lunes, 27 de agosto de 2012

EL PELOTA CHIVATO.


 
De los comentarios que hace Manuel del Pozo (Expansión.com), Francisco Rodríguez Apolo (La Voz digital.es), Javier Sabada (El País) y del Blog “Maestro de nada”, sacamos esta simple conclusión de lo que es: EL PELOTA CHIVATO.
Para ser pelota has de haber nacido para ello. Se ha de tener una pasta especial. Hay que tener talento para saber cuándo y cómo halagar y cuando saber esquivar funciones delicadas y expuestas para que corran el riesgo los demás, pero queriendo demostrar siempre que eso es “pan comido”…
A determinados jefes les gusta tener un pelota bajo sus órdenes. Es como un bufón a la antigua, permiten sus arrullos, comentarios, chivatazos y a cambio le dan de comer y le compensan de alguna forma el esfuerzo que hace por agradar, aún a sabiendas que se trata de un pobre infeliz. Esos jefes suelen ser también personas con poca personalidad que les encantan les adulen porque en realidad se sienten inseguros por algo y vulnerables.
Los pelotas son egoístas, no se fían ni de la madre que les parió, no se comprometen  jamás con el equipo  porque trabajan pensando que forman parte del poder (ilusos).
Son capaces de todo por agradar al Jefe. Suelen ser gente acomplejada, con problemas familiares, y tienen un temor extremo a perder su puesto de trabajo. Harían lo que fuera para agradar al jefe y tener el puesto seguro. Disfrutan recordando a los jefes todos los aniversarios familiares. El pelota tratará siempre con excesivo cariño a los hijos  del jefe, tanto que llegará a molestar tanto a los niños como a los padres y producirá ataques de vómitos a todos los que en ese momento están presenciando esta bajada de pantalones.
En lo  laboral, el pelota suele alargar su jornada innecesariamente para aparentar que es el que trabaja más. Suele quejarse siempre del volumen de trabajo que tiene, cuando en realidad, su productividad es muy baja y la labor que realiza es simplemente material con muy poca responsabilidad.’
El pelota nunca presume de currículum, porque no tiene, él no es nada. Si el pelota necesitara describir sus funciones no tendría más remedio que reconocer que él es un pelele, un don nadie, un fantasma.
Pero el pelota sería capaz de vender su alma al diablo con tal de agradar a su jefe. En cambio, al ser gente acomplejada, lo pasa mal, porque sabe que no forma parte del grupo de sus propios compañeros aunque esté trabajando junto a ellos. Al pelota-chivato, los compañeros le calan inmediatamente y se le trata de forma especial. Saben que oye lo que dicen hasta detrás de las paredes y que lo que digan el jefe estará inmediatamente enterado. De ahí, su especial rechazo hacia esa persona porque saben que delante de él tienen que actuar de una forma no natural .
Pero ¿nace o se hace? el pelota.
Nace, nace. Al ser una persona acomplejada, ya desde pequeño en el Colegio se hace notar. El pelota va creciendo y con la edad va adquiriendo nuevas tácticas para adular y sobresalir, convirtiéndose en lameculos. En el Instituto, es donde el pelota depura su técnica de lamer traseros a los profesores actuando como informador y de esa forma es cuando el pelota se va ganando el favor de la autoridad de forma inversamente proporcional a la enemistad del resto de la plebe.
Al llegar a la edad laboral, el pelota suele ser ya un experto en la modalidad de lameculos que no sólo adula a la autoridad, sino que también machaca al resto de compañeros, diciendo mentiras, cometiendo falsos testimonios sobre ellos (siempre detrás) y robándoles sus ideas o formas de trabajar para sobresalir. Hasta ahora esa faceta no la había podido practicar en el Colegio, porque si lo hubiera hecho, le hubieran caído una cantidad de ostias de mucho cuidado. Pero ahora, en el trabajo es diferente.
Y si es verdaderamente triste haber nacido con esa tara, no lo es menos ver al jefe servirse de ese pobre bufón.
Aunque todos hemos intentando ser algo de pelotillas en algún momento de nuestra vida, por ejemplo, tratando que nuestros padres nos dejaran poner un pendiente. Pero ahí estaba tu progenitor  con dos cojones sobre la mesa que te decía: Como te pongas un pendiente te arranco las orejas y tendrás que ponértelo en la punta del…”. De ahí que se inventaran los piercings que la gente se pone en el glande.
Pelotas ha habido, hay y habrá siempre. No hay que ser muy inteligentes para saber como tratarlos, porque, repetimos, más tonto es el que se deja engañar por ese acomplejado pobre infelíz.

 

1 comentario:

  1. POBRE DEL QUE SE PILLEN POR DELANTE,YO LO E VIVIDO EN PRIMERA PERSONA Y E VISTO A LA HORA DE LA VERDAD COMO MIRAN A LA IZQUIERDA PARA NO VER LO QUE HAY EN LA DERECHA,¿DE QUE SIRVE ESTAR EN LOS SINDICATOS Y DELEGADOS EN LA EMPRESA,SI LUEGO SON LOS PROPIOS COMPAÑEROS QUE SE PRESTAN A IR EN CONTRA TUYA EN LOS JUICIOS,?MIENTRAS TU DEFIENDES TUS DERECHOS DE TRABAJO,LOS TRABAJADORES SE PRESTAN PARA DEFENDER LOS DE LA EMPRESA AL PRECIO QUE SEA.¿QUE ESPERAN CON ESA ACTUACION ?¿HEREDAR LA EMPRESA?PUES A UNA DE ELLAS YA A SIDO DESPEDIDA Y LA OTRA.......EN FIN, ESTO ES PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA.
    EN FIN,ESTOS PERSONAJES NORMALMENTE TENGO CLARO QUE TREPAN Y LAMEN CON LA LENGUA, LA MANO,LAS BOTAS Y EL CULO "SON UNOS LAMECULOS"

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