De los comentarios que hace Manuel del Pozo
(Expansión.com), Francisco Rodríguez Apolo (La Voz digital.es), Javier Sabada
(El País) y del Blog “Maestro de nada”, sacamos esta simple conclusión de lo
que es: EL PELOTA CHIVATO.
Para ser pelota has de haber nacido
para ello. Se ha de tener una pasta especial. Hay que tener talento para saber
cuándo y cómo halagar y cuando saber esquivar funciones delicadas y expuestas
para que corran el riesgo los demás, pero queriendo demostrar siempre que eso
es “pan comido”…
A determinados jefes les gusta tener
un pelota bajo sus órdenes. Es como un bufón a la antigua, permiten sus
arrullos, comentarios, chivatazos y a cambio le dan de comer y le compensan de
alguna forma el esfuerzo que hace por agradar, aún a sabiendas que se trata de
un pobre infeliz. Esos jefes suelen ser también personas con poca personalidad
que les encantan les adulen porque en realidad se sienten inseguros por algo y
vulnerables.
Los pelotas son egoístas, no se fían
ni de la madre que les parió, no se comprometen
jamás con el equipo porque
trabajan pensando que forman parte del poder (ilusos).
Son capaces de todo por agradar al
Jefe. Suelen ser gente acomplejada, con problemas familiares, y tienen un temor
extremo a perder su puesto de trabajo. Harían lo que fuera para agradar al jefe
y tener el puesto seguro. Disfrutan recordando a los jefes todos los
aniversarios familiares. El pelota tratará siempre con excesivo cariño a los
hijos del jefe, tanto que llegará a
molestar tanto a los niños como a los padres y producirá ataques de vómitos a
todos los que en ese momento están presenciando esta bajada de pantalones.
En lo laboral, el pelota suele alargar su jornada
innecesariamente para aparentar que es el que trabaja más. Suele quejarse
siempre del volumen de trabajo que tiene, cuando en realidad, su productividad
es muy baja y la labor que realiza es simplemente material con muy poca
responsabilidad.’
El pelota nunca presume de
currículum, porque no tiene, él no es nada. Si el pelota necesitara describir
sus funciones no tendría más remedio que reconocer que él es un pelele, un don
nadie, un fantasma.
Pero el pelota sería capaz de vender
su alma al diablo con tal de agradar a su jefe. En cambio, al ser gente
acomplejada, lo pasa mal, porque sabe que no forma parte del grupo de sus
propios compañeros aunque esté trabajando junto a ellos. Al pelota-chivato, los
compañeros le calan inmediatamente y se le trata de forma especial. Saben que
oye lo que dicen hasta detrás de las paredes y que lo que digan el jefe estará
inmediatamente enterado. De ahí, su especial rechazo hacia esa persona porque saben
que delante de él tienen que actuar de una forma no natural .
Pero ¿nace o se hace? el pelota.
Nace, nace. Al ser una persona
acomplejada, ya desde pequeño en el Colegio se hace notar. El pelota va
creciendo y con la edad va adquiriendo nuevas tácticas para adular y
sobresalir, convirtiéndose en lameculos. En el Instituto, es donde el pelota
depura su técnica de lamer traseros a los profesores actuando como informador y
de esa forma es cuando el pelota se va ganando el favor de la autoridad de
forma inversamente proporcional a la enemistad del resto de la plebe.
Al llegar a la edad laboral, el
pelota suele ser ya un experto en la modalidad de lameculos que no sólo adula a
la autoridad, sino que también machaca al resto de compañeros, diciendo
mentiras, cometiendo falsos testimonios sobre ellos (siempre detrás) y
robándoles sus ideas o formas de trabajar para sobresalir. Hasta ahora esa
faceta no la había podido practicar en el Colegio, porque si lo hubiera hecho,
le hubieran caído una cantidad de ostias de mucho cuidado. Pero ahora, en el
trabajo es diferente.
Y si es verdaderamente triste haber
nacido con esa tara, no lo es menos ver al jefe servirse de ese pobre bufón.
Aunque todos hemos intentando ser algo
de pelotillas en algún momento de nuestra vida, por ejemplo, tratando que
nuestros padres nos dejaran poner un pendiente. Pero ahí estaba tu progenitor con dos cojones sobre la mesa que te decía:
Como te pongas un pendiente te arranco las orejas y tendrás que ponértelo en la
punta del…”. De ahí que se inventaran los piercings que la gente se pone en el
glande.
Pelotas ha habido, hay y habrá
siempre. No hay que ser muy inteligentes para saber como tratarlos, porque,
repetimos, más tonto es el que se deja engañar por ese acomplejado pobre infelíz.
POBRE DEL QUE SE PILLEN POR DELANTE,YO LO E VIVIDO EN PRIMERA PERSONA Y E VISTO A LA HORA DE LA VERDAD COMO MIRAN A LA IZQUIERDA PARA NO VER LO QUE HAY EN LA DERECHA,¿DE QUE SIRVE ESTAR EN LOS SINDICATOS Y DELEGADOS EN LA EMPRESA,SI LUEGO SON LOS PROPIOS COMPAÑEROS QUE SE PRESTAN A IR EN CONTRA TUYA EN LOS JUICIOS,?MIENTRAS TU DEFIENDES TUS DERECHOS DE TRABAJO,LOS TRABAJADORES SE PRESTAN PARA DEFENDER LOS DE LA EMPRESA AL PRECIO QUE SEA.¿QUE ESPERAN CON ESA ACTUACION ?¿HEREDAR LA EMPRESA?PUES A UNA DE ELLAS YA A SIDO DESPEDIDA Y LA OTRA.......EN FIN, ESTO ES PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA.
ResponderEliminarEN FIN,ESTOS PERSONAJES NORMALMENTE TENGO CLARO QUE TREPAN Y LAMEN CON LA LENGUA, LA MANO,LAS BOTAS Y EL CULO "SON UNOS LAMECULOS"