domingo, 27 de marzo de 2011

APUNTES SOBRE LA ECONOMÍA MALLORQUINA EN EL SIGLO XIX.


            Antes de centrarnos en el estudio que nos ocupa, hemos querido averiguar brevemente como evolucionó la economía española de forma general en toda España en el siglo XIX. Y no podíamos encontrar un estudio más breve y conciso para comenzar, que el que figura en el Boletín de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Baleares del 15 de Noviembre de 1904 (nº 130, Año VI). Se trata de un artículo interesantísimo que publicó en la Revista The Wold’s Work el escritor inglés Martin Hume, referido a la situación mercantil, industrial y financiera de España, que lleva por título “Resurrección del comercio español”. Dice así: “El autor inglés pone de manifiesto la evolución que se está verificando en la política española, y como la mayoría de ciudadanos muestran relativamente escaso interés por doctrinas teóricas y prestan cada día mayor atención a las cuestiones económicas.
            El gran impero hispano, dice Hume, se ha derrumbado por la fatal creencia, tanto del gobierno como de los gobernados, de que el dinero por sí solo es riqueza, siendo así de que éste procede realmente de los recursos creados o acumulados por el trabajo.
            Este error, unido a la funesta doctrina de gravar la producción en sus orígenes o fuentes y no en sus frutos cuando está desarrollada y próspera, ha conducido a España a muchos siglos de pobreza; pero así como todo mal grande con el tiempo procurará él mismo su remedio, si en el ínterin no muere el paciente, así los mismos errores y herejías financieras han contribuido en los últimos años a uno de los renacimientos industriales y mercantiles más nobles de los tiempos presentes.
            La balanza comercial contra España, según una autoridad en la materia, durante la decena de 1882-92, ascendió a la enorme suma de 780 millones de pesetas, cantidad que en forma de dinero contante y sonante tenía que salir del país.
            España, además, tiene poco o ningún capital invertido en tierras extrañas y recibe muy poco del extranjero por fletes; de suerte que el exceso del valor de las exportaciones no está compensado por los beneficios obtenidos en el exterior.
            Añadiendo a esto las sumas que tienen que exportarse para pagar los intereses de la deuda exterior y la correspondiente a los créditos del inmenso capital extranjero empleado en España, se comprende que el numerario, primero en forma de oro y después en plata, forzosamente había de disminuir.
            Solamente en el año 1892, salieron del país hasta 42 millones de pesetas en plata, y continuando así las cosas vino la enorme elevación de los cambios.
            El único remedio que se vio entonces, fue aumentar progresivamente y de un modo enorme la circulación del papel moneda y la acuñación de la plata con valor ficticio y, naturalmente, la depreciación de la moneda española fue cada vez mayor.
            Pero la misma gravedad del mal trajo, en parte, el remedio. Lo elevadísimo de los cambios hizo tan costosos los productos industriales extranjeros que el consumo de los similares del país se hizo una absoluta necesidad y esto dio gran impulso a la industria nacional.
            Por otra parte como por la misma razón de lo elevado de los cambios los productos españoles resultaban muy baratos en el extranjero, aumentó considerablemente la exportación.
            Ambas corrientes coincidieron con el mismo efecto, y en el quinquenio 1895-1899 la balanza comercial fue ya a favor de España por primera vez después de cincuenta años”.
            Y tras este preludio que nos resume de forma muy escueta pero magníficamente relatada la situación económica de nuestro país durante el siglo objeto de este trabajo, nos vamos a centrar en nuestro estudio que trataremos también de ceñirlo lo más brevemente que podamos. Por cierto, en el mismo Boletín que hemos citado, existe un curioso anuncio de la “Antigua Casa Roca” de la C/ Lonjeta nº 53 de Palma (Fábrica de libritos de papel para fumar, almacén de papeles y efectos de escritorio) que pone: “Extraordinaria baratura en clases propias para el comercio. Importantes contratos con las fábricas nacionales y extranjeras permiten pueda este almacén  cotizar los precios de sus artículos a precios tanto o más ventajosos que los más importantes almacenes de la península”. Curioso. Pero así quedó escrito y así aún se puede leer.
            De la bibliografía que hemos consultado, podemos deducir que a principios de siglo la agricultura era la principal actividad económica de nuestra isla, y aunque evolucionaba muy lentamente, -los payeses mallorquines prácticamente empleaban las mismas técnicas que en la Edad Media y continuaban con los cultivos tradicionales de siempre (cereales en el Pla y olivera en la montaña)-, poco a poco se fueron dedicando a otros cultivos como la viña, el almendro, el algarrobo, la higuera y la patata. Así, la agricultura mallorquina, primordialmente de secano pasó, a partir  del último cuarto del siglo XIX, de ser una actividad dirigida en general al autoabastecimiento a otra en la que los cultivos se orientaron hacia los mercados exteriores.  Esos cambios que se produjeron en el campo mallorquín, fueron motivados en gran parte como resultado de la parcelación de las propiedades de los nobles. Ello motivó que los nuevos propietarios de las tierras tuvieran mayor interés en hacerla más productiva. Surgieron algunas industrias familiares que se encargaron de fabricar herramientas, útiles y maquinaria para el campo: arados de hierro, prensas para elaborar aceite, bombas para la extracción de aguas, etc. etc.

