Hace poco vimos en los conciertos de verano que organiza el Ayuntamiento de Palma en el Castillo de Bellver, la actuación deL Contratenor neoyorquino Don Krim.
La verdad es que quedamos gratamente sorprendidos al escuchar aquella voz tan alta y suave, como la de una soprano, que salía de la garganta de aquél hombre. Habíamos oído hablar de esos artistas, pero nunca habíamos escuchado a ninguno en directo y la verdad es que nos fascinó. Tal es así que hemos querido indagar algo más sobre estos cantantes.
Por lo que hemos leído, el contratenor es una voz masculina cuya tesitura corresponde a la voz de una soprano y, sobre todo, a la de una cantante contralto. En la actualidad, los contratenores interpretan piezas que en la época barroca estuvieron destinadas a los castrati (castrados). Los castrati eran niños castrados antes de la pubertad, ya que de tal manera, la ausencia de testosterona (hormona masculina) no afectaba al cambio de su voz.
Aunque sus orígenes están ligados a la música coral religiosa que prohibía a las mujeres formar parte de algunos coros, pronto la ópera, espectáculo favorito del siglo XVIII, adoptó a los castrati como sus voces preferidas en su afán de mostrar lo extraño, lo diferente, lo exótico, lo artificial, lo sorprendente…
Pero en los lugares en los que la castración de niños antes de la adolescencia no estaba bien vista, se recurrió a la técnica del falsete para lograr voces agudas en ausencia de mujeres, dando lugar a una importante escuela de contratenores, que pueden ser, al igual que las voces femeninas, sopranos, contraltos o mezzosopranos.
La edad de oro de los contratenores se sitúa en los albores del siglo XVIII, aunque a no tardar mucho el mundo escénico se vería dominado por los castrados, de voz más pujante, extensa y bella. Un dominio que se extenderá en bastantes casos a los coros y oratorios de la Iglesia. A lo largo del siglo XVIII y sobre todo del XIX, la voz de contratenor fue desapareciendo en beneficio, sobre todo, de los castrati en un principio, y de la de tenor agudo, en segundo lugar.
El último cantante de ópera castrado fue Alessandro Moreschi (1858-1922), del cual aún se conserva este video con su voz:
Hace años se llevó al cine la película “Farinelli”, que causó un gran revuelo porque contaba la vida del famoso castrado Carlo Broschi más conocido por “Farinelli” (1705-1782). Broschi nació en el seno de una familia de la baja nobleza. Fue castrado cuando era un niño para preservar su voz de soprano en la edad adulta. De muchos niños se decía que eran castrados por razones médicas para evitar represalias, ya que la castración llegó un tiempo a estar penalizada. Si el niño tenía dotes para el canto alcanzaría el reconocimiento de todo el público; si por el contrario sus aptitudes vocales no llegaban al límite exigido ante tanta oferta, se ordenaba sacerdote, acabando así en los coros de las iglesias. Farinelli fue enviado a un conservatorio, lugar reservado para el entrenamiento de los castrati. En esos lugares se daba un amplio entrenamiento de voz a los niños, de ahí los informes de que Farinelli daba toques personales a las piezas ya compuestas que se le daban para cantar, para la delicia de su público al que llegó a embelesar. El mismo se bautizó con el nombre artístico de Farinelli, tomado de un magistrado italiano.
Aquí podemos ver un trozo de la película a que hacemos mención, en donde al protagonista, en plena actuación, le vienen a la memoria los momentos de su castración:Su voz, clara, penetrante, dotada de pureza instrumental se sitúa entre la de soprano y la contralto femeninas, como ya hemos indicado.
A nota igual, la voz de un contratenor, es más aguda, más clara, que la de un contralto femenina; lo que evidentemente, por matización de color, tiene una incidencia determinante sobre el repertorio a solo, la polifonía y la armonía.
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