Tengo un libro de
César González Ruano “Aún” (Antología poética 1926-1934) que se editó en 1934
en Madrid. Lo compré en el mercadillo de Consell, pero no es mío, le pertenece
a un amigo suyo al que está dedicado de puño y letra y además numerado exclusivamente
para él. Lo curioso es que ese amigo residía en Berlín, así lo pone la
dedicatoria (¿cómo habrá llegado a Consell después de más de 70 años?). De una edición de 300 ejemplares
que hizo el autor, todos personalizados, el ejemplar que tengo en
usufructo, es el nº 180.
La verdad es que
nunca había leído a González Ruano y confieso que lo compré porque me llamó la
atención, en primer lugar, su antigüedad, y después al ojearlo, que estuviera personalizado y numerado. Luego,
cuando lo leí, me gustó. Era bueno. Es bueno, muy bueno.
Veo en Internet que González
Ruano nació en Madrid el 22 de febrero de 1903 y murió a los 62 años de edad,
el 15 de diciembre de 1965. Había estudiado el Bachillerato en Madrid y la
carrera de Derecho en las Universidades de Santiago de Compostela, Zaragoza y
Madrid licenciándose en esta última en
1926. Ejerció un año su carrera, dedicándose luego por completo a la literatura
y al periodismo. Como periodista, por lo visto tuvo fama de gran articulista.
Trabajo para "La Época" (1928), "Heraldo de Madrid"
(1929-1931), "Informaciones" y por último en "ABC".
González Ruano con Azorín |
Colaborador de las
principales revistas españolas y americanas, viajó por Portugal, Francia,
Bélgica, Alemania, Checoeslovaquia, Marruecos... Como escritor, tiene más de
cuarenta títulos publicados tanto en prosa como en verso...
Es curiosa la
"Cuartilla" que le escribe en el propio libro el autor a Ignacio
Noreña, el impresor. Por su belleza literaria la reproducimos a continuación:
"Querido Ignacio: Como tú "pusiste" una imprenta, me fui yo a
los periódicos. Tú, ahora, con un grupo de amigos expurgas y tomas lo que te
parece que debe cantar aún en las máquinas, y me pides un título. LLámalo así:
"AÚN", puesto que esas cosas son casi una supervivencia mía, un aire
que se fuga por la ventana de dentro de la casa a dónde anda el aire mismo. Tú y
los amigos veréis. Yo no quiero ver nada hasta que esté hecho. Los poetas
tenéis siempre razón. Y si sólo la poesía salva a los pueblos, que ella me
salve a mí por vuestra indulgencia.
Como ahora gustan
otras cosas y creo que hay muy buenos poetas, casi todos andaluces, y yo soy un
periodista y sólo un periodista, no hubiera querido a no ser por la promesa
vuestra de que ni un solo ejemplar va a rodar por las librerías. Para los
amigos, bueno. A ellos les he dado siempre lo mejor que tenía: el tiempo, y ellos
han sido generosos en la misma moneda. ¿Cómo negar esto que vosotros llamáis,
muy bien llamado, en esa nota excesiva y para mí -¡tan pálido!- sonrojante,
"tiempo perdido"?. Bien está, si no ha de salir de entre nosotros.
A las poesías que conserváis
y que habéis encontrado y sacado -¡Dios sabe a quién!- te añado, como pides,
algunas de las más viejas. Por ellas tengo más interés que por ninguna, que esa
preocupación de "ser moderno" no entra en mis muchos males y
desvelos. Supongo que tendréis hasta cosas eróticas. (¡Es terrible, pero es uno
erótico en verso! <¿Quién que es, no es romántico?>). En prosa no me lo
perdonaría. Así, creo que puede perdonárseme y puedo perdonarme.
¡AÚN, versos! ¡Qué
cosas, querido Ignacio, haces en tu imprenta de poeta entre cajas! (Cíceros,
por céfiros...) No quiero hacer farsas ocultándote que el proyecto me llena d
emoción. Me parece que he muerto ya, y que venís vosotros, saltando por encima
de las cuatro velas que serían las cuatro gacetillas y revolviendo papelotes,
os lleváis estas cosas.
Haced lo que queráis
y que Dios os pague ese gesto anacrónico y piadoso. Quizá reunís,
definitivamente, mis últimas poesías. Que ningún impío ponga su pata sobre esta
sepultura de ilusiones. Repartid este aliento final entre manos buenas y gentes
amables... ¿No serán mucho trescientos libros?. Un abrazo. CÉSAR. Madrid, Abril
1934".
Los trescientos dos
ejemplares que constituyen la edición original homenaje de AUN (antología
1926-1934) distribuidos según la justificación de tirada, han sido suscritos
por una serie de personas que se relacionan al final del libro.
Cinco ejemplares
sobre papel imperial del Japón numerados del 1 al 5. Nº 1) Don Federico García
Sanchiz (Madrid). Nº 2) Don José González Marín (Madrid)... Cincuenta y
cinco ejemplares sobre papel de hilo verjurado, numerados del 6 al 60 (entre
los que se encuentran: Azorín, Jacinto Benavente, José Calvo Sotelo, José María
Pemán, etc.)... Y doscientos cuarenta ejemplares sobre papel offset numerados
del 61 al 300... Este que poseo es el 180.