         Hubo un cultivo, la viña, que se extendió en la primera mitad del siglo XIX y permaneció en auge hasta final de siglo. Este tipo de cultivo, favorecido por el gobierno con una exención de impuestos en 1802 a los viñedos que se sembrasen en ese momento y durante 20 años, fue expandiéndose por toda la isla y más aún después que la filoxera (plaga de un insecto hemíptero parecido al pulgón que ataca las vides hasta matarlas) acabara con la viticultura francesa. Los vinos mallorquines se exportaban a Francia y lugares de ultramar como Cuba y Puerto Rico entre otros, siendo Felanitx y su puerto (Porto Colom) la comarca que vivió con mayor intensidad el auge del vino en Mallorca junto con Llucmajor, lugar por donde entró también la filoxera asolando todos los viñedos y dejando a la isla con una grave crisis (si el lector desea profundizar un pelín más sobre ese tipo de cultivo en Mallorca, puede acudir a la separata que existe en este mismo blog en el presente mes de marzo). Fue entonces cuando la gente del campo no tuvo más remedio que dedicarse a otra clase de cultivo. La almendra, el albaricoque, la higuera y el algarrobo, fueron los cultivos alternativos en los que los payeses se volcaron para poder subsistir.

            El almendro, que en 1860 ocupaba una parte mínima de las tierras de cultivo, comenzó su expansión entre los últimos años del siglo XIX llegando a ser el principal producto de las exportaciones agrarias isleñas que absorbieron los mercados de Inglaterra, Francia y Alemania principalmente. En cuanto al albaricoque, si bien su extensión era muy reducida y localizada, tomó a finales del siglo que comentamos también una importancia económica notable gracias a su exportación a Inglaterra primordialmente y Cuba, donde era muy apreciado en su variedad seca. Del mismo modo, también se incrementaron los cultivos de la higuera y el algarrobo, con vistas a comercializar su producción de cara al exterior.

            El área de regadío, que en 1860 se amplió en la zona de Sa Pobla y Muro gracias a la desecación de la Albufera, a pesar de ser de reducida dimensión, elevó la producción de productos hortícolas encaminados con preferencia al suministro del consumo interior.

            Por otra parte, la ganadería constituía una actividad secundaria y complementaria de la agricultura.  Aparte del ganado dedicado a las tareas agrícolas (caballos, mulos y asnos), el que proveía de carne y leche (ovino, bovino y caprino) era insuficiente, por lo que se tenía que recurrir a la importación aunque la carne no era muy corriente por aquellos tiempos en la dieta de los mallorquines.  Un caso diferente lo constituían los cerdos, que ya eran objeto de una comercialización exterior relativamente importante. El incremento del ganado porcino iba unido a la expansión de la higuera, cuyo fruto constituía su alimentación básica.

