martes, 20 de marzo de 2012

"AÚN"


Tengo un libro de César González Ruano “Aún” (Antología poética 1926-1934) que se editó en 1934 en Madrid. Lo compré en el mercadillo de Consell, pero no es mío, le pertenece a un amigo suyo al que está dedicado de puño y letra y además numerado exclusivamente para él. Lo curioso es que ese amigo residía en Berlín, así lo pone la dedicatoria (¿cómo habrá llegado a Consell después de más de 70 años?). De una edición de 300 ejemplares que hizo el autor, todos personalizados, el ejemplar que tengo en usufructo, es el nº 180.

La verdad es que nunca había leído a González Ruano y confieso que lo compré porque me llamó la atención, en primer lugar, su antigüedad,  y después  al ojearlo, que estuviera personalizado y numerado. Luego, cuando lo leí, me gustó. Era bueno. Es bueno, muy bueno.

Veo en Internet que González Ruano nació en Madrid el 22 de febrero de 1903 y murió a los 62 años de edad, el 15 de diciembre de 1965. Había estudiado el Bachillerato en Madrid y la carrera de Derecho en las Universidades de Santiago de Compostela, Zaragoza y Madrid licenciándose en esta última  en 1926. Ejerció un año su carrera, dedicándose luego por completo a la literatura y al periodismo. Como periodista, por lo visto tuvo fama de gran articulista. Trabajo para "La Época" (1928), "Heraldo de Madrid" (1929-1931), "Informaciones" y por último en "ABC".
González Ruano con Azorín

Colaborador de las principales revistas españolas y americanas, viajó por Portugal, Francia, Bélgica, Alemania, Checoeslovaquia, Marruecos... Como escritor, tiene más de cuarenta títulos publicados tanto en prosa como en verso...

Es curiosa la "Cuartilla" que le escribe en el propio libro el autor a Ignacio Noreña, el impresor. Por su belleza literaria la reproducimos a continuación: "Querido Ignacio: Como tú "pusiste" una imprenta, me fui yo a los periódicos. Tú, ahora, con un grupo de amigos expurgas y tomas lo que te parece que debe cantar aún en las máquinas, y me pides un título. LLámalo así: "AÚN", puesto que esas cosas son casi una supervivencia mía, un aire que se fuga por la ventana de dentro de la casa a dónde anda el aire mismo. Tú y los amigos veréis. Yo no quiero ver nada hasta que esté hecho. Los poetas tenéis siempre razón. Y si sólo la poesía salva a los pueblos, que ella me salve a mí por vuestra indulgencia.

Como ahora gustan otras cosas y creo que hay muy buenos poetas, casi todos andaluces, y yo soy un periodista y sólo un periodista, no hubiera querido a no ser por la promesa vuestra de que ni un solo ejemplar va a rodar por las librerías. Para los amigos, bueno. A ellos les he dado siempre lo mejor que tenía: el tiempo, y ellos han sido generosos en la misma moneda. ¿Cómo negar esto que vosotros llamáis, muy bien llamado, en esa nota excesiva y para mí -¡tan pálido!- sonrojante, "tiempo perdido"?. Bien está, si no ha de salir de entre nosotros.

A las poesías que conserváis y que habéis  encontrado y sacado  -¡Dios sabe a quién!- te añado, como pides, algunas de las más viejas. Por ellas tengo más interés que por ninguna, que esa preocupación de "ser moderno" no entra en mis muchos males y desvelos. Supongo que tendréis hasta cosas eróticas. (¡Es terrible, pero es uno erótico en verso! <¿Quién que es, no es romántico?>). En prosa no me lo perdonaría. Así, creo que puede perdonárseme y puedo perdonarme.

¡AÚN, versos! ¡Qué cosas, querido Ignacio, haces en tu imprenta de poeta entre cajas! (Cíceros, por céfiros...) No quiero hacer farsas ocultándote que el proyecto me llena d emoción. Me parece que he muerto ya, y que venís vosotros, saltando por encima de las cuatro velas que serían las cuatro gacetillas y revolviendo papelotes, os lleváis estas cosas.

Haced lo que queráis y que Dios os pague ese gesto anacrónico y piadoso. Quizá reunís, definitivamente, mis últimas poesías. Que ningún impío ponga su pata sobre esta sepultura de ilusiones. Repartid este aliento final entre manos buenas y gentes amables... ¿No serán mucho trescientos libros?. Un abrazo. CÉSAR. Madrid, Abril 1934".

Los trescientos dos ejemplares que constituyen la edición original homenaje de AUN (antología 1926-1934) distribuidos según la justificación de tirada, han sido suscritos por una serie de personas que se relacionan al final del libro.

Cinco ejemplares sobre papel imperial del Japón numerados del 1 al 5. Nº 1) Don Federico García Sanchiz (Madrid). Nº 2) Don José González Marín (Madrid)... Cincuenta y cinco ejemplares sobre papel de hilo verjurado, numerados del 6 al 60 (entre los que se encuentran: Azorín, Jacinto Benavente, José Calvo Sotelo, José María Pemán, etc.)... Y doscientos cuarenta ejemplares sobre papel offset numerados del 61 al 300... Este que poseo es el 180.

