viernes, 22 de julio de 2011

LAS IMPRENTAS EN MALLORCA. BREVE PINCELADA HISTÓRICA.


Imprenta Guasp

Desde que en 1450 Gutenberg inventara la imprenta de tipos móviles, los impresores han ido surgiendo a través de los siglos mejorando cada vez más el arte y la técnica de la impresión.


En España, se sabe que fue Juan Párix, el primer editor, quien en 1472 imprimió el “Sinodal de Aquilafuente” que le encargó el Obispo de Segovia.

Imprenta Gutemberg
En Mallorca las primeras impresiones que se conocen son las de Bartolomé Caldentey (sacerdote de Felanitx) y Nicolás Calafat, del año 1485 que produjeron, posiblemente en Valldemossa, diversas obras. La más antigua que se conoce de Calafat es la de Juan Gerson: Tractatus de regules mandatorum . La segunda, se imprimió dos años más tarde y fue el cancionero del poeta Francisco Prats “Devota contemplación y meditaciones de la Vía-Sacra”.

La segunda imprenta más antigua de Mallorca es la que en 1540 fundó Fernando de Cansoles y Villarroel, un palentino cuyo taller estaba situado al lado de la Catedral. Su obra más famosa impresa por él es el curioso “Libro del Arte de las Comadres, o Madrinas, y del Regimiento de las preñadas y paridas, y de los niños”, de Damián Carbón, que finalizó en 1541. La “Imprenta de Villarroel” estuvo funcionando hasta 1573, aunque después se hizo cargo de ella Gabriel Guasp, quien se había casado con una hija del citado impresor. En 1579, Gabriel Guasp se estableció en la Plaza de Cort y fundó la "Imprenta Guasp".

Es precisamente esa imprenta la más importante que ha tenido la isla. Generación tras generación, la "Imprenta Guasp" ha continuado viva a través de los siglos hasta el año 1958, absorbiendo a otras que con el paso de los años iban desapareciendo. Sus xilografías, que abarcan desde el siglo XV hasta el XX, es un fondo documental y artístico de incalculable valor para el patrimonio histórico-artístico mallorquín, que lo convierte en una de las colecciones más valiosas de Europa.

A lo largo del siglo XVIII aparecieron las portadas barrocas gravadas en metal, especialmente sobre planchas de cobre y es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando el libro experimenta un nuevo cambio sobre la influencia de la estética marcada por el romanticismo, a la vez que adopta técnicas más modernas como las litografías y posteriormente la fotografía.

Hubo también, además de la Imprenta Guasp muchos impresores que destacaron, especialmente en el siglo XIX: Villalonga (1804-1902), Manuel Gallardo (1813-1814), Miguel Domingo (1810-1814), Antonio Brusi (1811-1813), Sebastián y Domingo García ( 1812-1834), Trias y Colomar (1838-1862), Gelabert (1838-1900), Francisco Soler Prats (1884) y Juan Colomer (1868), además de la tipográfica de Amengual Muntaner, los cuales fueron los principales exponentes de las impresiones modernistas. Otras Imprentas que merecen especial mención, también del siglo citado, fueron La Balear, la de Francisco Ramis, la del Comercio, la de la Casa de Misericordia y la del editor José Tous, fundada esta última en 1884.


Una obra clave para identificar libros impresos en Mallorca, obras de autores mallorquines impresas fuera de Mallorca y algunos manuscritos de estos escritores durante el periodo de 1485 a 1868, es la Biblioteca de Escritores de Baleares (1868), publicada en dos volúmenes por Joaquín María Bover, a la cual nos remitimos para el que quiera profundizar en la materia.

