sábado, 29 de agosto de 2015

LAS CIGARRAS O CHICHARRAS (CIGALES).


Estos bichos que con su canto nos dejan sordos durante el verano, no suelen medir más de tres centímetros. Difíciles de ver por su color grisáceo y grandes alas transparentes, sí se hacen notar ¡y de qué forma!.


Es durante el verano, en los día de mucho calor, cuando los machos hacen funcionar su órgano productor del sonido, que se halla a cada lado en la base del abdomen y que consta de unas membranas llamadas timbales y de sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia, para atraer a las hembras y realizar el apareamiento estival que dará vida a su ciclo reproductivo. Es pues el sonido estridente que escuchamos exclusivo únicamente de los machos. En realidad, este sonido que a los humanos nos parece siempre igual, no lo es, pues tiene infinidad de variantes y lo emplean tanto para atraer a las hembras como para expresar alarma y ahuyentar enemigos, siendo percibido por sus congéneres a través de los órganos auditivos ubicados en el tórax y constituidos por tímpanos que se hallan más desarrollados en las hembras.



Las cigarras se alimentan del xilema de las plantas que hacen suyo a través de unos estiletes que se hallan enrollados en la cabeza del animal, donde tienen una zona hinchada por donde sale un pico largo que es el encargado de conducir a los estiletes para atravesar los tejidos leñosos del árbol, que generalmente son pinos, viñedos, alcornocales, olivos y en casi cualquier terreno templado de bosques o parques de las ciudades incluso.


Sus huevos los ubican en las grietas de los troncos y cuando salen los individuos al exterior caen al suelo y se entierran utilizando sus patas anteriores que tienen más desarrolladas para escarbar en la tierra.

El desarrollo juvenil subterráneo puede llevar de uno a varios años y consta de cinco mudas, es decir, 5 estadios ninfales o juveniles. Las ninfas, a diferencia de los adultos, viven enterradas alimentándose de las raíces utilizando sus estiletes. Cuando el calor comienza a apretar (que suele ser a finales de Junio) y la ninfa ha cumplido su quinto estadio, deja el suelo y busca un lugar protegido, que generalmente suele ser un tronco, para mudar y dar salida al adulto. Es frecuente ver estas mudas vacías prendidas de los troncos de los árboles. 


Los adultos van emergiendo con cuidado extendiendo lentamente sus alas esperando que estén dispuestas para realizar su primer vuelo y comenzar de nuevo un ciclo de vida.

  
En realidad tienen 4 alas, las dos más pequeñas son las posteriores que se hallan protegidas por las otras dos más grandes cuando la cigarra no está volando. Las alas anteriores son grandes, membranosas y transparentes y suelen brillar cuando les da el sol. Con sus vuelos pueden ir de árbol en árbol jugando a esquivar las hojas, pero una vez posadas en el tronco con sus seis patas, sus movimientos son extremadamente lentos. Desde el interior de la copa de los árboles observan con sus tres ocelos (que son ojos simples) y dos antenas, lo que sucede a su alrededor.
Su ciclo de adulto dura poco, pues cuando el calor comienza a desaparecer, lo hacen también ellas.

Las cigarras no forman plagas destructivas ya que los árboles no sufren, por lo general, grandes daños por su ciclo de vida.
Desde épocas antiguas estos animales han causado asombro por considerarles un poderoso símbolo de renacimiento como, por ejemplo,  la cultura china.


lunes, 17 de agosto de 2015

FRANCISCO MANUEL DE LOS HERREROS, APODERADO Y ADMINISTRADOR DEL ARCHIDUQUE LUIS SALVADOR DE AUSTRIA.

Profesorado del Instituto Balear en 1882 del que Francisco Manuel de los Herreros era Director.
Francisco Manuel de los Herreros Schwager, nació en Pedernoso (Cuenca) en el año 1817 y según el estudio que realizó M.Neus García Ferrer “Els principis professionals de Francesc Manuel de los Herreros Schwager” (donde lo define con unas cualidades fuera de lo común en cuanto a capacidad de trabajo, inteligencia y tenacidad) le reconoce otra serie de méritos que le condujeron al enorme éxito profesional que obtuvo durante su vida.

Cuenta esta autora, que a los 19 años, cuando ya estaba en posesión del título de Bachiller en Filosofía, obtuvo en el año 1836 su primer destino docente en Mahón, sin percibir remuneración alguna, con el objeto de darse a conocer, adquirir experiencia y comenzar a engrosar su currículum. Se trataba de una cátedra gratuita de Aritmética y Geometría aplicadas a las Artes que estaba subvencionada por el Ayuntamiento.