            En cuanto al comercio, una vez que Francia ocupó Argelia y erradicó la piratería berberisca, el intercambio de productos agrarios elaborados -aguardientes, aceite, jabón y otros- entre Mallorca y las colonias antillanas, significó hasta el último tercio del siglo XIX una intensa y rentable actividad comercial, atendida por una flota de veleros mallorquines que en sus viajes de regreso traían los productos coloniales (caña de azúcar, tabaco, cacao y café principalmente) para ser vendidos en los puertos del mediterráneo o ser cambiados por cereal. Durante esos viajes, muchos mallorquines se quedaron en aquellas tierras, especialmente en Cuba y Puerto Rico, para instalar allí sus negocios.

            Con relación a la industria, parte de los capitales invertidos en aquellas actividades comerciales y de navegación coloniales volvieron a Mallorca  y fomentaron la creación de sociedades que estimuló las inversiones. La isla comenzó a pasar de tener pequeños talleres -familiares principalmente- o con pocos obreros durante la primera mitad del siglo, a ir evolucionando en el último tercio hacia fábricas que utilizaban máquinas de vapor -especialmente industrias textiles y alimentarias-, de transformación de productos del campo y posteriormente de calzado y vidrio.

            No hay duda de que por medio de esas sociedades se podían reunir los capitales suficientes para poder dar a luz proyectos ambiciosos, alguno de los cuales tuvieron un efecto multiplicador sobre la actividad productiva general. Un claro ejemplo fue la red de ferrocarriles que reanimaría el trabajo en las minas de lignito además de dinamizar tanto el comercio interior como la vida social y económica de los núcleos urbanos por donde pasaba.

            Las industrias del calzado y tejidos incrementaron su producción y aunque el hecho de que el mercado colonial fuese el único donde se exportaba, evidenciaba la extraordinaria fragilidad de nuestras producciones. En efecto, a lo largo de la última década del siglo XIX aquellos mercados entraron en crisis: en el año 1891 los Estados Unidos firmaron un tratado comercial con el gobierno español que les permitía l acceso a la zona, agravándose aún más cuando en 1895 estalló la Guerra de la Independencia que llevaría a la pérdida definitiva de las colonias en 1898. Después de ello, y aunque los nuevos gobiernos de las colonias establecieran los mismos derechos para los productos españoles que para los demás países de Europa y América, el mercado isleño se vio muy perjudicado con excepción del sector del calzado, gracias a la calidad de los zapatos y a los bajos salarios pagados a los trabajadores. De todas formas y como resultado de todo este proceso, numerosas fábricas pusieron fin a su actividad y el binomio paro-inmigración fue un hecho.

            Lemos en la Revista “Scripta Nova” de la Universidad de Barcelona (nº 94-21) 1 Agosto 2002), lo siguiente: “La isla de Mallorca contó durante el siglo XIX con una industria que empleó obreros que compartían la actividad en la fábrica o el taller con las tareas del campo. La isla no ha vivido una gran concentración de fábricas donde quedaran ocupados un número elevado de trabajadores. Las empresas del sector secundario emplearon a pocos obreros por unidad productiva. Así por ejemplo, en el  año 1875 había en toda la isla 2.965 empresas que daban trabajo a 13.845 obreros, esto es más de cuatro trabajadores por centro laboral. Desde el principio del siglo XIX, palma, la capital, se convierte en el principal núcleo de producción y consumo de bienes industriales, los demás núcleos de población quedan afectados por la dispersión industrial. Algunos pueblos se especializaron en diferentes productos, como es el caso de Sóller o Esporlas, que desarrollaron una actividad textil, o Inca y LLucmajor que desplegaron una producción basada en el cuero. La agricultura y la industria no siguieron caminos antitéticos. La industria mallorquina ha estado vinculada a la producción del sector primario y a su vez, el desarrollo del sector primario, especialmente la agricultura, ha estado amparado por la industria”.

