miércoles, 16 de febrero de 2011

EL ENTRENADOR DEL SEVILLA C.F.ALEVÍN.


Estas pasadas Navidades, se celebró como cada año en la ciudad Deportiva “Antonio Asensio”, el torneo internacional habitual de fútbol alevín en el que participaban los equipos del Bayern Munich, Sevilla, Atlético de Madrid y Mallorca, creo recordar. Los partidos de este Torneo los televisó una cadena local y tuve la suerte de ver dos de ellos. Y digo tuve la suerte porque es un verdadero placer ver jugar a esos niños de 10-11 años al fútbol. A esta edad, el niño da todo lo que tiene de sí. Tiene la fuerza e ilusión necesaria para poder practicar ese deporte con plenas garantías de éxito. Está en lo alto de una curva que va desde la niñez a la pubertad. Después, en edad infantil (12-13 años), el chaval tiene un bajón fisiológico, la pubertad hace mella en su estado físico y psíquico y existen unas desigualdades enormes entre unos y otros. Algunos empiezan a los 12 años a dar el clásico estirón, les cambia la voz, les sale el vello, su corazón en este periodo se desarrolla el doble de su tamaño y otros sin embargo mantienen su estado físico hasta unos años después. Antes, el Benjamín (8-9) años es demasiado pequeño para poder competir. De ahí que esos torneos de fútbol internacionales se hagan a esa edad y no en Benjamines o Infantiles.

Y dicho esto, que es lo primero que nos enseñan sobre el desarrollo fisiológico del niño en la Escuela de Entrenadores de Fútbol, lo podrá corroborar cualquier entrenador que haya llevado equipos de niños Benjamines, Alevines e Infantiles. Es muy diferente entrenar a niños de 8-9 años, 9-10 y 11-12 y no digamos ya cadetes y juveniles, pero que muy diferente. A parte de la cuestión técnica, un entrenador de esas categorías ha de ser más psicólogo que otra cosa. Ha de saber qué es lo que siente el niño en las distintas edades y después actuar para que se sientan cómodos, felices y al mismo tiempo, que puedan rendir al máximo en la competición que participan disfrutando de su deporte favorito.

Pero, a lo que iba. El Sevilla C.F. alevín, tiene un equipazo. ¡Cómo juegan estos chavales!. Ganaron su primer partido (no me acuerdo contra que equipo) y el partido de semifinales contra el Atlético de Madrid 2-1. Al finalizar el encuentro, su entrenador un tipo andaluz ya entrando en años, los reunió a todos en la banda y les pegó una bronca de órdago. La televisión estaba allí y haciendo lo que hacen en los partidos de baloncesto, el locutor acercó el micrófono al grupo y se oyó gritar al entrenador: “No se puede jugar así. Tenéis que tener el espíritu “Puerta”…”.  El locutor, cuando hubo finalizado su arenga, se acercó a él y le pregunto que porqué les había abroncado si habían ganado el partido. Y el hombre, todo convencido, le contestó “que tenía que motivarlos para ganar la final porque no se podían relajar (sic)” ¿?. ¿Cómo es posible que un Club de la solera del Sevilla pueda tener a un energúmeno así entrenando a niños?.

El niño jugador, si se ve delante del portero con la oportunidad de marcar un gol y piensa que el espíritu de un jugador fallecido le está viendo desde el más allá, lo que va a hacer, pueden estar seguros, es fallar el gol. Verá la portería muy pequeña, sus piernas flaquearán y repito, lo va a fallar. Sin embargo, si este mismo niño antes del partido, ha vivido un ambiente distendido, jovial, alegre y el entrenador le ha dicho, como a todos los demás, que traten de jugar como ellos saben, sin presión, pero a la vez motivándoles con algún premio extra que el sabe sabrán apreciar si ganan el partido, pueden estar seguros que en la misma situación ese mismo niño marcará el gol y además saldrá corriendo alegre y feliz a celebrarlo con todos sus compañeros de equipo y también con su entrenador.

En fin. El mundo del fútbol base es un mundo muy complicado. Fallan continuamente las personas adultas ¿y cómo no han de fallar los niños?.

No hace falta decir, que el Sevilla Alevín perdió la final.

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