Es curiosa la
inscripción de la última página: "Esta obra nunca volverá a imprimirse
en la presente forma, ha sido escrupulosamente comprobado el número de sus
ejemplares y destruidos los moldes. Se imprimió durante los meses de Abril y
Mayo en Madrid, en los talleres de Ignacio de Noreña, Duque de Liria, 7. Año de
1934."
A continuación
transcribiremos algunos poemas al azar, porque todos son de extraordinaria
calidad:
ME GUSTAN ESTAS
TARDES...
Me gusta meterme de lleno en la
pereza
de estas tardes
vacías, que tienen su belleza.
Tú cuidas de
rascarme la espalda y la cabeza,
mientras silbo
canciones pegajosas,
lánguidas cantinelas
fastidiosas
que se aprenden
y olvidan como todas las cosas.
Me gustan estas
tardes, me divierte
perder la
voluntad en esta fina y fuerte
voluntad de
perderla y de quererte.
Fuera, la gente,
entre las calles grita,
padece, odia, se
empuja, se desea y se excita,
cree en la
Gloria y en la Ley escrita.
Nada de eso me
importa. Yo quiero la quebrada
línea de luz, la
voz esmerilada,
el humo y la
humedad de tu mirada.
La languidez
ilustre de estas horas,
que cualquier
otro amante juzgaría incoloras, en las que ríes, río,
me echo a llorar y lloras.
FECHA
Guadalajara
tiene un hotel.
Nadie sabe para
qué.
Tú lo sabes. Yo
lo sé.
LA VIDA NOS
TRAE, NOS LLEVA...
La vida te trae,
te lleva,
te lleva, te
trae, te arrastra,
o te deja en las
esquinas
y en los ojos
del que pasa.
Ahora, si te
divierte
quererme, ¿quién
piensa en nada?
La vida es eso y
lo otro...
y el arte de la
palabra.
Un día, es el
bar infame
-la mejor música
mala-
y luego el
meterse hablando
de lleno en la
madrugada.
La historia se hace,
se empieza
cuantas veces
haga falta...
NO SE...
No sé...Pasaron
los días,
y este amor
¡siempre encendido!
No sé... Pasaron
los años,
y este amor
¡siempre conmigo!
No sé...Pasaron
los siglos.
OTRA VEZ CONMIGO
MISMO
Me quedé, cuando
te fuiste, otra vez conmigo mismo.
Enamorado de mí,
siéndome fiel, sensitivo.
¡Aún otra vez!
¿Amor? Plenitud de Estío
Todavía. Poesía.
Canto. Soledad. Estilo.
Afán de mí: ¡te
gané Juventud!: ¡ya te he perdido!.
ESE MUNDO QUE
SUEÑO
A veces me parece
que es muy pronto
mejor que tarde,
como tú me has dicho,
para a la vida
fea de las cosas
en transición
mediana, haber nacido.
Y pienso en
revivir de mi ceniza
por un afán, en
vida, que enterrado
despierte
entonces y gritando olvidos
su puesto pida
al mundo que ha soñado.
¡Qué bien,
entonces, nuevo de mí mismo,
de mi sucio
cadáver levantarme,
y reventando el
labio de justeza
volver,
exactamente, a equivocarme!.
AÚN
(Homenaje a una
juventud)
No sé si soy yo
mismo este yo nuevo
que reverdece en
ti. La primavera
de tu boca a mi
boca, de tu pecho a mi pecho, a mis manos, me despierta.
Y ando, loco de ti,
con un deseo
de vivir, otra
vez, mañanas nuevas.
Estos brazos,
cansados de abrazar
cuerpos que no
recuerdan,
y estos ojos que
tanto se han cerrado
sobre cosas que
ya nacieron muertas,
en madrugadas
lívidas y sucias
de mentiras
piadosas y pequeñas,
hartos deben
estar de ver de prisa
cruzar pasiones
al decir eternas.
Y estos labios
en donde mustios nombres
pretendieron
dejar insoportables huellas,
exigiendo a
suspiros de humo llenos
turbias
fidelidades de novela,
¿qué quieren con
quererte, y esperando
-ilusión en
gerundio- por qué esperan?
Yo no sé si soy
yo, quien a tu lado
vive, revive y
tiembla.
El árbol en
desgana de su fruto
no espera nada
en la primavera
y mustio de
otras cosas que no importan,
le pide a Dios ser leña
y acabar. No
flor, no verde
rumor de agua
entre hierba.
Pero tú dices:
-¡Vive, Vida,
ábrete tallo a
la mañana nueva!
Y con los ojos
abiertos, y las manos
calientes de tu
sombra, al sol entera,
mi corazón
ligero se incorpora
y cree en Dios,
y empieza.
No más vagos
fantasmas
de literarios
males. Enseña
tu amor a amar,
tus limpios ojos
a ver estampas
nuevas;
tus brazos a
coger los altos frutos,
y enseñan a correr
tus firmes piernas.
...
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