            A modo de resumen podemos concluir que en el siglo XIX fueron relevantes las exportaciones del sector alimenticio, principalmente la producción de harina, aceite (que se empleaba entre otras cosas para el alumbrado de los faros de las islas) y aguardiente. La producción de jabón y la industria textil adquirió cierta importancia, sobre todo esta última. El establecimiento de líneas marítimas regulares, tanto interinsulares como entre las islas y la península, propició el intercambio de materias primas para la elaboración y fabricación de productos de muy variado matiz.  Se crearon sociedades mercantiles y desde 1875 la red ferroviaria favoreció los intercambios entre la ciudad y el resto de la isla permitiendo el desarrollo económico de los pueblos, ya que aproximó los productos agrícolas a Palma que era el principal centro consumidor y puerto exportador. Hasta 1891 también tuvo importancia la exportación del vino y aguardientes hacia Francia, hasta que la filoxera acabó con toda la viña mallorquina como había ocurrido años antes con los viñedos franceses.

viernes, 25 de marzo de 2011

EXCURSIÓ ALARÓ- SOLLERIC- REFUGI TOSSALS VERDS- ALARÓ.

Excursió de senderisme, llarga i fàcil.
El refugi Tossals Verds està situat en la Serra de Tramuntana a 485 metres d'altura, al costat de l'antic camí d'Alaró a Almallutx i en un paisatge dominat per les muntanyes de s'Alcadena i el Puig de Tossals Verds. El refugi, és una casa reformada, construïda al segle XIX propietat del Consell de Mallorca, on es pot pernoctar menjar i sopar. En l'exterior es pot visitar un petit jardí d'espècies autòctones i observar les peces de pedra que formaven part d'un moli d’oli. Té un porxo amb bancs de fusta i un barbacoa, al costat d'una piqueta i una aixeta d'aigua potable a la disposició dels excursionistes.
Des del refugi existeixen nombroses variants d'excursions que arriben tant al Castell d'Alaró, com cap a Sóller pel Pla de Cúber o cap a LLuc passant per la Font del Prat entre altres.
Nosaltres aquesta vegada hem arribat al refugi des d'Alaró vorejant la finca “S’Olivaret” i passant per “Solleric”. Una ruta de senderisme fàcil que transcorre per un camí de terra que ens condueix en poc temps a un d'asfalt fins al propi refugi. És llarga, ja que camines 20,301 quilòmetres, però molt agradable i poc exigent, com a nosaltres ens agrada, ja que no té repechons ni pujades i baixades difícils. Seguint aquest camí creuem el torrent que, en temps de pluges, ha de ser espectacular observar-ho pels salts, petites preses i puets que existeixen.
El camí està perfectament conservat per personal del “Consell” que està allí treballant, igual que l'arbrat d'oliveres, alzines i garrovés que t'acompanyen durant tot el recorregut.
Crida l'atenció les cabres salvatges i bocs que pots observar pels penyals mentre vas caminant.
En definitiva, una excursió molt maca de llarg recorregut, d'aquestes que et quedes molt satisfet d'haver-la realitzat.
Fins a la propera!.
                                                              Fotos: Miquel Barceló

Si voleu veure les fotografies millor, clicau damund d'elles.



Foto: Trigo

viernes, 18 de marzo de 2011

EL VINO EN MALLORCA EN EL SIGLO XIX Y BREVE RESEÑA DE SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA.


            La producción de vino en Mallorca en el siglo XIX, destaca por una actividad muy importante durante los dos primeros tercios del siglo (había en Mallorca más de 30.000 hectáreas de viñedos, la mayor extensión que nunca ha habido) y su decadencia al final del siglo por culpa de la filoxera que los arrasó prácticamente a todos.

            La viña probablemente se introdujo en Mallorca a raíz de la conquista romana en el 123 A.c. Con la conquista de la isla por Jaime I en 1229 se incrementó extraordinariamente la siembra de viñedos con la finalidad de producir vino, ya que hasta esos años, en la época islámica (903 hasta 1229) su cultivo estaba destinado especialmente a la elaboración de pasas, que era un elemento muy importante en la dieta musulmana. Con la conquista, la viña se convirtió en un monocultivo de tipo colonial extendiéndose prácticamente por todas las comarcas de la isla, distinguiéndose especialmente dos tipos de viñas: las viñas llauradoras que se labraran con el arado (se hacían largas zanjas de 80-90. cm de ancho y 1 m. de fondo donde se plantaban las cepas, a una distancia de 90 cm. aproximadamente, disponiéndose en líneas paralelas para que el arado pudiera pasar por en medio) y las viñas cavadoras, que consistían en cavar simplemente unos hoyos donde se sembraban las cepas a una distancia de 60 cm.

