miércoles, 7 de diciembre de 2011

LA FABRICACIÓN DE PAPEL EN MALLORCA.



BREVE  RESEÑA HISTÓRICA.

Sabemos que fueron los egipcios los primeros que descubrieron un tipo de material para escribir que se extraía de la médula de los tallos de una planta llamada papiro.
Posteriormente se inventó el pergamino, que se obtenía preparando las dos caras de una tira de piel animal.
Entretanto, en China, hacia el año 105 d.C. se descubrió el papel. Mil años después, cuando llegó esta técnica a Europa, la novedad provocó que fluyera una gran demanda de libros. A mediados del siglo XV, el inventor alemán Johann Gutenberg utilizó tipos móviles por primera vez en Europa para imprimir la Biblia. Esta técnica amplió las posibilidades de estudio y condujo a cambios radicales en la forma de vivir de los pueblos. Contribuyó a la aparición de un mayor individualismo, del racionalismo, de la investigación científica y de las literaturas nacionales. En el siglo XVII surgieron en Europa unas hojas informativas denominadas corantos, que en un principio contenían noticias comerciales y que fueron evolucionando hasta convertirse en los primeros periódicos y revistas que ponían la actualidad al alcance del gran público.
También hemos de recordar que en el siglo XVI ya el papel era usado en documentos, correspondencia, cuadernos de estudio y de notas, registros civiles, mercantiles y eclesiásticos, envolturas, volantes, semanarios, partituras, dibujos, estampas, recibos, oraciones y muchísimas cosas más. Por ello no nos sorprendemos cuando se nos dice que a finales del siglo XVIII ya no había suficiente trapo (por aquél entonces el papel se fabricaba con trapos) en el mundo para abastecer la demanda de la industria papelera, y que los productores caían en colapsos económicos y mentales, por no encontrar trapo ni cosa alguna que lo sustituyera.Un atribulado fabricante de Maine (Estados Unidos de América) llegó al extremo de provocar casi una epidemia de cólera en ese Estado porque se le ocurrió importar momias para utilizar sus vendajes en la producción de papel.
Pero la búsqueda de un sustituto para el trapo tomó un impulso extraordinario a principios del siglo XIX. El científico francés René Antoine Ferchault de Réaumur sugirió que la pulpa de la madera podría ser usada en la fabricación de papel. Esa idea le había venido en mente al observar que ciertas avispas construían sus colmenas en un “papel” que, a fin de cuentas, no era otra cosa que madera sabiamente transformada. Mientras tanto, los viejos procedimientos manuales de producción habían sido sustituidos gradualmente por procedimientos semi-mecánicos: en Holanda se había inventado en el siglo XVII una máquina (La Hollander) que cortaba y trituraba el trapo a gran velocidad y en 1798 el francés Nicholas Louis Tobert había fabricado la primera máquina de hacer papel (un crudo pero eficaz artefacto realizado casi totalmente en madera con algunas partes de metal). En 1800 se dio a conocer el primer libro impreso –parcialmente- en papel, hecho con pura pulpa de madera. Pero la madera –como pronto se dieron cuenta los productores y los usuarios- tenía varios inconvenientes, pues por una parte,  sus fibras eran cortas, lo que hacía más débil el papel y por otra,  en su constitución había una sustancia resinosa, difícil e eliminar, que coloreaba el papel con un tinte amarillento que incluso podía pasarle su color a cualquier otro papel con el cual hubiera estado en contacto. No obstante, a partir de 1867 la madera se impuso en la producción industrial de papel y ha seguido siendo, hasta ahora, el gran sustituto del trapo. Lo dicho no significa que todos los papeles se produjeran exclusivamente con madera; los había también fabricados con distintas porciones de trapo y madera y existían manufactureros que, indiferentes al proceso industrial,  seguían elaborando sus papeles con pura estraza y, a veces,  por procedimientos manuales muy parecidos a los que emplearon los chinos T’sai Lun o Mong-Tien.
Las técnicas y aplicaciones de impresión se desarrollaron, por lo general, con gran rapidez en los años siguientes. Esto se debió sobre todo a la introducción de las máquinas de vapor en las imprentas a principios del siglo XIX y posteriormente a la invención de las máquinas tipográficas. La primera de esas máquinas, denominada linotipia, fue patentada en 1884 por el inventor germano-estadounidense Ottmar Mergenthaler. En las décadas siguientes fueron apareciendo una serie de técnicas de impresión a gran escala, cada vez más rápidas.

En nuestra isla todos estos procesos que hemos señalado no pasaron desapercibidos: desde la fabricación artesanal de pariros y pergaminos hasta la fabricación de papel.
Una fábrica de papel continuo como la que se reseña en la escritura que vamos a mencionar, requiere una gran infraestructura para ubicar todos los elementos precisos en la fabricación de papel, de la que podemos destacar la caldera que servía para alimentar la máquina de vapor de la industria con la correspondiente chimenea de obra de gran tamaño, además de las dependencias precisas para secar el papel y otras para almacenar los demás materiales. 

Esa fábrica se denominaba “Miguel Jaume y Compañía”. Era una sociedad en comandita, con domicilio en Palma (C/Olmos), cuyo objeto social era “la fabricación de papel continuo y todo los demás que pueda convenir”. Los socios fundadores fueron: Isabel de Mendívil y Borreguero, Pablo Bonvy y Schremberg, Juan Ignacio Estelrich y Ballester, Manuel Sancho y Cañellas y Miguel Jaume y Payeras. Su capital social era de 25.000 Duros y la escritura de constitución la autorizó el Notario de Palma D.Pedro José Bonet el 18 de febrero de 1863 (nº 46 de protocolo).
Además de esta fábrica, sabemos que existían en el siglo XIX dos mas en Mallorca donde se fabricaba exclusivamente papel de estraza para el uso casi exclusivo de la isla.
Una en el municipio de Esporles y otra de menor importancia en el de Puigpunyent.




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