Transcurrían
los primeros años del siglo XVIII, cuando en Palma se puso de moda pasear toda
la familia en carruajes por la explanada de lo que fue el antiguo cauce de la
Riera (que había sido desviada y ahora entraba por el foso bajo las murallas
del Hornabeque) lo que ahora es el Borne y la Rambla.
En las “galeretes”
tiradas por mulas a las que se les cortaba la cola para diferenciarlas de las
que trabajaban en el campo, iba toda la familia, con las señoras engalanadas
demostrando la ostentación de sus joyas y vestidos festivos.
Es por ello
que en 1740 y a iniciativa del Capitán General José Vallejo, se arregló el
camino de ronda exterior de la Puerta de Jesús con la intención de prolongar el
paseo de las mencionadas “galeretes”, los llamados “ómnibus” y las carrozas
engalanadas con adornos de verdadero lujo que circulaban por los descampados de lo que hoy es el Borne
y la Rambla.
Salían de las murallas de la ciudad hasta llegar al convento
franciscano de Jesús, que se hallaba en lo que hoy es el hospital psiquiátrico casi
a las puertas de lo que iba a ser el cementerio (que aún no existía, los
cadáveres aún eran enterrados en los camposantos de las iglesias).
Puerta de Jesús |
Allí, junto
al convento, había una explanada (plazoleta de la Sra. Aina) que aprovechaban
para girar y volver a entrar de nuevo en la ciudad.
Dibujo de 1827 de la Puerta de Jesús donde se ve la estatua en honor a la fidelidad de Jacinto Mateu al principio de la Rambla |
Recuerda
Bartomeu Ferrà que cuando era niño, le gustaba mirar como paseaban las carrozas
porque era todo un espectáculo: “Estas se
solían parar delante de la heladería de Can Bartola que había en el Born, y
allí los criados bajaban a comprar helados que después llevaban a las señoras
que esperaban dentro del coche”.
En 1783 a
iniciativa esta vez del Capitán General Galcerán de Villalba, el paseo recobró
el aspecto definitivo.
Se sembraron árboles, se niveló la carretera, se hizo en
un lateral una acera para circular los peatones.
En la confluencia de los
caminos de Jesús y del Tirador, el arquitecto Gaspar Bennàzar por encargo del
Cardenal Despuig que fue quien sufragó estas obras, diseñó la plazoleta donde se
construyeron los actuales bancos curvos de marés con cuatro enormes hidrias
cuya forma recuerdan a unas campanas, de ahí que se conociera este paseo como
el de las Cuatro Campanas.
Así fue como
se creó el primer paseo extramuros de la ciudad de Palma que se convirtió a
finales del siglo XVIII hasta la primera mitad del XIX en el más concurrido de
la ciudad.
Y así
permaneció hasta que en 1821 se creó el cementerio un poco más lejos de donde
estaba el convento de Jesús, concretamente en Son Tril·lo.
Y desde entonces ese
paseo pasó a ser de un lugar de recreo a ser un camino lúgubre, porque todos los cortejos fúnebres de la
gente que fallecía en Palma pasaban por allí camino del cementerio.
Recuerda
Ferrà : “El séquito de hombres portando
un muerto a hombros con el baúl descubierto hasta la Puerta de Jesús pasando el
Rosario de camino a las “Cuatro Campanas” le marcó profundamente, pasando a
conocerse ese paseo como el “Camino del Cementerio”.
Con la
desamortización desaparece el convento de Jesús, de cuyo lugar únicamente nos
queda su belén que se encuentra en la actualidad en la iglesia de “La Sangre”.
Ruinas de lo que fue el Convento de Jesús que se hallan en el hospital psiquiátrico. |
En 1902 se
derriban las murallas de Palma y sus antiguos fosos son ocupados por las
actuales Avenidas, creándose el Ensanche de Palma.
En esta zona, donde existía
el campo de fútbol del “Alfonso XII” y el hipódromo, se comienzan a construir
edificios pasando a denominarse ese lugar “Bons Aires”.
El paseo desapareció
completamente en 1932, cuando se tuvieron que realizar las rasantes para
construir la avenida del Conde de Sallent y la calle Barón de Pinopar,
permaneciendo pero la plazoleta de las “4 Campanas”.
Joan Alcover
recuerda aquello en uno de sus versos:
“Pensaments que
volen com a caravanes
de fulles empeses pels mateixos vents
si fossin visibles els meus pensaments,
passar els veríeu les Quatre Campanes…”
En la actualidad |
La última
rehabilitación y restauración de las piezas llevada a cabo en las “4 Campanas”
que ha quedado ubicado en la confluencia de las actuales calles de Luis Vives y
Jesús, ha sido obra del arquitecto Federico Climent, un vestigio histórico que
aún podemos contemplar.
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