            Las uvas recogidas se transportaban al lagar donde eran pisadas por hombres fornidos con los pies descalzos y el resto se exprimía en una prensa.  Las fases del proceso de vinificación era: la vendimia (verema), las mezclas de variedades de uvas, la separación de la rapa, la obtención del mosto, las correcciones y manipulaciones del mosto, la fermentación, el prensado de la parte sólida, el envejecimiento y el embotellado.

            Ya en el siglo XV, una plaga atacó los viñedos de la isla y ocasionó una gran disminución de cepas. En el año 1556, Carlos I concedió la exención de impuestos durante diez años para la quien plantara nuevos viñedos, siendo los municipios de LLucmajor y Felanitx los que más extensión de viñedos plantaron. Les siguieron Alcudia, Binissalem, Campanet, Montuiri, Porreres, Santa Margarita, Santa María del Camí y Sineu, extendiéndose su cultivo durante todo el siglo XVIII y el primer tercio del XIX, favorecidos también por la exención de impuestos que en 1802 se otorgó durante 20 años para los viñedos que se sembraran a partir de entonces. Así pasaron  a ser los municipios con mayor extensión de viñedos: Felanitx, Artá, Porreres, Binissalem, Santanyi, Sancelles y LLucmajor.

            Durante el siglo XVIII y hasta bien entrado el XIX el aguardiente y el vino producido en Mallorca se exportaba principalmente a los mercados de Cuba y Puerto Rico. A partir de los años 60 del siglo XIX, la producción del vino desplazó a la del aguardiente hasta llegar a su apogeo en 1880. Durante esos años se pasó de producir 98.000 Hl a 750.000, siendo el mercado francés el que absorbía la mayor parte de la producción, ya que sus viñedos habían sido arrasados por la plaga de la filoxera. En torno al vino se movilizaron en la isla gran cantidad de recursos, tanto humanos como de capital, lo que dio lugar a un efecto multiplicador que afectó desde las industrias relacionadas con la vinicultura hasta el transporte por tierra, ferrocarril y por mar (los puertos de Palma y Felanitx centralizaban las operaciones de embarque), pasando por un aumento de las operaciones de nuestra banca necesarias para cubrir las necesidades de financiación. En Felanitx se fundaron expresamente para ese menester, el Banco de Felanitx (1883) y el Crédito Felanigense (1888).

Pero por desgracia la época dorada de la viña fue de corta duración, ya que en 1891 la misma plaga que asoló a los viñedos franceses, la filoxera, entró por LLucmajor extendiéndose rápidamente por toda la isla. Las superficies de viñedos se vieron  reducidas prácticamente a la comarcas de Felanitx y Binissalem y a partir de entonces, el consumo del vino se tuvo que nutrir de las importaciones. La consecuencia más dramática la sufrieron los pequeños propietarios y los jornaleros que tuvieron que acudir a la solución tradicional de nuestra isla:  la emigración, sobre todo a las Antillas, Argentina y Argelia. La solución a la plaga de filoxera fue plantar de nuevo cepas procedentes de América, aunque algunos payeses dejaron ya los viñedos para sembrar almendros y cultivar cereales.

Para que nos demos cuenta de la importancia que tuvo el vino en Mallorca, en 1891 había 25 cellers en Felanitx, 24 en Inca, 22 en Santa María del Camí, 21 en Sineu, 20 en Palma, 9 en Alaró, 6 en Santanyi, 5 en Muro, 3 en Montuiri, 3 en Santa Margarita, 2 en Porreres, 1 en Binissalem, 1 en petra y 1 en Valldemosa.

Durante esos años se crearon  numerosas compañías comerciales y algunas tenían barco propio, como la de “Fuster Hermanos”, Luis Planas y Compañía y Arnau y Compañía. En Palma destacaba en aquella época la Compañía “Vinícola Mallorquina” creada en 1878.

