Conocí a Blas Bleda en el Colegio de Notarios en el 73. Él era el
encuadernador del Colegio y recuerdo sus idas i venidas llevándose Boletines
Oficiales del Estado, de la Provincia, de las Cortes Generales, Revistas
Jurídicas, fascículos del Códigos, etc.etc. devolviéndolos días después
perfectamente encuadernados.
Es el último
encuadernador de aquellos que marcaron una época en los años 40 (mestre Mas del
carrer den Brossa, Sabater del carrer de la Missió, LLinás del carrer de la
Pau, Calatayud…).
Blai es una persona
afable que se hace apreciar por todos. Recuerdo también como reparaba las
fundas de pergamino de los protocolos notariales que estaban deterioradas y
luego las untaba con huevo…el huevo protege el pergamino y le da color, me
decía.
En cuanto a su
vida, no ha sido un camino de rosas
precisamente. El drama que tuvo que vivir con la muerte de dos hijas suyas, una
por cáncer y la otra, muy joven, por
adicción a las drogas que llevó también a que su esposa muriera años después
al no poder superar este drama, le marcaron profundamente. El tenis, deporte
que ha practicado hasta casi cumplidos los 90 años en que su cuerpo ya le ha
dicho basta, y su trabajo, le han servido como terapia según me contaba.
Pero ¿cómo se inició en
el mundo de la encuadernación?. La vida de Blai ha sido plasmada en varias
entrevistas que le han realizado en la prensa local. Nació en Barcelona el 7 de
marzo de 1923 y en 1926 murió su padre y la madre volvió a casarse tiempo
después. En 1929 la familia se vino a Mallorca contando él con 6 años de edad.
Se educó en la Juventud Antoniana y a
los 13 años el Padre Atanasio le colocó de botones en la Banca Recasens. Luego
trabajó para el Procurador Bernardo Jaume hasta que el farmacéutico Ginestra le
habló de una vacante que se había producido en la Imprenta Ordinas, de la calle
San Miguel. Necesitaban un chico para ir a recoger al muelle los periódicos (La
Vanguardia, Le Jornal…). Le daban diez céntimos para el tranvía y él iba
andando para ahorrárselos.
Estuvo trabajando en la
imprenta aplicándose en su trabajo hasta el punto que cuando los operarios, que
por su edad tuvieron que incorporarse al servicio militar, sus jefes le
encomendaron ya trabajos de coser libros, prensado, etc.etc.
Después de la guerra se
puso a trabajar en la Imprenta Guasch y aquí ya realizaba trabajos delicados
reservados para expertos. Tal es así que le llegó para restaurar un misal de
gran lujo del Obispado de Mallorca. Una vez concluido el trabajo el Obispo
Miralles quedó encantado y fue él quien le recomendó, cuando tuvo que
reincorporarse al Servicio Militar, para que lo destinaran a la imprenta de
Aviación donde pudo continuar sus trabajos de imprenta.
Y fue en el año 1948
cuando Blai monta su primer taller de encuadernación en la calle del General
Barceló, 22, junto al Estudio General Luliano. Allí Blai tuvo que granjearse la
confianza de los posibles clientes. Iba a ofrecerse a abogados y procuradores y
así comenzó a trabajar encuadernado tomos de fascículos del Código Civil para
ellos.
Pero ah!, llegaron los
años 50 y con ellos la explosión del turismo en Mallorca y Blai se dio cuenta
que todo el mundo se estaba aprovechando de ello y pensó que él también lo
debía hacer, pese a tener que dejar “aparcada” su profesión que tanto le
apasionaba.
Así fue como la vida de
Blai dio un cambio radical convirtiéndose en un polifacético personaje muy
conocido en el mundillo de la hostelería mallorquina.
Con Errol Flynn |
En 1950 Blai es
contratado como “Maître” en el Real Club Náutico de Palma. Su porte, educación
y don de gentes, le hace granjearse la confianza de personajes famosos que
organizan sus banquetes para que les
atienda él. Errol Flynn le encarga un almuerzo en su yate, la Condesa de Ribas
le encarga un catering para que él se lo sirva en su casa…
Atendiendo a la Condesa de Ribas |
El dinero entra en
casa de Blai y es así cuando decide en 1955 regentar el restaurante del Círculo
Mallorquín (lo que es ahora el Parlament).
Lo convierte en este tiempo en
referente de banquetes nupciales y de personajes conocidos como el que ofreció
a Don Fernando Terry (propietario de las famosas bodegas).
Sirviendo a Don Fernado Terry |
Un año más tarde Blai
decide abrir, ahora en propiedad, el Restaurante “Tebas” (ya desaparecido)
donde asume toda la responsabilidad y comienza a hacerse un nombre como repostero.
Reconocidos eran sus “Crepes Suzettes” por poner un ejemplo.
Su aventura al frente
del restaurante dura 10 años donde se llegó a servir hasta cuatro banquetes en
un mismo día…pero en hostelería renovarse o morir… y tiene que dejar el
restaurante para reincorporarse como Maître en el Hotel Victoria.
Fue allí, en 1967,
cuando Don Juan Alemany Vich, Decano del Colegio de Notarios, sabedor de la
fama que había tenido como encuadernador, le propone reincorporarse a la
plantilla del Colegio Notarial, a lo que Blai accede encantado, deja la
hostelería y vuelve a su pasión: encuadernar.
Monta su taller en la
calle Monterrey y es allí donde realiza sus obras más emblemáticas.
La encuadernación de “Manuel de Falla en Mallorca” de Mn.Juan Maria
Thomas.
Un álbum de firmas que le encargaron desde Sudamérica con motivo de las
Bodas de Oro sacerdotales del Rvdo. D.Pablo Ramis, misionero de San Vicente de
Paúl.
