraguado.
En la antigüedad el proceso de fabricación del cemento mallorquín se iniciaba con la extracción de estas rocas en las canteras. Se iban haciendo unos agujeros profundos en ellas a base de maza y cincel a la vez que eran vaciados con una cucharilla de hierro de forma alargada. En estos agujeros se colocaban los cartuchos de pólvora que al estallar rompían la roca en pedazos. Después, a base de golpes de maza, se iban rompiendo en trozos más pequeños antes de llevarlas al horno, que consistían en un agujero en el suelo de unos 8 metros de profundidad y 6 de diámetro aproximadamente, con las paredes forradas de ladrillo refractario y que acababa con un depósito de salida. Estos hornos solían estar siempre encendidos dada la dificultad que tenían para prender fuego en ellos. Las piedras se colocaban en capas de unos 20 centímetros de grosor y al cabo de 12 a 15 horas ya estaban cocidas. Después se trasladaban a los molinos, donde eran reducidas primero a “picadís” grande para después reducirlas a polvo.

Este cemento se denomina común, basto u ordinario, según el pueblo donde se haya hecho, pero el nombre genérico que siempre se le ha dado es el de cemento mallorquín. A finales del siglo XIX habían cementeras en Porreres, Felanitx, Sóller, Esporles, LLucmajor, María de la Salud, Sineu, Campos, Sant LLorenç, Ariany, Banyalbufar, Puigpunyent, Sóller, Esporles y San Juan, que funcionaban con maquinaria especializada para los distintos menesteres: máquinas de vapor de 14 cv de fuerza con su caldera que se empleaba como horno, máquinas de planear, de perforar, varios molinos para moler el cemento, máquinas para triturar la pìedra, sierras sinfín movidas a vapor para cortar las rocas, etc.etc. En Son Gual (Establiments) propiedad del Marqués de Campo Franco, existía en los años 1890 la fábrica de cemento y ladrillo denominada “La Perfección”, la cual solía arrendarse por periodos de varios años y con la que iba aneja la cantera de cemento abierta en terrenos del Predio Son Cotoner (Puigpunyent) propios de Nicolás Brondo Zaforteza.

En la actualidad el cemento mallorquín se emplea  casi exclusivamente para trabajos de restauración.


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