Nosotros localizamos la constitución de la empresa “Imprenta y Librería de Juan Colomer”, que fue constituida por Juan Colomer Salas, Bartolomé Rotger Crespí y Nicolás Mulet Reinés el 14 de julio de 1868 ante el Notario de Palma M.Sancho (nº 233), la cual dispone que como capital social, Juan Colomer vende a la Sociedad constituida las 3 partes de la imprenta que tiene en la C/ Fideos formando esquina con la Plaza de Santa Eulalia, señalada con el número 2, de la manzana segunda, por 4.000 Escudos. Corresponderá al socio Rotger todo lo concerniente al ramo de imprenta, al socio Mulet, todo lo concerniente al ramo de encuadernación y Colomer se encargará de la explotación del negocio. Otra escritura de constitución que hallamos fue la de la Sociedad Anónima Cooperativa “Biblioteca Popular”, cuyo objeto social era la “Explotación de toda clase de artes gráficas, tales como imprenta, editación, litografía, grabado, pintura, librería, encuadernación y demás análogos o similares” (22-03-1887, ante D.Juan Palou, nº 143).






miércoles, 20 de julio de 2011

GASEOSAS Y REFRESCOS.-SU INICO COMERCIAL EN MALLORCA.




Las primeras pruebas que se tiene de las fecha de fabricación de agua mineral artificial, data del siglo XVI. Pero, en ese tiempo, no se había logrado dosificar el ácido carbónico y reproducir los elementos de las aguas minerales. Los intentos del mismo género reanudados en el siglo XVII, parece ser que tampoco fructificaron y no fue hasta el año 1768 cuando un tal Priestley consiguió saturar el agua de ácido carbónico. A partir del 1780 el químico Bergmann ya ofreció varios métodos para fabricar el agua gaseosa. Después, Duchanoy inventó un proceso que, con algunas imperfecciones, dio a esta industria un cierto avance. Analizó la tiza por el ácido sulfúrico en una botella pequeña y el ácido carbónico libre. Después lo mezcló en el agua que quiso saturar. Una agitación animó a la solución de gas y varias veces disuelto en el agua, dio con un producto análogo al agua mineral natural de Seltz. A continuación cerró el agua a saturar en un jarrón resistente y metálico y a través de una bomba de compresión, logró inhalar el gas carbónico que se había formado bajo aquella agua en las campanas que la contenían para saturarla.

 Es así como con las indicaciones de los mencionados Bergmann y Duchanoy se logra fabricar al principio del siglo XIX una cierta cantidad de agua mineral gaseosa artificial.

Esta fórmula permaneció confinada durante mucho tiempo en poder de la industria farmacéutica, hasta que se introdujo el carbonato de sodio en la fabricación de aguas gaseosas. A partir de ese momento, es cuando salió del dominio de la industria farmacéutica para comenzar a fabricarse de forma generalizada, del mismo modo que también lo hicieron algunas fórmulas para la fabricación de licores, chocolates, etc. que también estaban en manos de sus creadores, los farmacéuticos.

En el año 1800 el francés Pierre Figuier comenzó a fabricar en Montpelier cantidades considerables de agua de seltz. En esa misma época, esta fabricación también había logrado un gran avance en Suiza donde los farmacéuticos Paul y Gosse construyeron un aparato, aún algo imperfecto, pero capaz de dar un agua gaseosa consistente aunque con el problema de que se iba debilitando poco a poco a medida que se iba liberalizando. En 1828, Cámeron, químico inglés, produjo ácido carbónico a través de la descomposición del carbonato de cal con ácido sulfúrico, en un vaso de fundición muy resistente, de plomo, porque quiso que la reacción química que producía aquél efecto, pudiera conseguir la presión que estaba obligado a darle al gas.

Bramah, en Inglaterra, construyó alrededor del año 1830, su espectacular aparato de fabricación continua de agua de seltz para poder fabricarla ya en grandes cantidades. Otro químico, Ozouf, perfeccionó ese aparato después de estudiar con esmero la construcción de sus diferentes componentes. Sustituyó el metal, la fuente, el plomo y la madera empleada primitivamente para el productor y el lavador, la cuba el gasómetro, etc. etc. y agrupó en un mismo marco el productor de gas y los lavadores: También dispuso dos bombas para hacer retroceder el agua y el gas en un mismo saturador logrando que el aparato fuera menos voluminoso y más potente y seguro. Fue de esta forma, aplicando los principios de las construcciones mecánicas, como se logró realizar todo el proceso de gasificación de un modo industrial y a la vez seguro. El agua de seltz encontró desde entonces la panacea en la economía doméstica.

Ese fue el principio de la fabricación de las aguas gaseosas.


