sábado, 7 de abril de 2012

AMOR Y DESAMOR.





Un buen amigo nuestro, Juan Felipe Palou Nadal, publicó dos libros de poemas en los años 1982 y 1983: "Tránsitos y Derivaciones" y "Los paisajes del silencio amoroso".

La jubilación permite dedicarte a facetas y aficiones que antes, con el trabajo, apenas podías realizar, como por ejemplo, leer, tranquilamente y sin prisas. Aunque habíamos ojeado algunos de los versos de los libros que Juan Felipe nos obsequió, no habíamos tenido el tiempo suficiente para leerlos y releerlos, prestándoles la atención que se merece la lectura de un poemario. Así, con tiempo, pensando lo que el autor nos quiere decir con sus versos, es como uno se da cuenta del calado de los poemas.

Joaquín Martín (Director del Colegio La Salle, de Palma) dice en el prólogo de su segundo libro: "Creo que sus aguas brotan de las mismas rocas que el primero, que sus manantiales, son los mismos: El amor como desengaño; la muerte que se vislumbra como liberadora aleteando entre tus versos; Castilla y Aranjuez como paisaje fascinante que a veces se transforma en doncella al correr de su pluma llenando el vacío que dejó la desilusión amorosa.

Como todo poeta lírico, y Juan Felipe lo es, su espíritu sensible y tímido necesitó que la vida le golpeara para exteriorizar sus sentimientos en forma de versos. Creo que sin desengaño amoroso no te hubiéramos conocido como poeta. Alguien arañó tu alma, Juan Felipe, y brotó la poesía (…)

Tus versos son con frecuencia duros e inmisericordes. Buscas los adjetivos más hirientes. Te muestras implacable con las que te hicieron daño. Te laceras a ti mismo, en ocasiones. Luego nos deleitas con estrofas e incluso poemas enteros donde los perfumes y bondades de la naturaleza rezuman bonanza, paz y perdón. Tus versos sensuales, versos idílicos, versos que rememoran momentos felices porque nadie te había herido aún. Y cuando el encanto desaparece de repente, de nuevo esgrimes la palabra agresiva y mordaz, el acero que penetra limpio en las carnes no sólo de la persona agresora, sino de toda la sociedad…"


Joaquín Martín, borda perfectamente el estado anímico de Juan Felipe cuando escribió esos versos. La verdad es que no habíamos leído nunca tantos versos de amor (amor platónico, amistad, belleza, gratitud...) y luego de desamor (desengaño, rabia, desesperación, pesimismo...) como los que plasma en sus libros Juan Felipe. Y nos ha gustado. Vaya como muestra esos dos poemas de amor y desamor:

Primer Libro. Año 1982: 25.-Rimas para una especial amiga.

"Eres la llama que enciendes mi entendimiento,

lluvia que apacigüas mi tensión,

ola que inundas mi pensamiento,

nieve que cubres mi pasión.

Nube a la fuerza impenetrable,

rayo que electrizas mi mente,

tormenta de mi ser, inmutable,

aire que acaricias ,mi frente.

suave amanecer en mi despertar,

crepúsculo que se funde en el atardecer,

madrugada esperada en mi soñar,

ansiado día que no tardará en aparecer.

Montaña a la que no se puede trepar,

río en el que estacionaría mi saber,

valle en el que se podría respirar,

cielo en el que consagraría mi tejer.

Estrella que brillas con luz propia,

Sol que calientas mis venas,

música que entonas con dulce sinfonía,

Luna que recuperas todas mis penas.

Intento no pensar en ti,

pero no consigo separarte,

renunciaría al mundo por ti,

si pudiera amarte."

Segundo Libro. Año 1983: 17.- Vanidad.

"¡Cómo te gustaban aquellos nobles piropos que cada día recibías

de mis labios!.

Y cómo te burlabas pícaramente de mis transparentes

propuestas!.

¡Ay, mujer mal pensada y coqueta!

orgullosa e intransigente,

divina, especial y esbelta,

entretenías mi deseo, volcándolo como a un simple juguete.

¡Cuán equivocada estabas!.

Nunca pudiste imaginar que cuando te miraba, antes de escuchar

tu esquiva respuesta, ya mi corazón te odiaba a muerte, porque

ni amiga fuiste entonces, ni mujer completa serás nunca.

No esperes que me detenga para hablarte de las cosas del aire o

de los accidentes de la vida.

No te preocupes, sigue midiendo tu precioso tiempo cuando te

enfrentes a mi persona, sigue escabulléndote entre la vanagloria

de tus indiferencias.

¿Alguna vez te obligué a que me amases? Sólo te pedí que

fueras mi amiga, mi más querida, mi más preciada en la vida.

Huye de mi sombra indestructible, que de su linaje

inabordable

me guardaré hasta el juicio de los siglos".


 

 

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