Un
día que tuvimos que esperar a un compañero en el coche un largo rato en la larga
calle Fra Lluís Jaume de nuestra ciudad, muy cerca de la plaza de toros, se nos
ocurrió pensar quien fue ese religioso, que hizo, porqué el Ayuntamiento de
Palma le puso una calle. No lo sabíamos, confesamos nuestra ignorancia. Y dicho y hecho, nada más llegar a casa, nos
pusimos a investigar un poquito. Aquí narramos muy brevemente su historia para
quien como nosotros tenga interés en conocerla.
Melchor
Jaume Vallespir, nació en Sant Joan el 18 de octubre de 1740. Cursó sus
primeros estudios en el Convento de Sant Bernardí, de Petra. Veinte años más
tarde, en 1760, entró a formar parte de la Orden de los Franciscanos y el 29 de
septiembre de 1761 juró su voto solemne. En 1764 fue ordenado presbítero después
de cursar sus estudios en el Convento de San Francisco de Palma, donde llegó a
dar clases de filosofía desde 1765 al 1770.
Como
Fray Junípero Serra (que había partido de este mismo lugar 20 años antes),el
padre Jaume se ofreció voluntario para ir de misionero a las Américas. Salió de
Palma el 5 de marzo de 1769 con destino al Colegio Apostólico de San Fernando,
en México.
En
el verano del año de su partida, Fray Junípero Serra acompañado de algunos de
sus frailes entre los que se encontraban varios mallorquines como el padre
Jaume, formaron parte de la expedición que Don Gaspar de Portolá realizó por la
Bahía de San Diego, en la alta California.
Mientras la expedición española iba avanzando por aquellas tierras difíciles
e inhóspitas, los frailes iban evangelizando
a los indígenas. Durante la dura marcha a pié, la columna llegó a perder casi
el cincuenta por ciento de sus efectivos y mientras Gaspar de Portolá continuó
su marcha con sus tropas hacia el Norte, Fray Junípero se estableció en San
Diego cobijándose en una simple cabaña que hicieron los propios frailes. De
esta forma se fundó la primera Misión de la Alta California.
San
Diego era la base de los misioneros que realizan sus funciones evangelizadoras
por esta parte del territorio californiano. Los esfuerzos que tuvieron que
realizan aquél puñado de frailes para hacerse con los indios, bastante reacios al
trabajo agrícola, fue muy ardua. Pero de aquella forma, Fray Junípero comenzó a
sembrar la primera semilla de la evangelización, ante la indiferencia de muchos
de los nativos que los miraban aún recelosos, hasta que se dieron cuenta que
los esfuerzos que realizaban aquellos frailes era para su propio beneficio.
En
poco tiempo el padre Jaume aprendió el idioma de los indígenas y enseguida que
pudo escribió un catecismo en su lengua. Pero las autoridades del virreinato de
México (aquél territorio pertenecía por aquél entonces a México) cada vez
hostigaban más a los frailes y es aquí cuando decide Fray Junípero Serra ir a
la capital Mejicana para dialogar con el virrey, dejando la Misión de San Diego
a cargo del también mallorquín, Padre Palou.
Debido
a la falta de agua, el Padre Palou decide trasladar la Misión unos diez
kilómetros en el interior de la zona, emplazamiento que aún conserva en la
actualidad la Misión de San Diego. Allí aquellos frailes convirtieron aquellas
tierras estériles en un fértil huerto y consiguieron reunir más de trescientas
cabezas de ganado para alimentar a los indígenas. El padre Jaume formó grupos
de catequistas y una escolanía de cantores de canto gregoriano. Pero los indios,
aprovechando la distancia que separaba la Misión del fuerte militar español, la
noche del 5 de noviembre de 1775 atacaron la Misión, la saquearon y prendieron
fuego a todos los edificios.
Cuentan que el padre Jaume se puso delante de
ellos para rogarles que pararan aquella barbarie diciéndoles “Hijos, amar a
Dios”. Los indios le despojaron de sus hábitos, le ensartaron a flechazos y
luego lo remataron con piedras y garrotes.
Así
se convirtió el padre Jaume en el primer mártir de la Alta California. Cuando
se enteró de lo acontecido Fray Junípero Serra, exclamó: “Gracias a Dios, ya se
regó aquella tierra, ahora sí que se conseguirá la reducción de los “dieguinos”
(así llamaban los españoles a los indígenas).
Tuvo
razón el padre Serra, porque logró fundar entre él y los frailes que le
sucedieron desde San Diego a Sonora en
el norte de San Francisco, muchos de ellos mallorquines, un total de veintiuna
Misiones.
El
6 de septiembre de 1786, el Ayuntamiento de Palma proclamó hijo ilustre de la
ciudad a Fray Luis Jaume Vallespir. El Ayuntamiento de Sant Joan le proclamó
hijo predilecto de la villa en 1975.
Pues
ya conocemos una historia más que no sabíamos.
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