El agua sola de seltz, llamada también soda o sifón, comenzó a fabricarse por todas partes para su distribución entre los consumidores, dada su aceptación. Después vinieron los agentes químicos para darle un sabor dulce y poder venderla como “agua gaseosa” y más tarde los colorantes y concentrados para fabricar refrescos de cítricos, sobre todo.
En la ciudad de Palma encontramos la constitución de dos Compañías Mercantiles que desde entonces y hasta hace más bien poco, han estado aún produciendo sus productos: “La Rosa Blanca” y “Miret”. La “Rosa Blanca” comenzó produciendo licores y cerveza. Parte de su producción se exportaba desde Mallorca a varios países de América y Francia. Fue la primera destilería de España que elaboró licores de miel importada de las Antillas. También se dedicó a las conservas de calamares y alcaparras en vinagre, las cuales también se exportaban a Francia, Alemania y América. Pero lo que más caracterizó a esa empresa fueron sus cervezas, ya que fue la primera en la isla en embotellar ese preciado líquido en envases de cristal de litro, lo que hizo subir su consumo entre los trabajadores y también entre las familias.


Francisco Miret Gili y Francisco Miret Carbonell, fueron los pioneros en introducir la fabricación de refrescos con agua gaseosa en nuestra isla como lo demuestra la escritura de constitución de la Sociedad “Francisco Miret Carbonell y Compañía” que con el objeto social de “Industria de fabricación de gaseosas” se constituyó el 18-09-1896 ante el Notario de Palma R.Togores (nº 379).



Seis años antes, la S.R.C. “La Rosa Blanca” cuyo objeto social era “Fabricación de cerveza, bebidas gaseosas, aguardientes, licores, conservas y otros productos análogos que los socios convengan”, se había constituido también en Palma ante el Notario C.Socías, el 07-04-1891 (nº 90) por la familia Roca Buades.

sábado, 16 de julio de 2011

LA FABRICACIÓN DE JABONES EN MALLORCA. BREVE RESEÑA SOBRE SU AUGE Y DECADENCIA.



Sabemos que en 1813 existía en Palma una importante fábrica de jabón duro que funcionaba mediante una sociedad constituida por Guillermo Oliver Salvá y la Viuda de Brunells e hijo junto a otros socios. Pero fue a mediados del siglo XIX cuando la fabricación del jabón en nuestra isla se convirtió en una industria efímera y en auge.

En 1829 la planta química mallorquina se distribuía entre una fábrica de jabón fuerte en Palma, tres en Alaró y una en Pollença.

Un año más tarde, la expansión jabonera se fortaleció fabricando también jabón blando hasta el punto que en 1845 contaba la isla con 56 fábricas (33 producían jabón blando y 24 duro) que por su calidad y economía podía competir perfectamente con el conocido jabón de Marsella.

Durante la década de 1835-1845, Andratx se convirtió en la comarca con mayor dedicación a este tipo de industria (hemos encontrado una escritura de constitución de una sociedad en 1881) produciendo grandes cantidades de jabón.

El éxito de la jabonería de Andratx se sustentaba en dos factores esenciales: la de su preferente localización geográfica en el Mediterráneo Occidental, donde la obtención de materias primas como el aceite que se importaba de Cataluña y Andalucía y la sosa de barrilla de Alicante, Almazarrón, Canarias, Cartagena y Tortosa no era especialmente difícil de conseguir y el conocimiento preciso de la demanda de ese producto en los países coloniales americanos.

 Desde Andratx salían los barcos cargados de jabón hacia las costas peninsulares y los mercados americanos, hasta el punto que entre 1861 y 1864, el 42% de las exportaciones españolas de jabón se realizaba desde la isla, siendo la comarca de Andratx la que más contribuía en este aspecto.

Pero en 1865 el empresario catalán Marc Rocamora inició en sus fábricas de Barcelona, una dura fase de acceso y control de los mercados coloniales a partir de una triple estrategia: la incorporación de sosa artificial para la fabricación del jabón; la modernización del proceso de producción y la explotación de una tupida red comercial en las Antillas.

Las fábricas de Andratx reaccionaron incorporando el “jaboncillo” (un álcali producido de frutos tropicales) que, sin embargo, redujo la calidad del producto. Eso supuso, entre otros factores, que de diez fábricas existentes en Andratx en 1876 (con una capacidad en sus calderas de 49.500 litros), cuatro años después solo quedara una (con 6.500 litros de producción).

