Como cada año, los almendros de Mallorca comienzan a florecer a finales del mes de Enero. El espectáculo que ofrecen los campos mallorquines es precioso. La flor del almendro, blanca y sonrosada, desprende un fino aroma que impregna toda la naturaleza antes de que sus frágiles pétalos se caigan al cabo de unos días por sí solos o ayudados por la fuerza del viento. Cada invierno nos encanta contemplar esta explosión natural de belleza silenciosa, que es digna de admirar.
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