Fue la comarca de Felanitx la que más se benefició del auge vinícola de esos años. Su puerto (Porto Colom) se llegó a considerar de segunda clase y se especializó en la exportación de vinos, construyéndose grandes almacenes y bodegas. En 1881 se exportaban por Porto Colom 14.935,90 Hl. de vino con destino mayoritariamente a Francia.

Existe una escritura, la nº 146 del protocolo del Notario de Palma D.Cayetano Socías, del año 1849, que demuestra hasta que punto las autoridades isleñas estaban dispuestas a proteger y explotar el negocio del vino, al contratar la Excma. Diputación Provincial a D. Antonio Sánchez Almodóvar (persona que se había anunciado en la prensa que poseía varios secretos para el mejoramiento del vino) para que les vendiera esos secretos por diez mil reales vellón, “con el fin de poder exportar los caldos mallorquines a ultramar -como los de Cataluña-, sin que sufran alteración alguna y sin dejar posos o heces en los envases, conservando la misma limpieza que tienen los de Cataluña…”.

sábado, 12 de marzo de 2011

EXCURSIÓ SÓLLER-REFUGI DELS TOSSALS (1ª etapa) I ELS TOSSALS VERDS-COLL DE SA BATAIA (LLuc) (2ª etapa)



Excursió molt llarga, llarga, llarga i com totes, preciosa (les fotos d'en "Trigo" i d'en Miquel donan fe). En tractar-se de gairebé 34 quilòmetres la varem dividir en dues etapes.
El primer dia varem sortir de Sóller conscienciats ¿o no? que anava a ser un dia molt llarg, cap al Barranc de Biniarraix. Bé, ho pugem sense major dificultat fins a arribar al Coll de L’Ofre on vam fer un petit descans. Des del Coll les vistes són impressionants cap a la Vall de Sóller. Ja ho sabeu. Després ens dirigim cap al Pla de l'embassament de Cúber, preciós, la pau, la tranqulitat, el silenci...impressionant. Després de caminar llargament per aquell paisatge idíl·lic, varem enfilar cap a la Font d’es Noguer i posteriorment cap és Coll d’es Coloms. Bé, ho varem fer sense cap dificultat i arribem al refugi D’es Tossals després de vuit hores i mitja de caminada. Allí sopem i dormim (alguns) i ens aixequem ben ràpid per iniciar la segona etapa cap a Lluc.

Com no sabíem si l’atrossi s'encebaria amb alguns de nosaltres, va venir a dormir amb el grup un “rajat” de l'expedició per si havia de recollir a algú. No va fer falta. Al matí següent examinem els mapes i vam veure que el més fotut ja ho havíem passat (crèiem) i ho varem expulsar d'allí per temptar-nos. L'altre “rajat” ens seguia per telèfon i ens estaria esperant en “És Coll de Sa Bataia” per anar a menjar.

Sortim amb l'ànim renovat camí de la Font d’es Prat. Des d'allí baixem fins al Predi de Comafreda on vam poder observar les “Cases de Neu”, una obra d'enginyeria de fa segles com es pot apreciar en les fotos d’en Miguel. Des d'allí continuem el descens
-dur i llarg descens- cap al   “Coll de Sa Bataia” en el terme de Lluc, on arribem després de cinc hores i mitja després de recórrer més de tretze quilòmetres i mig.

Esgotats, però amb la satisfacció d'haver aconseguit el nostre objectiu, rebem a la resta de l'expedició que ens estava esperant per unir-se a nosaltres en el menjar. Bon pardals, encara que un d’ells va fer l’excursió “Es Gallet-Lluc” de 2 horetes, fàcil i també preciosa com podeu veure al vídeo.  Després de ficar els peus en aigua freda i reposar-nos de l'esforç realitzat, vam adonar d'una estupenda paella per tornar amb cotxe amb els membres del grup de suport fins a Palma.

Un dia inoblidable.

¡Fins la pròxima!.

Fotos: Miquel Barceló

Fotos Trigo









 



20,912 Qm., 8 h. 32 min., effectives 5 h.31 min. la 1ª etapa i

13,642 Qm. 5h.35 min., effectives 4 h. 26 min. la segona.

jueves, 3 de marzo de 2011

EXCURSIÓ “NA BURGUESA/SÓN VIDA”.