Al cabo de un año se traslado a Mallorca, suponemos con el objeto de poder aspirar ya a obtener un trabajo remunerado. Se sabe que nada más llegar a la isla comenzó a trabajar de Oficial Primero en la Diputación Provincial, donde demostró ya sus aptitudes llegando a ser Vocal y Secretario de la Junta de Estadística de las Baleares. No obstante, no fue hasta 1842 cuando accedió a su primer destino docente remunerado.

Cuenta esta autora, que se trataba de una plaza de profesor en la antigua Escuela Normal del Seminario de Maestros de las Baleares, donde impartió clases de Matemáticas y Física, a las cuales se añadieron más tarde las de Geografía.

Durante este periodo de tiempo simultaneó sus clases con algunos cargos directivos, aunque sin remuneración, como el de Secretario de la Comisión Superior de Instrucción Primaria de las Baleares, y como Juez  y alguna vez como Presidente de los tribunales de exámenes para obtener el título de Maestro y Maestra de Instrucción Primaria yTribunal de Oposiciones de Magisterio.

Nuestro personaje demostró durante toda su vida tener una gran intuición para escoger los trabajos más adecuados con el fin de incrementar su prestigio; a tal fin estudió lenguas extranjeras hasta dominar perfectamente el francés, inglés y alemán, lo que unido a su inteligencia, tenacidad, capacidad para el
trabajo y ciertas dosis de ambición personal, le ayudó a relacionarse con muchísima gente importante, como más tarde veremos con el Archiduque.
Manuel Bretón de los Herreros
Por aquellos años, su primo, Manuel Bretón de los Herreros ya era un conocidísimo autor teatral y escritor. Era también Director de la Imprenta Nacional, Miembro de la Academia Española, redactor y crítico teatral de varias revistas y más tarde llegaría a ser Director de la Biblioteca Nacional de Madrid.  De la “casta le viene al galgo” como se suele decir.

Pero su gran oportunidad le sobrevino en 1845, cuando tenía solamente 28 años, que fue nombrado director interino del Instituto Provincial y profesor sustituto de Lógica. Durante estos años, en su afán de mejorar su status social y profesional, fue nombrado en 1847 miembro de número de la Real Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País y contribuyó  a la creación de la Académica Provincial de Ciencias y Letras, cuya labor estaba dirigida fundamentalmente a gente adulta a base de conferencias, debates y clases nocturnas donde impartió materias gratuitas de Geometría  y Mecánica. Todos estos méritos le llevaron a ser nombrado el 31 de Abril de 1849 Director del Instituto de forma definitiva. Con respecto a la cátedra de Lógica, la adquirió en propiedad el 28 de octubre de 1847 hasta que diez años más tarde pasó a ocupar una de Matemáticas.

El cargo de Director del Instituto Provincial lo desempeñó hasta el año 1900. Dada la buena disposición que demostró siempre en aceptar los cargos docentes y directivos que se le presentaban, y su interés en colaborar en todos los proyectos educativos y sociales que iban produciéndose en nuestra ciudad, llegó a ser  Director de la Escuela Normal, (de forma gratuita, donde además daba clases de dibujo lineal y matemáticas); Director de la Escuela de Náutica cuando en 1850 se agregó al Instituto Provincial (cargo que compaginaba impartiendo clases de segundo año de Matemáticas, Cosmografía y Geografía política); Secretario de la Sociedad Mallorquina de Amigos del País; Vocal de la Comisión Superior de Instrucción Primaria; Vocal de la Junta Provincial del Censo de Población; Vocal del primer Consejo de Administración de “Ferrocarriles de Mallorca”…etc.etc.).
Grabado del Vapor "Rey Don Jaime II" donde se conocieron el Archiduque y Herreros
Con todo este bagaje cultural y social que Francisco Manuel de los Herreros hacía cosechado en aquellos años, no es de extrañar que en un viaje desde Ibiza a Mallorca en el vapor “Rey Don Jaime II” conociera al Conde “Ludwig, Graf Neudorf” (así se hacía llamar el Archiduque en su primera visita  a Mallorca),  que había venido  a las Islas porque deseaba escribir un libro sobre algún punto del Mediterráneo; habiéndose decidido por Baleares precisamente por ser unas de las regiones sobre las cuales menos se había publicado. En realidad Luis Salvador de Austria huía de la tragedia que supuso la muerte de su prima y novia, la archiduquesa Matilde, ocurrida durante la celebración de una fiesta en el castillo de Weilburg. Era el mes de Agosto de 1867 cuando el Archiduque desembarcó en Eivissa. La Isla le cautivó desde un  primer momento y no paró hasta recorrerla toda al igual que Formentera, tomando notas y escribiendo lo que años más tarde sería su primer libro sobre las Pitiusas.