Mientras eso sucedía en nuestra isla, en Barcelona la firma Rocamora se colocaba en 1886 en el decimoquinto lugar del ranking de las cincuenta primeras empresas de Sant Martí de Provençals, con una cuota fiscal declarada de 2.509 pesetas. El triunfo del Principado era por tanto evidente, en un sector cuyo liderazgo fue mallorquín durante muchos años.

Leemos en “Die Balearen” del Archiduque Luis Salvador “Una clase de industria que en los últimos tiempos ha cobrado mucho auge es la fabricación de jabón, del flojo y del fuerte…Una pequeña parte del jabón que se produce en la isla se consume en Mallorca, la mayor cantidad se exporta a América y al Sur de España. Por término medio se mandan anualmente 3.693.300 Kgs. a España (de los cuales la mayor partida sigue camino hacia América); 30.018 Kgs. salen hacia Europa y Africa y 1.502.772 Kgs. directamente hacia América”.

La Sociedad industrial “La Jabonera”, con domicilio en Palma, se constituyó en 02-12-1876 ante el Notario G.Sancho (nº366) con un capital social de 30.000’- pesetas. “Rafael Pomar y Compañía” fue una S.R.C. con domicilio en Andratx, cuyo objeto social era la “Fabricación de jabones en al Villa de Andratx”. Se constituyó el 15-01-1881 ante el Notario C.Socias (nº 19). Y por último reseñaremos la Sociedad “Bosch y Valent” S.R.C., con domicilio en Palma que se fundó el 31-12-1892 ante J.Alcover (Notario de Palma) (nº 605 de su protocolo).






martes, 12 de julio de 2011

LA INDUSTRIA CORDELERA EN MALLORCA.- BREVE APUNTE.

Abacá
La fabricación de jarcias, sacos, lonas y todo tipo de cordelería, tuvo su importancia en nuestra capital en el último tercio del siglo XIX como lo demuestran las sociedades que se dedicaban a ese tipo de negocios en aquéllos años. La mayor fábrica de Palma “La Cordelera Española” producía al día de 6.000 a 8.000 kilogramos de cuerda, la cual se destinaba la mayor parte para el consumo de la isla y el resto se exportaba.


El trabajo de los cordeleros consistía básicamente en la transformación de una serie de materias primas, especialmente el cáñamo, el esparto y la pita, que previamente peinadas por un proceso de torsión, daban lugar a una variedad de cuerdas de características, calidades y dimensiones diversas.
Cáñamo

El proceso se llevaba a cabo con una serie de máquinas y herramientas que se agrupaban sobre una misma bancada. Allí, en grupos normalmente de 4 hombres entre los cuales se encontraba el maestro (generalmente el propietario de la fábrica), el oficial o hilador y dos aprendices, trabajaban al unísono en la fabricación de madejas de cuerda.

En la antigüedad los cordeleros trabajaban al aire libre, en espacios muy largos, generalmente en caminos, en la riera o en los fosos de las murallas, donde tenían una o dos ruedas que accionaban con la mano para hacer el trenzado y fabricar generalmente sogas de esparto o de cáñamo para el uso de los payeses.

Yute









No obstante, las fábricas no se limitaban a la confección de cordajes ( que sin embargo hay documentados más de 36 tipos de cuerda de producción local, la mayoría de esparto, cáñamo, yute, etc. además de estar reforzadas algunas con un fino alambre de acero que las hacía tremendamente poderosas), sino también a la fabricación de jarcias para embarcaciones y de labor, lonas y sacos. No hace falta decir que las materias primas para este tipo de fabricación tenían que importarse casi todas ellas del extranjero: el abacá de Filipinas y el yute de la India y América, así como también el cáñamo.

