viernes, 18 de marzo de 2011

EL VINO EN MALLORCA EN EL SIGLO XIX Y BREVE RESEÑA DE SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA.


            La producción de vino en Mallorca en el siglo XIX, destaca por una actividad muy importante durante los dos primeros tercios del siglo (había en Mallorca más de 30.000 hectáreas de viñedos, la mayor extensión que nunca ha habido) y su decadencia al final del siglo por culpa de la filoxera que los arrasó prácticamente a todos.

            La viña probablemente se introdujo en Mallorca a raíz de la conquista romana en el 123 A.c. Con la conquista de la isla por Jaime I en 1229 se incrementó extraordinariamente la siembra de viñedos con la finalidad de producir vino, ya que hasta esos años, en la época islámica (903 hasta 1229) su cultivo estaba destinado especialmente a la elaboración de pasas, que era un elemento muy importante en la dieta musulmana. Con la conquista, la viña se convirtió en un monocultivo de tipo colonial extendiéndose prácticamente por todas las comarcas de la isla, distinguiéndose especialmente dos tipos de viñas: las viñas llauradoras que se labraran con el arado (se hacían largas zanjas de 80-90. cm de ancho y 1 m. de fondo donde se plantaban las cepas, a una distancia de 90 cm. aproximadamente, disponiéndose en líneas paralelas para que el arado pudiera pasar por en medio) y las viñas cavadoras, que consistían en cavar simplemente unos hoyos donde se sembraban las cepas a una distancia de 60 cm.

            Las uvas recogidas se transportaban al lagar donde eran pisadas por hombres fornidos con los pies descalzos y el resto se exprimía en una prensa.  Las fases del proceso de vinificación era: la vendimia (verema), las mezclas de variedades de uvas, la separación de la rapa, la obtención del mosto, las correcciones y manipulaciones del mosto, la fermentación, el prensado de la parte sólida, el envejecimiento y el embotellado.

            Ya en el siglo XV, una plaga atacó los viñedos de la isla y ocasionó una gran disminución de cepas. En el año 1556, Carlos I concedió la exención de impuestos durante diez años para la quien plantara nuevos viñedos, siendo los municipios de LLucmajor y Felanitx los que más extensión de viñedos plantaron. Les siguieron Alcudia, Binissalem, Campanet, Montuiri, Porreres, Santa Margarita, Santa María del Camí y Sineu, extendiéndose su cultivo durante todo el siglo XVIII y el primer tercio del XIX, favorecidos también por la exención de impuestos que en 1802 se otorgó durante 20 años para los viñedos que se sembraran a partir de entonces. Así pasaron  a ser los municipios con mayor extensión de viñedos: Felanitx, Artá, Porreres, Binissalem, Santanyi, Sancelles y LLucmajor.

            Durante el siglo XVIII y hasta bien entrado el XIX el aguardiente y el vino producido en Mallorca se exportaba principalmente a los mercados de Cuba y Puerto Rico. A partir de los años 60 del siglo XIX, la producción del vino desplazó a la del aguardiente hasta llegar a su apogeo en 1880. Durante esos años se pasó de producir 98.000 Hl a 750.000, siendo el mercado francés el que absorbía la mayor parte de la producción, ya que sus viñedos habían sido arrasados por la plaga de la filoxera. En torno al vino se movilizaron en la isla gran cantidad de recursos, tanto humanos como de capital, lo que dio lugar a un efecto multiplicador que afectó desde las industrias relacionadas con la vinicultura hasta el transporte por tierra, ferrocarril y por mar (los puertos de Palma y Felanitx centralizaban las operaciones de embarque), pasando por un aumento de las operaciones de nuestra banca necesarias para cubrir las necesidades de financiación. En Felanitx se fundaron expresamente para ese menester, el Banco de Felanitx (1883) y el Crédito Felanigense (1888).

Pero por desgracia la época dorada de la viña fue de corta duración, ya que en 1891 la misma plaga que asoló a los viñedos franceses, la filoxera, entró por LLucmajor extendiéndose rápidamente por toda la isla. Las superficies de viñedos se vieron  reducidas prácticamente a la comarcas de Felanitx y Binissalem y a partir de entonces, el consumo del vino se tuvo que nutrir de las importaciones. La consecuencia más dramática la sufrieron los pequeños propietarios y los jornaleros que tuvieron que acudir a la solución tradicional de nuestra isla:  la emigración, sobre todo a las Antillas, Argentina y Argelia. La solución a la plaga de filoxera fue plantar de nuevo cepas procedentes de América, aunque algunos payeses dejaron ya los viñedos para sembrar almendros y cultivar cereales.

Para que nos demos cuenta de la importancia que tuvo el vino en Mallorca, en 1891 había 25 cellers en Felanitx, 24 en Inca, 22 en Santa María del Camí, 21 en Sineu, 20 en Palma, 9 en Alaró, 6 en Santanyi, 5 en Muro, 3 en Montuiri, 3 en Santa Margarita, 2 en Porreres, 1 en Binissalem, 1 en petra y 1 en Valldemosa.

Durante esos años se crearon  numerosas compañías comerciales y algunas tenían barco propio, como la de “Fuster Hermanos”, Luis Planas y Compañía y Arnau y Compañía. En Palma destacaba en aquella época la Compañía “Vinícola Mallorquina” creada en 1878.

Fue la comarca de Felanitx la que más se benefició del auge vinícola de esos años. Su puerto (Porto Colom) se llegó a considerar de segunda clase y se especializó en la exportación de vinos, construyéndose grandes almacenes y bodegas. En 1881 se exportaban por Porto Colom 14.935,90 Hl. de vino con destino mayoritariamente a Francia.

Existe una escritura, la nº 146 del protocolo del Notario de Palma D.Cayetano Socías, del año 1849, que demuestra hasta que punto las autoridades isleñas estaban dispuestas a proteger y explotar el negocio del vino, al contratar la Excma. Diputación Provincial a D. Antonio Sánchez Almodóvar (persona que se había anunciado en la prensa que poseía varios secretos para el mejoramiento del vino) para que les vendiera esos secretos por diez mil reales vellón, “con el fin de poder exportar los caldos mallorquines a ultramar -como los de Cataluña-, sin que sufran alteración alguna y sin dejar posos o heces en los envases, conservando la misma limpieza que tienen los de Cataluña…”.

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