Un libro que Don Francisco Alcover, propietario de los tranvías de Palma
dedicó al anterior Jefe de Estado sobre la “Historia de los Tranvías Eléctricos
Interurbanos de Palma”.
En el Casal Balaguer , sede del Circulo de Bellas Artes , donde el Alcalde de Palma Don Rafael de la Rosa obsequió a los Príncipes de España con un libro encuadernado por Bleda |
Entrega del Libro |
Uno por encargo del Ayuntamiento de Palma para regalar
a los entonces Príncipes de España e infinidad de libros de firmas, de actas,
etc.etc.
La pulcritud de los trabajos
realizados por Blai queda plasmada en todas sus obras.
Una vez jubilado, donó
toda su maquinaria y herramientas al Ayuntamiento de Palma.
Cuando se la
llevaron al Palau Solleric, lloró, confiesa él en una entrevista, “quiero tanto
esta maquinaria que no me hubiera gustado que la vendieran como ferro vell”.
Reproducimos por último
unos pasajes de una entrevista que le realizó Xisco Busquets para el Diario
“Ultima Hora” el 8 de enero de 2011.
“X.B.- ¿Y cómo es
que ahora está tan feliz, risueño, alegre...?
B.B.- Después de morir mi señora estaba delgado, famélico... Un día fui al Club de la Tercera Edad de Via Argentina. Me apunté a una excursión de un día, que por cierto, hacía siete años que sólo iba del taller a mi casa y casi no pude reconocer las carreteras de Mallorca de lo cambiadas que estaban. Y, ¿sabe lo que ocurrió?
X.B.- Que conoció a alguien importante para su vida...
B.B.- Conocí a una señora, Ana Vallejo. A los dos meses le dije: "¿Qué nos pasa a ti y a mi?" Y me contestó: "No lo sé, pero me has caído en gracia".Y yo le dije: "Pues tu, a mi, también". Le gano de diez años, tengo una edad avanzada, casi no sirvo para nada... (Risas)
X.B.- ¡Pues yo le veo muy animado!
B.B.- ¡Ella me ha animado! Toda la gente me decía: "¡Qué cambio has hecho, Blas!" me encontraban más alegre, en fin, que he tenido mucha suerte conociendo a esta señora tan buena persona, y estoy muy agradecido.
X.B.- ¿Está enamorado?
B.B.- Sí, pero no sé cómo explicarlo porque a mi edad ya se lo puede imaginar... Viene a ser como...: saber que tienes una compañía, un refugio, tenc a on anar. ¡La compañía es lo que me salva!
X.B.- ¿Y su nieta?
B.B.- Vive conmigo.
X.B.- ¿Come de todo?
B.B.- Hombre, de tot però amb coneixament: Truita, pa amb oli... lo que más me gusta es el arròs brut que me hace Ana. De todas maneras el médico me ha quitado lo que más me gustaba: ses dones i sa llagosta.
X.B.- ¿Quién ha sido, el médico o los años?
B.B.- (Risas) Los años, pero yo digo que es el médico. Esto fue lo que le dije a Ana cuando nos conocimos.
X.B.- ¿Teme a la muerte?
B.B.- No, no, miedo no. Cada mañana cuando me despierto, me levanto poco a poco para saber si estoy vivo. Uep! un día más y doy gracias a Dios por estar vivo. También doy gracias a todos mis clientes por haberme ayudado a pasar mi vida.”
B.B.- Después de morir mi señora estaba delgado, famélico... Un día fui al Club de la Tercera Edad de Via Argentina. Me apunté a una excursión de un día, que por cierto, hacía siete años que sólo iba del taller a mi casa y casi no pude reconocer las carreteras de Mallorca de lo cambiadas que estaban. Y, ¿sabe lo que ocurrió?
X.B.- Que conoció a alguien importante para su vida...
B.B.- Conocí a una señora, Ana Vallejo. A los dos meses le dije: "¿Qué nos pasa a ti y a mi?" Y me contestó: "No lo sé, pero me has caído en gracia".Y yo le dije: "Pues tu, a mi, también". Le gano de diez años, tengo una edad avanzada, casi no sirvo para nada... (Risas)
X.B.- ¡Pues yo le veo muy animado!
B.B.- ¡Ella me ha animado! Toda la gente me decía: "¡Qué cambio has hecho, Blas!" me encontraban más alegre, en fin, que he tenido mucha suerte conociendo a esta señora tan buena persona, y estoy muy agradecido.
X.B.- ¿Está enamorado?
B.B.- Sí, pero no sé cómo explicarlo porque a mi edad ya se lo puede imaginar... Viene a ser como...: saber que tienes una compañía, un refugio, tenc a on anar. ¡La compañía es lo que me salva!
X.B.- ¿Y su nieta?
B.B.- Vive conmigo.
X.B.- ¿Come de todo?
B.B.- Hombre, de tot però amb coneixament: Truita, pa amb oli... lo que más me gusta es el arròs brut que me hace Ana. De todas maneras el médico me ha quitado lo que más me gustaba: ses dones i sa llagosta.
X.B.- ¿Quién ha sido, el médico o los años?
B.B.- (Risas) Los años, pero yo digo que es el médico. Esto fue lo que le dije a Ana cuando nos conocimos.
X.B.- ¿Teme a la muerte?
B.B.- No, no, miedo no. Cada mañana cuando me despierto, me levanto poco a poco para saber si estoy vivo. Uep! un día más y doy gracias a Dios por estar vivo. También doy gracias a todos mis clientes por haberme ayudado a pasar mi vida.”
Un placer y un honor haberte conocido
Blai.
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