En la Avenida Alexandre Rosselló, confluencia con la C/Gilabert de Centelles, hay en la acera una cruz de piedra que pone: “MURIÓ DE AQUÍ DESPEÑADO A CAVALLO D.IUSEPE DE TORRES VIREI AÑO 1645”. La verdad es
que habíamos reparado en ella alguna vez, pero nunca nos habíamos parado a leer
lo que ponía. Ahora si, y hemos indagado un poquito para saber algo sobre ello.
José de Torres Pérez de Pomar y Mendoza,
llegó a Mallorca como Virrey el 22 de noviembre de 1644. Estaba casado con
Teresa María Gómez de Sanabria y Ponce de León (viuda de José de Bayetota,
oidor de la Real Sala de Zaragoza) que llegó a ser la fundadora del Monasterio
de la Purísima Concención de las Clarisas de Palma, lo que es hoy el Convento
de Santa Magdalena.
Cuenta la historia que nuestro Virrey fue
excomulgado temporalmente en enero de 1645 por haber capturado a un “bandejat”
(bandido que estaba en busca y captura por un bando) que estaba refugiado en la
parroquia de Manacor (cabe recordar que en aquellos tiempos no podían entrar
las autoridades en las Iglesias en persecución de bandidos). Pero Pérez de Pomar y Mendoza se debía pasar
esta prohibición por el forro porque el 12 de febrero del mismo año, es
excomulgado de nuevo por el Vicario General “por haber sacado tres refugiados de la
Iglesia de San Jaime de Palma”.
El 29 de Julio de 1945, José de Torres Pérez
de Pomar y Mendoza, se cayó del caballo en el foso del baluarte de Zanoguera
(según la leyenda se le atribuye esta caída a un escarceo amoroso y a que alquien
puso en una oreja de su caballo mercurio).
La cuestión es que el batazaco debió ser de órdago, porque un mes más
tarde, el 2 de Agosto de 1645, murió a consecuencia de la caída. Le sustituyó
provisionalmente Miguel Sureda Santacilia.
Su esposa, después de quedarse viuda de
nuevo, profesó en el convento de capuchinas descalzas de Nuestra senyora de Los
Angeles de Zaragoza, en 1647, tomando el nombre de sor Clara Maria. Llegó a Mallorca acompañada de sor Dionisia
Bernarda Gómez y sor Clemencia Camporells. Sor Clara Maria y sor Dionisia
fueron alternándose, como abadesas del monasterio, hasta el 1705, fecha del
fallecimiento de la que había sido esposa de nuestro Virrey. A las dos les cabe
el honor de haber fundado, edificado y engrandecido el monasterio y la iglesia
que hoy podemos contemplar.
La cruz que hemos fotografiado que señala el
lugar donde se cayó el Virrey, ya figura en los planos de la ciudad que datan
desde 1650.
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