Como hemos dicho, en el viaje con destino a Mallorca, coincidieron los dos personajes. No es de extrañar que ambos trataran de acercarse; uno, el Archiduque, por sus ansias de conocer a alguien acreditado que le pudiera dar a conocer aquellas tierras, sus gentes, sus costumbres… y el otro, el profesor, por tratarse de un aristócrata extranjero (“Conde” rezaba su tarjeta de visita) que había venido a escribir un libro sobre las islas, iniciativa que, sin lugar a dudas, debió cautivar a Herreros. Se sabe que ambos tuvieron una larga conversación que iba a culminar más adelante en una larga amistad.

Al llegar a Palma, el Archiduque juntamente con su secretario o tutor y su sirviente (personas con las que viajó a las islas), se albergó, según cuenta Bartomeu Bestard, en la fonda Ca’s Francés, de la calle Conquistador, frente al Círculo Mallorquín, única estancia que ofrecía cierto confort, aconsejados suponemos por el profesor y teniendo en cuenta que en aquéllas fechas aún no había hoteles. A la mañana siguiente, el profesor lo recibió en su casa y le acompañó por la ciudad enseñándole sus edificios más singulares y monumentos más significativos.

Esta primera toma de contacto con las islas del Archiduque Luis Salvador, duró unos tres meses, durante los cuales el profesor le acompañó por muchos de los pueblos y lugares más emblemáticos. El Archiduque quedó fascinado especialmente por la ruta costera que une Valldemossa, Deià y Sóller, y mientras recorría los parajes y escuchaba las explicaciones que le iba proporcionando Herreros, lo iba anotando todo.  Durante este periodo de tiempo también estuvo encerrado durante varios días en la biblioteca provincial que se hallaba en el antiguo convento de Montesión, donde consultó numerosos libros con la ayuda del bibliotecario a quien presentó  Herreros.

Pero el Archiduque tuvo que dejar Mallorca porque sus obligaciones como Gobernador de Bohemia le llevó a tener que emprender una serie de viajes por la Costa Adriática, Messina, Roma, Gibraltar, Lisboa, las costas mediterráneas de Africa…etc.etc. Cuatro años tardó Luis Salvador en regresar a la isla, pero cuando lo hizo en el invierno de 1871-1872 lo hizo ya para echar raíces


Ese joven que volvió a la isla con 24 años ya desvelando su verdadera identidad, vino dispuesto a ser un mallorquín más al que todo el mundo conocería cariñosamente como “S’Arxiduc”.

Sabedor Luis Salvador  de la suerte que había tenido al conocer a  Herreros, le escribió solicitándole que le buscase una mansión en alquiler para él y su séquito.


El 4 de Noviembre de 1871 llegó a Palma a bordo del “Mahonés” para instalarse en el palacio del Conde de Formiguera, al lado de la Catedral y del Palacio Episcopal. Una vez instalado, el profesor se encargó de presentarle a toda la nobleza mallorquina, autoridades, políticos e intelectuales, convirtiéndose aquél  Palacio en lugar de encuentros y reuniones asiduas y no solamente de personas residentes aquí, sino también de intelectuales de fuera de las islas como fueron Santiago Russiñol, Jacinto Verdaguer o Miguel de Unamuno. Aquello iba a ser solamente el principio de una serie de encuentros, con el Archiduque como anfitrión,  que iban a perdurar durante muchos años en la posesión de “Miramar” que Herreros se encargaría de comprar en nombre de Luis Salvador.

No se equivocaba el Archiduque al pensar la suerte que había tenido de conocer al profesor, porque su amistad fue crucial para lograr todo lo que él venía a hacer en Mallorca. Herreros le fue ayudando personalmente a encontrar los materiales etnológicos, geográficos e históricos imprescindibles para poder escribir el “Die Balearen”,  llegando a ser el coordinador de la recolección de datos que los colaboradores iban proporcionando al Archiduque. Francisco Manuel de los Herreros llegaría en poco tiempo a ser el apoderado y administrador de los bienes del Archiduque aquí en Mallorca.

Luis Salvador, que había realizado un estudio sobre la figura de “Ramón LLull”, deseaba visitar de nuevo el paraje paradisíaco del predio “Miramar” del que se había enamorado en su primera visita a la isla, pese al ruinoso estado en que se encontraban las construcciones allí existentes. 


