miércoles, 4 de enero de 2012

GENTE BORDE.


Aunque el D.R.A.E. no lo señala así, por borde se entiende popularmente   aquella persona que cae mal desde un principio, ya sea por su antipatía, por lo que dice o por lo que hace. 

En el blog “41º a la sombra”, señala su autor que lo primero que tiene que tener en cuenta el aprendiz de borde, es procurar no ser demasiado franco, es decir, sus verdaderos pensamientos y sus sentimientos no deben aparecer claramente de cara a la galería, pues se pueden presentar contradicciones que son muy mal vistas por los puristas y los moralistas; tampoco es necesario ser franco con los amigos pues estos terminarán conociendo, a poco que se fijen, las inclinaciones y verdaderas intenciones del borde. 

Pero cuando uno ya es un borde hecho y derecho, se tiene que subir la autoestima, incluso rayando la prepotencia, pero poco a poco, no sea que se le vea demasiado el plumero. Un poco de grosería, de vez en cuando, tampoco viene mal para parecer más borde aún, pero sin llegar a caer en lo grotesco, porque los bordes suelen ser por norma general, gente muy bien preparada, y normalmente hacen alarde siempre de su cultura para fardar o sacarse argumentos de la manga, importándoles un bledo si pueden herir especialmente la sensibilidad de los demás. Para eso son bordes.
Del engaño hacen siempre un arte, pues los bordes siempre están expuestos al ojo crítico de los que tienen ciertas dotes de observación, aunque tienen que ir con mucho tacto en este sentido, porque si se les pilla con una mentira, encima de bordes después se les puede llamar otra cosa acordándose de su madre.

El borde se ejercita siempre en el innoble acto de la demagogia. Esto ayuda mucho en los enfrentamientos, porque sus incondicionales, que siempre se creen más listos que los demás, suelen reírles las gracias y aplauden  las puñaladas traperas que con cierta agudeza y acierto practican con asiduidad. 

El borde, por regla general, lo es innato, aunque precisa ejercitarse a diario para creerse lo que dice y lo que hace. De esta forma, los granujas redomados y todos aquellos que actúan sin ningún miramiento, caiga quien caiga, ya han recorrido gran parte del camino para llegar a ser ¡UN GRAN BORDE!. 

Sin miedo a caer en lo grotesco, por eso son unos bordes, pueden estar dando siempre caña al personal, sabiendo que con sus palabras u hechos ofenden y hieren a muchos. Eso les importa un bledo. Por algo se sienten superiores. 

Entre otras cualidades, el borde está siempre muy seguro y se auto-convence, aunque sabe que está obrando mal,  de que siempre lleva la razón y que no falla nunca en sus apreciaciones, aunque eso conlleve el sufrimiento de los demás. Tiene algo de sadismo en sus actuaciones. “ Si sufres, por lo que he dicho o por lo que hago, pues te jodes”, suelen pensar a menudo. 

¿A cuántos bordes conocemos?... 

Hay muchos y ¡GRANDES BORDES!. 

¡Salud y suerte!.




1 comentario:

  1. yoo soy una persona muy borde pero nuna me he considerado ser mejor que nadie

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