Esparto
Hubo una familia que fue la pionera en la explotación de este tipo de negocio en Mallorca. Nos referimos a los hermanos Pericás Sastre. En 1870, Antonio Pericás Sastre constituyó la Sociedad en Cº “Pericás y Compañía” (M.Pons nº 182/1870) y cuatro años más tarde, sus hermanos Juan y José lo hicieron con la S.R.C. “Hijos de la Viuda de Pericás”. La importancia que ese tipo de industria tenía en nuestra isla, hizo que los hermanos Pericás transformaran cuatro años más tarde su inicial sociedad Regular Colectiva en S.A. Así pues, el 24-9-1878 ante el Notario D.Juan Palou se fundó “La Cordelera Española S.A.” cuyo objeto social era la “fabricación de jarcias o cordajes de esparto, cáñamo, abacá, yute, cuero, alambre y otras primeras materias, como también de las lonas colonias y demás manufacturas propias de la industria cordelera”. 

Pita

En 1879, se constituyó otra empresa que también llegó a ser muy importante en cuanto a producción cordelera: “La Industrial Mallorquina”. Pero de nuevo 16 años más tarde, los Pericás (Jaime Pericás Sastre y Antonio Pericás Cànaves) volvieron a formar otra Sociedad, esta en ven Comandita, denominada “Pericás y Compañía”, cuyo objeto social fue la “Compra y venta de hilazas al por mayor y al por menor; fabricación de tejidos para saquerías y otros usos y la elaboración de toda clase de cuerdas”. (J.Palou nº 282/1895).

Y hasta aquí llegamos.


jueves, 7 de julio de 2011

EL VIDRIO MALLORQUÍN.




Por lo que hemos podido consultar, el trabajo del vidrio en Mallorca fue introducido durante las dominaciones griega y cartaginesa. Es Mallorca pues una isla con fuerte tradición en la fabricación del vidrio. La primera “edad de oro” del vidrio mallorquín aparece en tiempos de los romanos que fue cuando los artesanos mallorquines aprendieron su técnica.

 Después, la isla vivió unos siglos de letargo hasta la conquista de Mallorca por Jaime I. El primer horno documentado data de 1327 y fue instalado en el término de Calvià por los hermanos Bernardo y Guillermo Roig. De la Edad Media existen muchos hallazgos de objetos de vidrio que fueron fabricados aquí, tanto domésticos como de lujo, que citan a menudo los inventarios de las herencias de personajes de la nobleza mallorquina demostrando la fuerte actividad vidriera que existía en la isla. Corrobora también este hecho que ya, en el siglo XV, se conociera a una calle de Palma con el nombre de “Forn des vidre”, actualmente denominada de Sa Vidriería.
Pero es en el siglo XVI cuando se produce el apogeo de esa industria en la isla. Muchos vidrieros isleños importaron desde Venecia la técnica de sus artesanos y algunos de ellos procedentes de Murano vinieron a la isla para establecerse aquí, pese a las duras prohibiciones que en su país existían de difundir el secreto del vidrio. La imitación de la técnica veneciana por los isleños fue perfecta.

Los vidrieros mallorquines en el siglo XVII fabricaban vitrales de colores y toda clase de objetos como botellas, jarros, copas y fuentes con decoraciones de cordones e hilos incrustados que a veces superaban incluso a sus competidores venecianos.

Sin embargo, en el siglo XVIII decayó de nuevo la industria vidriera si lo comparamos con el esplendor de los dos anteriores.

En 1719 surgió la empresa “Vidrierías Gordiola”, fundada por un catalán, comerciante de vidrios apellidado Gordiola, el cual, junto con el aragonés Blas Rigal, instalaron un horno en Palma en el año citado. Su hijo Bernardo Gordiola Cànaves continuó su labor artesanal estudiando en Venecia y Praga publicando en 1790 el catálogo “Elenco de las arañas y lucernas que hace maestro Gordiola en su horno para alumbrar los palacios de los reyes de la Europa y otras mansiones principales de los grandes señores de la tierra”.
 Le sucedió su hijo Antonio Gordiola Fortuny (1775-1840) y después su sobrino Gabriel Gordiola Carreres, el cual inició un proceso de innovación y experimentación en la vidriería abandonando la influencia de otras culturas vidrieras. Su hijo Gabriel Gordiola Balaguer construyó en 1870 la fábrica “Sa Cristalera”, en la calle Industria de Palma, pasando después la cristalería a manos de los hermanos LLofríu. Sin embargo, la saga artesana de los Gordiola continuó con Bernardo Gordiola Manera, aunque a principios del siglo XIX la vidriería artesana dejó paso a la industrial. Los hornos elaboraban básicamente vidrio de uso doméstico, sobretodo “barrals” mallorquines que se enfundaban en un trenzado de mimbre, esparto o caña, provisto de dos asas y que servían para la exportación de aguardientes y aceite. Ese vidrio, de clase común muy irregular y quebradizo, se fabricaba a base de sílice procedente de la zona de Banyalbufar y sosa que se importaba especialmente de Canarias.