En una de estas visitas conoció a un joven cazador, Antonio Vives Colom, al que le insinuó su deseo de comprar aquellas tierras enterándose de que pertenecían a un mercader-terrateniente de Sa Pobla. Antonio Vives se iba a convertir en el Secretario de por vida del Archiduque y heredero de todos sus bienes en Mallorca.

Luis Salvador llamó a Herreros comunicándole su intención de adquirir aquellas tierras y manifestándole también su deseo de nombrarle administrador de sus bienes, cargo que el profesor aceptó sin lugar a dudas. Así, el 19 de Mayo de 1872, ante el Notario de Palma Don Cayetano Socias, le firmó el poder que figura a continuación para que procediera a la compra de toda clase de bienes en su nombre  y especialmente el predio “Miramar” del término de Valldemossa, la primera de las propiedades que adquirió Luis Salvador en Mallorca.




Tenía el profesor 55 años y se hallaba casado con Magdalena Sorá (una mallorquina perteneciente a una de las principales familias de la isla, los Sorá i Eiol). Cuando hubo adquirido “Miramar” comenzó a reconstruir la “possessió” convirtiéndola en centro y eje principal de todas sus posesiones siendo el lugar donde recibiría a todos sus invitados.


Después, con la idea de ir ampliando las tierras de Miramar e ir recuperando el ámbito Luliano de la zona, fue adquiriendo “Son Moragues”, ”Son Marroig”, “Son Galceran”, “S’Estaca”, “Sa Pedrissa”… con Francisco Manuel de los Herreros de administrador, cargo que ostentaría durante toda su vida hasta su muerte acaecida en Palma en 1903, pasando después su hija, la escritora Maria de los Herreros y Sorá, a continuar con esta labor.
Maria de los Herreros y Sorá
Cuando falleció el profesor, amigo y hombre de confianza, el Archiduque tenía 64 años y padecía una rara enfermedad que le hacia carecer de la agilidad que una persona normal posee, teniéndose que valerse de ayuda para levantarse e ir de un lugar a otro, lo que no fue obstáculo nunca, haciendo honor siempre a su buen hacer, para que dejara patente en todo momento su bondad, su gran erudición y su enorme cultura (se dice que hablaba correctamente catorce lenguas), dejando el sello por todo donde iba de ser una bellísima persona. 


El Archiduque falleció en Bohemia (actual República Checa) en 1915 a los 68 años de edad, dejando heredero universal de todos sus bienes en Mallorca al que fue su fiel secretario Antonio Vives Colom.

De entre las más de 50 publicaciones que escribió el Archiduque el “Die Balearen”, de la que el profesor Herreros fue el coordinador como ya hemos dicho, es la más destacada. 


Se trata de una descripción de las Baleares de la segunda mitad del siglo XIX perfectamente explicada (geografía, fauna, geología, vegetación, clima, costumbres, etc.etc.). La primera edición original, de 9 tomos,  se publicó en alemán en 1869 (este original, ahora digitalizado, se puede consultar en Internet).

Posteriormente el vicecónsul de España en Berlín, Santiago Palacio, tradujo la obra al castellano que fue corregida y ampliada también por Francisco Manuel de los Herreros.


jueves, 13 de agosto de 2015

domingo, 2 de agosto de 2015

TACO DE LOMO RELLENO


INGREDIENTES:
1 taco de lomo
8 tiras de bacon ahumado
4 lonchas de queso para fundir
1/4 de cebolla
1 ajo
1/2 Coca-Cola o Cerveza
1 cucharadita de mantequilla
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de salsa mayonesa 
sal gruesa
Limpiamos el taco de lomo y le quitamos la grasa que podamos
Lo partimos a lo largo por la mitad sin llegarlo a cortar del todo y lo ponemos a  marcar en la plancha con un chorrito de aceite.
Una vez marcado por ambos lados lo colocamos en una bandeja para el horno.
Ahora haremos las tiras de bacon a la plancha.
Y en la misma plancha aprovechando el aceite sofreiremos el ajo y la cebolla picados.
Colocaremos la cebolla y ajo en la carne juntamente con un poco de mantequilla. Salpimentamos.
Añadimos las lonchas de bacon.
Luego las lonchas de queso.
Y cerramos la carne como si fuera un sandwich. 
Si queremos que la salsa nos salga dulzona, añadiremos 1/3 de una lata de Coca-Cola. Si no, cerveza o incluso vino y lo introducimos en el horno arriba y abajo a 180% unos 40 minutos.
Antes de sacarlo lo untaremos con un poco de mayonesa y le daremos al grill.
Cuando se haya enfriado un poco, se trata de cortar el taco en lonchas, colocarlas en una bandeja y rociar todo con la salsa. ¡Exquisito!. 
Unas patatas fritas son buenas acompañantes.