jueves, 9 de junio de 2011

BREVE ESTUDIO SOBRE LAS RAZAS AUTÓCTONAS MALLORQUINAS.


Comenzando por la fauna avícola, la gallina mallorquina es el ave típica de la payesia isleña, con una gran capacidad para sobrevivir con lo que encuentra alrededor del gallinero.

Es muy apreciada por su producción de huevos y su carne es de excelente calidad. De tipo mediterráneo, es similar a las que existen en otras poblaciones que se encuentran en la cuenca mediterránea española, pero con las diferencias propias que la insularidad le ha imprimido. Los diferentes autores consultados afirman que es muy difícil determinar el inicio de su presencia en Mallorca, pero está comprobado por los hallazgos arqueológicos, que ya estaba presente en la época talaiòtica cuando todavía este tipo de ave no era conocida en la zona occidental de la península Ibérica.
Es un tipo de ave valiente, elegante, rústica y de crecimiento lento. Con cresta sencilla y sin doblar, sus orejas son blancas y el plumaje de unos colores vistosos, es tupido. La variedad más difundida es la de color paja, también denominada de color “blat” (trigo).

Después de las gallinas, el pavo ha sido el ave de corral más abundante en Mallorca.

 Los  pavos mallorquines, de color negro (rara vez blanco), de hermoso brillo metálico, pastaban en los campos bajo la vigilancia de un pastorcillo que con una caña les conducía en busca de lentisco.

En cuanto a palomos, existen gran cantidad de variedades (d’escampadissa, de pinta, borino, nas de xot i gavautxut mallorquín) y se criaban antiguamente para comer o vender los más jóvenes.

Pero el más apreciado es el denominado de “Casta grossa” que se distingue por su tamaño y hermosura, generalmente de plumaje rojizo o blanco, de aspecto pesado y que se desplaza con pasos cortos balanceando el cuerpo. Se exportaba en la antigüedad a ciudades de España y también del continente americano.

Los patos (“annera” en mallorquín), llevan ya una prolongada existencia en nuestra isla.



Esas aves, procedentes de grupos salvajes, fueron domesticadas hace unos 200 años formando en la actualidad una pequeña población local.




Referente al ganado lanar, la raza mallorquina, la llamada de raza blanca o de “lana burda”, es el grupo de ovinos más extenso del archipiélago balear y se puede considerar históricamente como una raza con diversos eco-tipos, como son las llanuras y montaña. Es un animal que aprovecha la vegetación espontánea, rastrojos y hojas de almendros, pero que de cada vez depende más de los pastos sembrados para su alimentación directa, lo que ha permitido una planificación de la producción.

En la actualidad se halla registrada la marca “Mè de raça mallorquina” con los animales inscritos en los libros genealógicos de la oveja de raza blanca mallorquina (actualmente hay cerca de 40.000, de las cuales unas 13.000 son raza selecta) o de la oveja de raza roja mallorquina (más de 3.000), o bien en los registros del Patró Racial.


Esta última, la de raza roja, es un grupo reducido de
ovejas de nuestra Comunidad, que tiene la consideración de raza con un morfotipo bien definido en la Isla de Mallorca. Se conoce también bajo la denominación de “coeta”, en clara referencia al grosor de su cola.

Las cabras son más escasas que las ovejas y en algunos términos antiguamente no las querían por los daños que producían a las cortezas de cualquier tipo de árbol. La raza mallorquina se caracteriza por su fuerza y agilidad.
De su leche, al igual que las ovejas, se hace queso. Su piel se utilizaba antiguamente por la gente del campo como impermeable (pellisa) y también se fabricaban odres para el transporte de aceites, zurrones y tambores. Los curtidores la empleaban para la fabricación de calzado.

La vaca mallorquina es muy rústica, de marcado tipo ambiental, fuerte, buena reproductora y con gran instinto maternal.

Su tamaño es más bien pequeño y su color es castaño, que varía desde el beig claro al oscuro casi negro. El peso de las hembras adultas oscila entre los 300 a 350 kilos y el de los machos adultos pasa de los 450.

Los cerdos siempre se han criado en Mallorca en gran cantidad, ya que es uno de los animales domésticos que, según los autores, se establecieron ya en la época primitiva en nuestra Isla. Dada la especial incidencia que ha tenido en la economía familiar de la población rural durante muchos siglos, se ha mantenido siempre su explotación productiva.

El “Porc Negre” es una raza bien definida y con una diferencia muy clara que la caracteriza de otras razas. Su color. Los productores del “Porc Negre” están repartidos por toda la isla, aunque las zonas más clásicas son las marinas por su tipo de vegetación. Su alimentación se basa en el aprovechamiento directo de muchos vegetales poco aprovechados por las otras especies. Antiguamente se alimentaban principalmente de bellotas. La gran cantidad de carne y la grasa que producen en proporción a los huesos e intestinos, les hace ser muy apreciados, por lo que su exportación tanto a la península como a otros países, se viene realizando desde hace mucho tiempo.