Así transcurrió el siglo XIX con el afán de los vidrieros de aumentar la producción en detrimento de la calidad del vidrio, como lo prueban las escrituras de sociedades vidrieras que se constituyeron en ese periodo : “La Vidriera Balear”, “La Vidriera S.A.”, “Mayol y Compañía”, “Granpera y Mayor”, “Alemany y Compañía”…etc.

En la actualidad existen varios hornos artesanales en pleno funcionamiento y continúa la saga Gordiola fabricando artículos artesanales con la empresa “Vidrios Gordiola, S.L.” a cargo de Daniel Aldeguer Gordiola.






Las piezas conseguidas con el soplado son únicas porque ninguna es idéntica a la otra y también porque toda burbuja, irregularidad o asimetría, son características de esa técnica artesanal que las hacen ser muy apreciadas por su particular encanto.


domingo, 3 de julio de 2011

LA SAL.- UN APUNTE SOBRE LA INDUSTRIA SALINERA DE LAS ISLAS BALEARES EN EL SIGLO XIX.-




Durante el siglo XIX, la isla de Ibiza era la principal productora de sal de todo el archipiélago balear. La industria salinera que existía en la isla era sumamente importante hasta el punto de ser el único recurso económico y efectivo que tenían los ibicencos. Su sal, de excelente calidad, generaba una gran actividad exportadora.

Muy cerca de San Francisco de Paula, comenzaban las salinas que cubrían en kilómetros y kilómetros las lagunas pantanosas cuyo suelo estaba formado por un barro firme de color endrino con gran contenido en sal. Durante la época de lluvias fluía mucha agua hacia esas lagunas y se saturaba con sal posada en las capas del limo. A consecuencia del Sol, el agua se evaporaba en verano y surgía una costra de sal que iba haciéndose más y más espesa a medida que arreciaba el calor. Toda la zona estaba dividida por diques bajos en campos distintos, cada uno de los cuales tenía su propio nombre. Los diques estaban formados por paredes dobles hechas con sillares que ofrecían una especie de sendero con brechas en diversos puntos para dar paso a las aguas. Además de los diques, existían otros caminos empedrados para facilitar la extracción de la sal que se depositaba en las llamadas “terrazas”. Esa labor de extracción y su transporte hacia el muelle, la realizaban antiguamente los vecinos con sus mulos por un salario convenido con el gobierno que percibían cuando la sal había sido embarcada. Además recibían también dos fanegas de sal gratis para el consumo propio. Ya, a finales del siglo mencionado, esa labor estaba a cargo de empresas que habían comprado al Estado varias salinas o estanques para su explotación.

Por poner un ejemplo, la Sociedad “Empresa de fabricación de sal en Ibiza” se constituyó en Palma ante el Notario Sr. Palou y Coll el 9 de diciembre de 1871 (nº 197) por Melchor Vidal y Salvá, Juan Bautista Socias Oliver, José Artier y Cuevas, José Tur Llaneras y otros, por un capital social de 2.250.000’-pesetas (dividido en 2.250 avas partes de 1.000’-pesetas c/u.) y con el objeto social de la “Explotación de los productos de la misma”. Antes de su constitución, el socio José Artier había comprado al Estado en virtud de escritura autorizada por el mismo Notario el 14 de octubre del mismo año, la salina situada en el Distrito de San José, de Ibiza, con todos sus accesorios y agregados.

Si Ibiza era la principal productora, en la isla de Mallorca, desde siglos atrás, también venía explotándose la sal que se producía en “Ses Salines” de Santanyi con el mismo sistema que el empleado en Ibiza, pero con una salvedad, que cuando no se producían lluvias se recurría al agua del mar que se hacía penetrar en los estanques por unos canales o acequias que los comunicaba con el mar a base de compuertas. La costra de la sal se rompía con azadas y luego con palas se apilaba en grandes montones.