Foto : Trigo

Excursió de dificultat mitjana (per jo, ja que  per la majoria del meus companys va ser molt fàcil). No hi ha pujades difícils, però si camins molt llargs. Camins que es creuen i entrecreuen (encara que no ho sembli en el GPS que em va enviar en Vicenç). Jo vaig veure molts de caminois, on resulta molt fàcil perdre't si no et fixes molt bé en les fites marcades i que et fan comprendre els rescats d'excursionistes que, per aquesta zona, es solen produir.

Per a un neòfit com jo, quan escoltaves que algun excursionista s'havia extraviat en “Na Burguesa”, pensaves com és possible que s'extraviïn en aquesta "muntanyeta"?. Amic. Has de pujar fins a allí per veure la immensitat de garriga i muntanya que es confonen entre els termes de Palma i Calvià.

Però comencem amb la nostra excursió. Pugem fins a l'estàtua de La Mare de Deu de la Pau de Ne Burguesa i deixem els cotxes allí. Abans haurem anat enfront del cementiri de la Vileta on haurem deixat un altre cotxe.

I comencem a caminar per la sendera on està la capelleta.
Els camins estan ben delimitats i ara són de fàcil accés. Vas caminant i a mesura que vas ascendint et ve al capdavant la cançó “Por el camino verde, camino verde…” perquè en segons que trams, vas caminant per un sender envoltat per una vegetació de pins i matolls que t'impedeix veure el que tens als costats. Muntanya, garriga i més muntanya, fins que de sobte surts a un clar i sembla que vas amb avió, perquè la vista és impressionant. Divises tota Palma. La Badia, un diminut transatlàntic que surt del port, el mar… Al fons es pot albirar l'Illa de Cabrera. Fantàstiques vistes.

I continues caminant, ara amb algunes pujades que et fan suar i penses que allò ja no és tan fàcil com fins ara. Camines, camines i camines, seguint les fites que t'assenyalen en els camins que s'entrecreuen per on has d'anar. Segueixes caminant i t'adones del fort sistema de protecció contra incendis que allí han implantat. Hi ha unes immenses torres vigies, on a l'estiu es col·loquen els guardes forestals per detectar qualsevol conat d'incendi i poder donar avís a les brigades perquè acudeixin a sufocar-ho. Varem veure un enorme dipòsit d'aigua i una estació de brigades de bombers que et fan comprendre el perquè dels camins que van per tots els costats.

Contínues caminant fins que arribes a un punt on tens la vista de Palma a la teva esquena, a la teva esquerra el terme de Calvià: Valldurgent, Bendinat, Palma Nova, Santa Ponça i al fons...la immensitat del mar. De front i a la teva dreta garriga i muntanya fins que la teva vista es perd. Allí varem aprofitar per fer algunes fotos i filmar (podeu veure la fantàstica foto panoràmica que va treure en Vicenç del Puig de Galatzó). Jo no m’hagués mogut d’aquell lloc, davall l’ombra d’aquella alzina i amb aquelles vistes.   

Continuem caminant per aquells senders fins que decidim esmorzar en un punt amb unes vistes de Palma immillorables. Quins moments! Després iniciem la baixada de la muntanya (sense perdre en cap moment les vistes de Ciutat) i aquí, els genolls van començar a queixar-se. Portàvem unes quatre hores de caminada! Camina que et camina et vas adonant que “el teu avió comença a aterrar”. A baix observes el golf de Són Vida, tot verda, amb els seus sortidors…I aquella baixada que mai acaba. Crec que si aquesta excursió es fa a l'inrevés, ha de ser més complicada perquè aquell descens se'm va fer interminable i no més pensar en pujar-ho...Val més no pensar-hi.

Però tot arriba. Sortim a una carretera vorejant els camps de golf i d'aquí fins al cementiri de la Vileta a agafar el cotxe que retornarà a alguns devora al monument de la Mare de Deu de la Pau a recollir els altres. En total 15,100 quilòmetres amb 5 hores i 45 minuts de caminada efectiva. No està malament. No està gens malament. Un dia fantàstic i una excursió inoblidable. Fins a la propera!.