Los asnos abundaban siglos atrás en Mallorca, sobre todo en los municipios donde se empleaban para las labores agrícolas. Se alimentaban de las hierbas que crecían en los campos y en la parte montañosa.

En Mallorca sólo se conoce una raza de asnos que se caracteriza por la belleza de sus formas, su gran gentileza y agilidad y también por su sobriedad y resistencia. Estos asnos se exportaban antiguamente a Inglaterra y Estados Unidos, donde participaron en la creación de la famosa raza Kentucky, conocida por su fortaleza y tamaño.El 7 de febrero de 2002, se creó el Libro genealógico del asno de raza mallorquina, paso muy positivo para la consolidación de la cría de estos animales. El número de asnos inscritos en el libro es aproximadamente de 150, de acuerdo con los datos suministrados por la Asociación de criadores de esta raza. Después de la fuerte bajada del censo durante la primera mitad del siglo pasado y la casi desaparición de la raza, parece que el núcleo de explotación en pureza se ha estabilizado y, atendidas las buenas cualidades que presentan los animales y su perfecta adaptación a las zonas de bosque y monte bajo donde colaboran en la conservación y mantenimiento de estos lugares, es de prever que su censo irá en aumento.

Sin embargo, el equino más apreciado en la antigüedad por los mallorquines ha sido el mulo, pues aunque era más difícil de amaestrar que los caballos, vivía durante más tiempo, era más fácil de mantener y era sumamente fuerte para emplear en las labores más duras del campo.
Llucmajor, Manacor, Palma, Felanitx, Pollença y Artà eran los municipios donde existían mayor número de ellos. El mulo hereda las mejores cualidades de sus padres, la sobriedad, paciencia, resistencia y paso seguro del asno, y el valor, vigor y fuerza del caballo. Sus pezuñas más duras que la de los caballos, en muchas ocasiones no necesitan herraje y demuestran una resistencia natural a enfermedades e insectos. Hasta tiempos muy recientes, se usaba mayoritariamente para labores agrícolas, como el arado y la tracción de norias para molienda de grano o bombeo de agua, y también como medio de transporte en zonas montañosas. Su fortaleza, superior al caballo y con un equilibrio casi similar al asno, no ha tenido competencia hasta tiempos muy recientes. Pero la mecanización del campo y el transporte, le han ido relegando cada vez más llevándole hasta su casi extinción.



El caballo mallorquín se caracteriza por la funcionalidad de su raza. En la antigüedad se usaba siempre para labores de trabajo, pero en los últimos años a pasado a criarse para la práctica de la equitación.

Su armonía de formas, la elegancia del color negro de su pelo y al ser un animal muy dócil y tranquilo, el caballo mallorquín tiene hoy en día una elevada cotización en el mercado, lo que hace prever su estabilidad como raza, no sólo merecedora de su conservación porque es nuestra, sino por la importancia que su genética significa.




Y terminaremos este breve estudio con los perros de raza mallorquina denominados: de Bou, de Bestià, Ca Mè y Rater.

El “Ca de Bou” es un animal típico de presa. Macizo, fuerte, poderoso, de altura mediana y ligeramente alargado, capaz siempre de mostrar su valentía y coraje, calidades esas que lo hacen insuperable como guardián.


A pesar de esto, es un animal tranquilo y muy sociable en el trato con las personas. Los machos pesan de 35 a 38 kilos y las hembras de 30 a 34 kilos




El “Cà de Bestià” es un animal de tamaño grande y peso mediano, cercano a los 40 kilos, muy proporcionado, rústico, fuerte, robusto y muy ágil.

Es totalmente negro o negro con una mancha blanca en el pecho, generalmente de de pelo corto. Es un perro pastor, de guarda y defensa, de gran nobleza y fiel a su amo hasta la muerte.







El “C’a de Mè” es una de las razas de nuestras Islas más estimada por los cazadores, que después de haber pasado por una larga temporada de pérdida de identidad genética por los cruces continuados con razas foráneas, ha empezado su recuperación con unos criterios claros, tanto en su morfología como en la forma de cazar característica del “Cà de Mè”.










El Cà Rater es un perro pequeño, muy por debajo del tamaño mediano de la especie canina.

Su peso es reducido, de 3,5 a 5 kilos en los machos y de 3 a 4 kilos en las hembras. Es un animal muy vivo, amoroso y nervioso al mismo tiempo. Gran guardián de la casa, buen cazador de ratas y conejos, es igualmente un animal excelente para compañía.





Y eso es todo.


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