Ese terreno, que por cierto pertenecía al Marqués del Palmer, lo tenía arrendado por 12.000 reales anuales a payeses que recogían la sal y molían en el propio molino que allí habían instalado para su refinado y venta. La explotación en Mallorca tanto de las salinas mencionadas como las de Campos, estaban a cargo de arrendatarios payeses.

También, a parte de la sal producida en las salinas, los payeses recogían para su consumo doméstico la llamada “sal de cocó”, una sal procedente de la evaporación natural del agua del mar que el oleaje arrojaba sobre la ribera.

No obstante, la verdadera industria salinera del siglo XIX se hallaba en Ibiza, de ahí que hayamos reseñado la escritura de constitución de una sociedad mallorquina para explotar una salina ibicenca.



viernes, 1 de julio de 2011

EL SIURELL.




Uno de los objetos con el cual se identifica desde siempre a Mallorca es sin duda alguna el Siurell, ese silbato de barro con forma generalmente de demonio o de payés de color blanco y con trazos de colores rojos y verdes que podemos ver en todas las tiendas de artesanía mallorquina.

Pero ¿cuál es el origen del Siurell?. Por mucho que hemos indagado no hemos encontrado una respuesta clara. Algunos estudios datan su antigüedad desde los fenicios. Otros mantienen que es descendiente de las figuritas de barro propias de la cultura minoica. Algunos que pertenece a la época islámica…pero lo cierto es que no se sabe con certeza cual es su origen. El Siurell más antiguo que se ha encontrado aquí en la isla fue la figura de un caballero semejante a los que se hallan en el museo de Granada, que apareció en las excavaciones que se efectuaron en 1968 en C’an Bordils. Esa figura data de los siglos XII-XIII.

¿Cuál es su significado?. “Siurell” quiere decir silbato en castellano. Aquí tampoco hay unanimidad en los trabajos que hemos consultado. Mientras unos lo consideran un simple juguete árabe, otros consideran que es un instrumento que empleaban los pastores como entretenimiento y para llamar a sus rebaños. Algunos le dan un valor mucho más profundo al considerarlo un objeto religioso por algunas coincidencias y similitudes encontradas en restos arqueológicos que aparecieron en Creta, Grecia, Chipre y la isla de Cerdeña. Al Siurell se le han atribuido también, fuerzas mágicas que nuestros antepasados usaban para calmar la fuerza de los vientos a los consideraban fuerzas incontrolables de la naturaleza. La cuestión es que tampoco se sabe.
Para confeccionar un Siurell, el artesano comienza primero por modelar las distintas partes de la pieza con un barro de color claro denominado “llamuga”. Después confecciona el silbato que estará unido a la peana donde se va a depositar la figura. Con un “tronquet d’albo” (una ramita), el artesano vacía el silbato y deja un agujero para soplar y otro en la parte superior en forma de caña para que salga el aire buscando el silbido característico del Siurell. Después comienza a ensamblar las diferentes piezas hasta formar la figura que irá modelando con sus dedos.

Una vez ensambladas las partes, se deja secar la pieza y después se cuece. Para finalizar el Siurell, el artesano lo introducirá en un baño de cal cogiéndolo por el silbato, lo que hace que toda la figura quede encalada menos ese trozo. Después lo pintará generalmente con rayas de color rojo y verde, aunque en algunos pueblos emplean también el azul y amarillo. Las pinceladas de colores se pueden manifestar de diferentes formas (paralelas de diferente color o perpendiculares o combinando una pincelada larga con puntos de otro color para formar así un motivo caso floral). Antiguamente los pigmentos utilizados eran fundamentalmente anilinas naturales. Ahora se pintan con pinturas sintéticas.

Los talleres artesanos donde se suelen fabricar los Siurells en la actualidad están situados fundamentalmente en Inca, Sa Cabaneta, Llubí, Felanitx, Sineu, Artà, Santa Maria y Consell, siendo el municipio de Marratxí el que más importancia tiene en cuanto a su fabricación, ya que en él se encuentran las principales alfarerías artesanales de la isla.


El pintor Joan Miró estuvo muy influenciado por esta misteriosa figura. Los colores de sus obras recuerdan muy a menudo la fisonomía del Siurell.