Es curiosa la inscripción de la última página: "Esta obra nunca volverá a imprimirse en la presente forma, ha sido escrupulosamente comprobado el número de sus ejemplares y destruidos los moldes. Se imprimió durante los meses de Abril y Mayo en Madrid, en los talleres de Ignacio de Noreña, Duque de Liria, 7. Año de 1934."

A continuación transcribiremos algunos poemas al azar, porque todos son de extraordinaria calidad:

                             ME GUSTAN ESTAS TARDES...

           Me gusta meterme de lleno en la pereza

de estas tardes vacías, que tienen su belleza.

Tú cuidas de rascarme la espalda y la cabeza,

mientras silbo canciones pegajosas,

lánguidas cantinelas fastidiosas

que se aprenden y olvidan como todas las cosas.

Me gustan estas tardes, me divierte

perder la voluntad en esta fina y fuerte

voluntad de perderla y de quererte.

Fuera, la gente, entre las calles grita,

padece, odia, se empuja, se  desea y se excita,

cree en la Gloria y en la Ley escrita.

Nada de eso me importa. Yo quiero la quebrada

línea de luz, la voz esmerilada,

el humo y la humedad de tu mirada.

La languidez ilustre de estas horas,

que cualquier otro amante juzgaría incoloras, en las que ríes, río,

 me echo a llorar y lloras.



FECHA

Guadalajara tiene un hotel.

Nadie sabe para qué.

Tú lo sabes. Yo lo sé.



LA VIDA NOS TRAE, NOS LLEVA...

La vida te trae, te lleva,

te lleva, te trae, te arrastra,

o te deja en las esquinas

y en los ojos del que pasa.

Ahora, si te divierte

quererme, ¿quién piensa en nada?

La vida es eso y lo otro...

y el arte de la palabra.

Un día, es el bar infame

-la mejor música mala-

y luego el meterse hablando

de lleno en la madrugada.

La historia se hace, se empieza

cuantas veces haga falta...



NO SE...

No sé...Pasaron los días,

y este amor ¡siempre encendido!

No sé... Pasaron los años,

y este amor ¡siempre conmigo!

No sé...Pasaron los siglos.



OTRA VEZ CONMIGO MISMO

Me quedé, cuando te fuiste, otra vez conmigo mismo.

Enamorado de mí, siéndome fiel, sensitivo.

¡Aún otra vez! ¿Amor? Plenitud de Estío

Todavía. Poesía. Canto. Soledad. Estilo.

Afán de mí: ¡te gané Juventud!: ¡ya te he perdido!.



ESE MUNDO QUE SUEÑO

A veces me parece que es muy pronto

mejor que tarde, como tú me has dicho,

para a la vida fea de las cosas

en transición mediana, haber nacido.

Y pienso en revivir de mi ceniza

por un afán, en vida, que enterrado

despierte entonces y gritando olvidos

su puesto pida al mundo que ha soñado.

¡Qué bien, entonces, nuevo de mí mismo,

de mi sucio cadáver levantarme,

y reventando el labio de justeza

volver, exactamente, a equivocarme!.



AÚN

(Homenaje a una juventud)

No sé si soy yo mismo este yo nuevo

que reverdece en ti. La primavera

de tu boca a mi boca, de tu pecho a mi pecho, a mis manos, me despierta.

Y ando, loco de ti, con un deseo

de vivir, otra vez, mañanas nuevas.

Estos brazos, cansados de abrazar

cuerpos que no recuerdan,

y estos ojos que tanto se han cerrado

sobre cosas que ya nacieron muertas,

en madrugadas lívidas y sucias

de mentiras piadosas y pequeñas,

hartos deben estar de ver de prisa

cruzar pasiones al decir eternas.

Y estos labios en donde mustios nombres

pretendieron dejar insoportables huellas,

exigiendo a suspiros de humo llenos

turbias fidelidades de novela,

¿qué quieren con quererte, y esperando

-ilusión en gerundio- por qué esperan?

Yo no sé si soy yo, quien a tu lado

vive, revive y tiembla.

El árbol en desgana de su fruto

no espera nada en la primavera

y mustio de otras cosas que no importan,

 le pide a Dios ser leña

y acabar. No flor, no verde

rumor de agua entre hierba.

Pero tú dices: -¡Vive, Vida,

ábrete tallo a la mañana nueva!

Y con los ojos abiertos, y las manos

calientes de tu sombra, al sol entera,

mi corazón ligero se incorpora

y cree en Dios, y empieza.

No más vagos fantasmas

de literarios males. Enseña

tu amor a amar, tus limpios ojos

a ver estampas nuevas;

tus brazos a coger los altos frutos,

y enseñan a correr tus firmes piernas.
                                                                             ...







No hay comentarios:

Publicar un comentario